Tiene 90 años y es uno de los artistas argentinos más importantes. Estuvo en el Museo MAR, donde se expone una parte de su vibrante obra. Contó por qué se siente cómodo con las instalaciones de arte.
“Venían y me decían que tenía buen gusto y eso me reventó porque yo buen gusto no tengo, tengo otra cosa”. Acentuó “me reventó” y, con su gesto de espontaneidad, el artista Luis Felipe Noé causó gracia. A sus 90 años, en Mar del Plata, recordó cuál fue el momento en que decidió que su pintura abandonara la quietud del plano y saliera de los límites formales del marco.
En realidad, no se trató de una decisión que tomó de un momento a otro. Fue “un proceso”, remarcó ‘Yuyo’, tal como se lo conoce, desde el auditorio del Museo MAR, donde brindó una charla junto al también artista Eduardo Basualdo, moderada por Natalia Revale, responsable del área de educación de la Fundación Noé.
Una vista aérea de la charla.
Además, en este museo bonaerense se encuentra expuesta una parte de su obra “Visión quebrada”, que consiste en instalaciones vibrantes, vitales, verdaderos universos compuestos por imágenes y detalles sorprendentes, siempre dominados por un color que sacude, conmociona y estimula, todo al mismo tiempo. Se la podrá recorrer hasta el 3 de marzo inclusive en el primer piso, con entrada libre y gratuita.
A ‘Yuyo’ se lo considera uno de los precursores de las instalaciones: obras de arte en tres dimensiones. “Mi primera exposición fue en el 59. Hice una serie de exposiciones muy rápido. En el 61 ya estaba haciendo mi cuarta exposición. En ese momento tenía una exposición sobre la historia argentina. Era la época del informalismo y había una especie de rivalidad entre los pintores abstractos y figurativos, algo que me pareció absurdo”, recordó.
“Yo tenía una experiencia abstracta en el informalismo rescatando la figura -siguió-. Además, mamé de mi padre la pasión por la historia argentina, mamé la violencia intrínseca de toda la historia argentina. Así nació la serie ‘Federal’, que tuvo mucho éxito porque era atonal. Venían y me decían que tenía buen gusto y eso me reventó, porque yo buen gusto no tengo, tengo otra cosa”.
Atento a las marcas de la época en que fue más joven, el artista también empezó a poner en crisis el concepto de “unidad de la obra” que muchos decían ver en su propuesta estética. “Yo decía, en un mundo como en el que vivimos, en que todo está contrapuesto, en que todo es distinto, no hay un solo edificio que sea igual al otro, toda esta ruptura permanente, de qué unidad hablan. Permanentemente, estuve oyendo de violencia. Yo nací en el 33, Hitler subió al poder en el 33, estuvo la Guerra Civil Española… Y empecé a hablar de visión quebrada y de ruptura de la unidad de la obra, de cuadro dividido, de ensayos. Me quedó el concepto de visión quebrada y ese concepto me llevó cada vez más a obras que se salían de la pared y se proyectaban en el piso y en el espacio. Confieso que hasta ese momento yo no había visto una obra que fuera una instalación”, contó.
La visión quebrada del arte lo llevó directo al concepto de caos, en el que empezó a investigar y a conceptualizar en publicaciones escritas y libros. “El caos como estructura, parecía una incoherencia que el caos pudiera tener estructura, que viene del despelote general y ahí comencé a trabajar con eso”.
Fue ese caos, que ‘Yuyo’ busca asumir -el libro que terminó de escribir se titula “Asumir el caos”-, lo arrojó a crear un neologismo: “caosiendo”, en alusión a la mixtura de los vocablos “cosiendo” y “caos”.
“En el último tiempo, primero convocó a la pintura tirándola y luego empieza la parte de dibujar las formas y a bordar, es una mezcla de pintura con dibujo y ahí sale una especie de bordado con negro. En este momento pinto bastante la línea, el color y también me interesa el tono y la modulación. Todo eso es un proceso, la relación de esos elementos, me gusta cómo se van casando”.
Para Basualdo, cuya obra original e inquietante fue alabada por ‘Yuyo’, el caos también resulta interesante para indagar. “Me interesa abordar desde el arte, desde la psicología, todas esas estructuras que nos inventamos y alimentamos para no poder ver ese magma caótico”, observó y confesó el respeto por Noé. “Era muy difícil venir acá a hablar con Yuyo”, reconoció.
La obra de Basualdo se encuentra expuesta en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. El artista entendió que lo que comúnmente se llama “estilo” de cada pintor no es más que un espejismo. Y en ese sentido, entendió: “Que el estilo quede claro al final del trabajo de uno y que uno no parta de ese lugar, de ya saber cómo se ve su obra, sino intentar perderse, tener equívocos con uno mismo y expandir los límites de la obra, el estilo son las decisiones que uno va tomando y no tanto la materialidad”.
Coincidió ‘Yuyo’. “El estilo está en la búsqueda, hay pintores que pintan siempre el mismo cuadro de una manera u otra, un poquito corrido para un lado o para el otro. El estilo es la ansiedad” por definir rápido una obra que, según su visión, debería mutar todo el tiempo.
“Había un crítico del diario La Nación que hablaba de que fulano de tal ‘está en lo suyo’. ‘Estar en lo suyo’ era pintar más o menos siempre lo mismo, que había logrado una personalidad. Y en ese sentido yo no tengo personalidad, porque la personalidad que tengo es la búsqueda permanente”, observó ‘Yuyo’, antes de preguntarle fresco a su colega -ya en el final de la charla- “¿no te aburriste?”. Y otra vez, rieron quienes lo escucharon atentamente, con la reverencia que se le tiene a un maestro.