A pesar de haber sido objeto de más de un llamado a licitación y de que existe un enorme cartel emplazado en la diagonal de los artesanos, muchos comerciantes de la zona todavía ignoran que ese sector del microcentro será parte de una de las principales obras de embellecimiento urbano que pretende implementar la gestión del intendente Carlos Arroyo.

Estos trabajos forman parte de un plan nacional de Arquitectura – Renovación Urbana, con una inversión total cercana a los $100 millones.

En la diagonal

En el microcentro, se pretende focalizar los trabajos en el sector de la diagonal Pueyrredon, con una inversión de $44 millones. La obra consiste en la mejora integral del área delimitada por esa diagonal y las calles Hipólito Yrigoyen, San Martín y Rivadavia, poniendo el acento en el alumbrado público, el equipamiento urbano y las veredas.

Utilizando el ejemplo implementado en la ciudad de Buenos Aires, la propuesta para una de las zonas más transitadas de la ciudad busca dar “prioridad al peatón”, incentivando intervenciones que presten al paseo y la dispersión, además de prohibir el estacionamiento, sin restringir la circulación vehicular. Según estimó a LA CAPITAL el secretario de Obras y Planeamiento Urbano, Guillermo de Paz, estos y otros trabajos en la zona costera estarían finalizados para fin de año.

Incertidumbre de los artesanos

Pese a todo lo expuesto, comerciantes y vecinos de la zona aseguraron, en una recorrida en la que dialogaron con LA CAPITAL, no tener conocimiento de las obras que se llevarán a cabo ni cuáles serán las ventajas o desventajas a las que estarán expuestos una vez que se pongan en marcha los trabajos.

Lo más escépticos fueron los artesanos quienes, temerosos de no haber sido tenidos en cuenta en el proyecto, manifestaron sus inquietudes al respecto.

“A nosotros no se nos informó nada. Sería lindo que hagan esas obras, pero estaría bueno saber qué piensan hacer con los artesanos”, señaló Jorge, dedicado a los productos de madera, algo resignado.

“Habría que ver cuál es el proyecto, no sea cosa que nos saquen para hacer las obras y después no nos dejen volver”, continuó preocupado, al tiempo que aseguró que las ventas están “complicadas” y no pueden perder días de trabajo.

Lo cierto es que, en el otro extremo de la plaza al que ocupa el puesto de Jorge -uno de los tres en funcionamiento al momento de la nota-, se erige un enorme cartel en el que se anuncian los trabajos a realizar.

Si bien el texto asegura que allí tendrán lugar “nuevas áreas para actividades culturales y artesanales.

Construcción de paseo peatonal e incorporación de luminarias”, la imagen digital que acompaña el mismo no muestra los puestos, pero sí espacio de sobra para su colocación.

Confiterías expectantes

Las intervenciones urbanas propuestas también podrían acarrear posibles cambios en las confiterías de la zona.
Enumerando las ventajas que la puesta en valor podría alcanzar, De Paz también deslizó la posibilidad que las confiterías puedan expandir sus espacios de atención en la vía pública, algo que potenció las expectativas de los trabajadores del rubro.

“Sería lo ideal contar con más espacio. Ahora sólo podemos colocar tres mesas afuera y lo ideal sería sumar algunas más”, señaló Daniel, responsable de uno de los café-restaurante ubicado sobre diagonal Pueyrredon, entre Rivadavia y San Martín.

Si bien aseguró que “nadie comunicó nada sobre las obras” y que “no es la primera vez” que se elevan proyectos para poner en valor la zona, se mostró optimista ante el anuncio.

“Todo cambio es bueno, y acá es importante porque la gente tiende a pasear por Rivadavia y pasa de largo”, señaló.

Extender horario de cierre

Incentivar el paseo por la zona es otra de las razones por las que los comerciantes se encuentran ansiosos al conocer sobre las obras. Uno de los puntos donde más focalizan es en el referido al aumento de luminaria, ya que saben que esta inversión posibilitaría extender los horarios de cierre.

Tanto Silvina, responsable de un local de indumentaria femenina, y Jorgelina, encargada de un comercio de productos innovadores varios, coincidieron en definir a la zona como una “boca de lobos” cuando cae el sol.
“Después de las seis de la tarde esto ya es una cueva y no se puede andar. Nosotros cerramos 8, 8.30, porque el resto de los locales cierra a esa hora”, señaló Silvina.

En la misma línea se pronunció Jorgelina quien aseguró que la diagonal Pueyrredon es “otro mundo” en comparación con las arterias comerciales lindantes, San Martín y Rivadavia.

Por otra parte, Ana María, empleada de una chocolatería con más de 10 años de trayectoria en la ciudad, se mostró preocupada por cómo los cambios influirán en el tránsito.

“Hay mucha descarga de mercadería en la zona y además funciona como ‘desagote’ del centro. Y me pregunto, también, dónde vamos a poder estacionar nosotros”.