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La Ciudad 25 de febrero de 2018

“No me animaba a escribirlo por todo lo que pasó con Alicia Muñiz”

El periodista Carlos Irusta estuvo al lado de Carlos Monzón desde el principio de su carrera hasta el final trágico y contó cómo fue hacer el libro de su vida.

Carlos Irusta.

Carlos Irusta recorrió junto a Carlos Monzón el camino de una vida que lo tuvo todo. El periodista especializado en boxeo de El Gráfico fue testigo de una carrera que empezó de la nada, pasó por la gloria y terminó de manera trágica.

“No me animaba a escribirlo por todo lo que pasó con Alicia Muñiz,”, le cuenta a LA CAPITAL el experimentado periodista, sobre el trágico hecho que se produjo hace 30 años en Mar del Plata, que terminó con Monzón condenado a prisión.

Irusta, que actualmente trabaja en ESPN, contó cómo estuvo, por su labor periodística, al lado de Monzón hasta los momentos finales.

“Yo trabajaba en El Gráfico y eso te obligaba a estar cerca del protagonista, entonces la parte más alejada del deporte que tiene que ver con el juicio, la viví bastante cerca. De hecho, cuando a él lo declaran culpable, yo estaba sentado al lado de Abel, su hijo. Después lo fui a visitar a Batán y lo vi cuando estaba en UPCN Santa Fe que le hice una nota. Después al poco, tiempo muere. O sea que lo entrevisté en distintas etapas. Y lo conocí cuando no era nadie en Buenos Aires. No fui amigo de él, lo traté mucho”.

– ¿Su cercanía con el protagonista fue una complicación a la hora de escribir la biografía?

– A mí me complicó mucho. Al libro no me animaba a escribirlo por todo lo que pasó con Alicia Muñiz, que es un tema muy delicado. Hoy por hoy es muy delicado de tratar. Cuando pasó eso, no existía la palabra femicidio. Y hay gente que me dice que no entiende cómo puedo tener aprecio por Monzón. Uno tiene aprecio por la gente, después no sé. Es una cuestión de sentimientos.

Eso me costó mucho porque a la hora de escribir tenía miedo de que hubiera algún desfasaje. Por supuesto, yo no lo defendería a Monzón. Y eso lo solucioné primero, yendo a la dureza del archivo, de los hechos, sin grandes interpretaciones. Y por otro lado, hablé con Julieta Gómez Martí que es abogada, árbitro de boxeo y sostuvo una relación epistolar con Monzón cuando estaba preso. Ella era chica.

– ¿Qué sensación le provocó el final que tuvo Monzón?

– Era crónica de una muerte anunciada. Nació con ese destino de morir trágicamente o algo así. Los sueños de él, al salir de la cárcel, eran ir a ver a Susana (Giménez), ver a su hijo e irse del país. Creo que acá no hubiera podido vivir. Alguien le hubiera dicho algo, o él lo hubiera interpretado mal y hubiera terminado mal de nuevo.

– ¿Cómo considera que se llevó Monzón con la fama?

– La fama en general es muy difícil de manejar. Yo lo sentí cómodo con el tema, no lo sentí quejarse. El no era una figura popular como Locche, Bonavena o Saldaño. El fue viviéndolo de una manera en donde se mezcló por un lado una cuota de resentimiento y por otro, el hecho de decir: yo nací para esto.

– La de Monzón fue una vida que lo tuvo todo.

– No le faltó nada. Nació en la pobreza más extrema. Un día había ido Nicanor González del Solar, que cubría tenis y rugby, por El Gráfico a Europa. Un día llego a la redacción y dice: ‘Estuve en París y todo el mundo al decir Argentina, te dicen Monzón’. Eso no tiene explicación tampoco. No era un tipo demagogo, pero creo que los atraía un poco por la estampa que tenía.

“Fue grande hasta para retirarse”

Carlos Monzón fue el mejor boxeador argentino de todos los tiempos. Para reflejar lo que significó su presencia para el deporte nacional, Irusta hace hincapié en el final de la carrera, cuando enfrentó al colombiano Rodrigo Valdez.

“Para mí el mejor de todos era el último. Porque cuando él pelea con Rodrigo Valdez ya estaba con más ganas de retirarse. El KO a Benvenuti es extraordinario pero es de un hombre que está hambriento de gloria. El otro, es el de un hombre que está cansado. Monzón siempre se entrenó 100 puntos. Cuando él pelea con Valdez ya había filmado, se manejaba en Mercedes Benz. No tenía hambre”, opinó.

El periodista aseguró que “fue el mejor por eso también”. “Estoy seguro de que no quería boxear, sin embargo se entrenó y le dio dos palizas a Rodrigo Valdez. Inclusive hay una frase en el libro que es muy buena. El me dijo: “Uno nunca ve la piña que te voltea. Cuando Rodrigo Valdez tiró la derecha, la vi y no la pude esquivar”. O sea: fue grande hasta para retirarse. “El se fue campeón”, consideró.