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La Ciudad 10 de septiembre de 2017

“En un pasado muy lejano, hubo temporadas con mayor temperatura que la actual”

El meteorólogo duda de que la responsabilidad sea exclusivamente humana y considera que son los países desarrollados los que deben tomar las grandes medidas, ya que "son los que generan los principales problemas de contaminación".

LA PLATA

Los argentinos hablamos con total liviandad de la temperatura, el pronóstico del tiempo y el cambio climático; son temas que forman parte de nuestras charlas cotidianas en la calle, el trabajo o el ascensor.

Pero es la meteorología, la ciencia encargada de estudiar la dinámica de la atmósfera y el comportamiento del clima del planeta, la que se hace las preguntas y las respuestas indicadas.

Para conocer un poco más, LA CAPITAL entrevistó a Horacio Sarochar, licenciado en Meteorología y Ciencias de la Atmósfera de la Universidad de Buenos Aires.

En esta nota, Sarochar -además docente secundario y universitario- explica cuáles son las áreas menos conocidas de la profesión y devela algunos mitos populares en torno a la meteorología.

También habla sobre el cambio climático y la influencia humana en el calentamiento global, y asegura: “El clima cambia siempre; ha cambiado en toda la historia de nuestro planeta: en un pasado muy lejano, cuando ni siquiera existía la especie humana, hubo en el planeta temporadas con mayor temperatura que la actual”.

LA CAPITAL: Cuando se habla de cambio climático, ¿se habla de más inundaciones, mayores períodos de sequía e inviernos menos fríos?

Horacio Sarochar: En Argentina y el hemisferio sur en general no es tan evidente el cambio climático, especialmente en lo referido al calentamiento global, pero sí ?al menos en la región pampeana- es evidente que hay inviernos cada vez menos rigurosos y una tendencia notable al aumento de las lluvias, sobre todo de las tormentas severas.

¿Cree que el cambio climático es responsabilidad del hombre, que es un fenómeno de la naturaleza o hay una conjunción de factores?

-Eso está en discusión, la mayoría de los climatólogos y de quienes estudian el cambio climático asignan un rol importante al ser humano, pero también están quienes piensan que es un poco más relativo. El clima cambia siempre; ha cambiado en toda la historia de nuestro planeta: en un pasado muy lejano, cuando ni siquiera existía la especie humana, hubo en el planeta temporadas con mayor temperatura que la actual. Yo creo que alguna influencia debe de tener el hombre: el calentamiento global se nota más en el hemisferio norte porque hay más población, más industrias, más de todo… Y un tema no menor es la deforestación, que tiene implicancias a escala global pero también regional. Cada vez son más las áreas de bosques nativos que se deforestan para aplicar esos terrenos a la agricultura o la ganadería y eso genera cambios en la adaptación de los suelos a las lluvias severas e inundaciones, las cuales son cada vez más abundantes en ese tipo de regiones.

¿Pueden los Estados tomar medidas para mitigar o frenar las consecuencias del cambio climático?

-Sí, pero siempre hablando de los Estados principales. El tema del cuidado del medio ambiente es a veces un poco tirano, y esto no suena simpático para las organizaciones no gubernamentales como Greenpeace, que intentan restricciones especialmente para los países en desarrollo, cuando los desarrollados, que son los que generan los principales problemas de contaminación, no limitan tanto sus actividades porque eso resentiría sus economías.

¿Podemos las personas contribuir individualmente para mejorar la situación?

-Por supuesto que sí, podemos por ejemplo cuidar el consumo de gas y de energía eléctrica para reducir la emisión de dióxido de carbono a la atmósfera. Pero hay que tener en cuenta que aunque los argentinos redujéramos al máximo nuestras emisiones, nuestra influencia a nivel global no sería siquiera notable comparado con lo que producen y gastan otros países industrializados como Estados Unidos y China, que es un contaminador serial.

La investigación científica

¿Cómo cree que funciona el Servicio Meteorológico Nacional?

-Muy bien, al menos desde que volvió a las manos civiles en 2007 y, después de casi 40 años, dejó de estar intervenido por la Fuerza Aérea. Por supuesto que hay muchas cosas para mejorar: la tecnología y el presupuesto son grandes limitantes, y tampoco cuenta con todo el personal que es necesario. Formar meteorólogos es laborioso y costoso y no hay mucha gente que se dedique a eso. Y también hay un margen de error que es característico del trabajo meteorológico, de los modelos que se usan para predecir el tiempo y de la atmósfera; no podemos pretender que los pronósticos sean 100% perfectos, en ningún lado lo son.

La imagen del meteorólogo ha cambiado en los últimos años, ¿coincide?

-Sí, durante muchos años se limitó a dar el pronóstico ?el área más conocida de la meteorología- y, en general, esa tarea no estaba a cargo de meteorólogos, a excepción de la señora Nadia (Zyncenko, histórica pronosticadora de Canal 7), meteoróloga de formación. Pero en meteorología hay muchas otras áreas de investigación científica que son menos conocidas, como la mejora en los modelos de previsión numérica y el asesoramiento a profesionales del agro: si no hubiera meteorología no habría tránsito bioseguro, no existirían ni la navegación segura ni las previsiones para la industria agropecuaria. La meteorología es necesaria también para cuestiones más increíbles, como la programación de un gran recital.