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Interés general 23 de febrero de 2017

La fantasía de la CGT de unir al peronismo

Por Walter Schmidt

“Nosotros indudablemente con nuestro accionar podemos contribuir fuertemente a la unificación del peronismo”, reflexionaba días atrás uno de los referentes de la CGT Juan Carlos Schmid, acerca de la situación del PJ.

Como si se tratara de un presagio, la decisión de la central obrera de marchar contra el gobierno de Mauricio Macri el próximo 7 de marzo, generó que finalmente el PJ bonaerense pueda concretar una reunión el próximo viernes con la presencia de todos los sectores.

La semana pasada, el cónclave con Fernando Espinoza a la cabeza se había suspendido, mas que por “el clima” por la negativa de intendentes que rechazan la conducción del matancero en el PJ bonaerense, empezando por el Grupo Esmeralda y ampliándose a otros jefes comunales.

La reunión de la CGT con el Grupo Esmeralda, motivó la presencia de estos intendentes en la reunión peronista del viernes, porque la convocatoria del cónclave fue “para apoyar la marcha del 7 de marzo”.

Así, la central obrera -que en apariencia dejó de actuar indefectiblemente bajo el ala de Hugo Moyano o Luis Barrionuevo y ha demostrado algunos movimientos autónomos a esos dirigentes- consiguió en primer lugar, unificar detrás suyo al peronismo bonaerense. Y a la vez, logró sumar el apoyo del PJ nacional, el Socialismo y el Frente Renovador de Sergio Massa a la protesta del 7 de marzo.

Si bien el massismo intentó diferenciarse para no quedar pegado al pejotismo y prefirió no anunciar que marchará con los sindicalistas junto al PJ y a los socialistas, algunos dirigentes del Frente Renovador como Claudia Rucci y desde ya los de tinte gremial como Carlos Acuña, Héctor Daer y Facundo Moyano, serán de la partida.

Efectivamente, el peronismo ortodoxo, los kirchneristas y los massistas van a converger en la protesta antimacrista, encolumnados detrás de las banderas de la CGT.

Por las dudas, Schmid, de los miembros del triunvirato el dirigente mas contundente hacia las políticas gubernamentales, disparó: “Si ellos (por el Gobierno nacional) quieren mover el techo de las paritarias, nosotros vamos a mover el piso” y amenazó: “Si no hay rectificación (del rumbo económico), se van a profundizar las medidas de fuerza”.

Seguramente, del éxito de la movilización dependerá la realización del paro nacional que ya está pergeñando la central obrera y del que algo viene hablando con los dirigentes opositores.
El primer paro nacional contra la administración de Mauricio Macri encontrará al gobierno sin ninguna carta que mostrar en materia económica y cuando la Casa Rosada trata de franquear, de la mejor manera, las negociaciones paritarias.

¿Terminará la CGT convirtiéndose en un faro opositor tal como ocurrió con Saúl Ubaldini en los ’80? El contexto es distintos y la central obrera aún muestra una marcada heterogeneidad de opiniones y de intereses.

Sin embargo, así como el pronóstico de las elecciones dependerá de las expectativas económicas de la sociedad, lo mismo ocurrirá con el protagonismo de la CGT Azopardo en el ámbito opositor.