Natalia Etcheverry fue condenada por asesinar a su propia hija de 8 años y si bien llegó en libertad a la audiencia, los jueces del Tribunal N° 3 ordenaron su inmediata detención. Entre lágrimas sostuvo su inocencia.
Natalia Etcheverry llega a Tribunales acompañada de su familia. Antes de ingresar al hall del edificio es abrazada intensamente por un hombre que intenta calmarla. Una hija le ofrece agua una vez, dos veces, tres. No es sed lo que le seca la garganta y le provoca lágrimas, es que desde 2022 tiene atragantada la muerte de su hija C., de 8 años.
Son las 11.45 y Etcheverry sube por el ascensor hasta el sexto piso. El viaje le podría parecer el más largo de su vida, pero de haber sabido que era el último que haría en libertad, tal vez habría intentado disfrutarlo. Es imposible saber en qué piensa mientras se acerca al Tribunal N° 3, donde en minutos escuchará que tres jueces la condenan a 16 años por el asesinato de su hija.
Etcheverry, acusada de haber asesinado a su hija de 8 años al suministrarle alcohol y éxtasis, atravesó el juicio en prisión domiciliaria y en la última audiencia, la definitiva, está acompañada por diferentes familiares que la abrazan, la contienen. Una vez más su hija mayor le ofrece agua, una vez, dos, tres.
Del otro lado otros familiares de C.. Llegan cabizbajos y entran a la sala de audiencias aunque todavía no está permitido. No quieren cruzarse ni intercambiar miradas con Etcheverry o con otros familiares de C., ya que, en definitiva, en el juicio todos los presentes eran familiares de la niña.
El juez Fabián Riquert, acompañado por Juan Manuel Sueyro y Federico Wacker Schroder, comienza a leer la sentencia y cuando dice claramente que descartan el accidente y señalan que se trató de un homicidio con una culpable las lágrimas empiezan a brotar en los presentes de los dos lados de la sala, porque entienden que Etcheverry será condenada. Aunque cada lágrima tenga al final otro significado.
—Condenar a Natalia Etcheverry como autora penalmente responsable de homicidio agravado por el vínculo con circunstancias extraordinarias de atenuación a la pena de 16 años de prisión. Revocar el arresto domiciliario y disponer su alojamiento inmediato en la Unidad Penal 50 de Batán.
Las palabras de la secretaria del Tribunal N° 3 se interrumpen por el llanto de Etcheverry, por el grito de su hija, por las quejas de los allegados de la imputada.
“Yo no hice nada, por qué no dicen la verdad”, gritó Etcheverry desconsolada mientras le colocaban las esposas. Su voz se entre corta, tiene la garganta seca, tiene más que nunca atravesada la muerte de su propia hija por cuyo crimen fue condenada.