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La Ciudad 23 de octubre de 2017

Una mayoría que no responde a un único líder y le da aire a Arroyo

Sus concejales provienen de distintos partidos y espacios políticos. Sólo algunos reconocen como jefe al intendente. El transporte y la disposición de residuos, grandes desafíos.

El recinto del Concejo Deliberante.

por Ramiro Melucci

Con Vilma Baragiola como insignia, el oficialismo doméstico ratificó en las elecciones legislativas de ayer su preeminencia en el Concejo Deliberante. Como hasta hoy, gozará de una mayoría que le permitirá imponer sus proyectos y clausurar cualquier iniciativa opositora que considere inviable.

La mayoría de Cambiemos seguirá manteniendo una particularidad: estará compuesta por concejales que no responden a un único líder. Algunos reconocen como jefe al presidente Mauricio Macri, otros a María Eugenia Vidal; un grupo a la Unión Cívica Radical y apenas un puñado al intendente Carlos Arroyo.

Pero es una mayoría que le permitirá respirar tranquilo al jefe comunal. Sobre todo, si la decisión del presidente y la gobernadora es evitar las turbulencias políticas en uno de los grandes distritos de la provincia y mantenerlo en el cargo hasta la culminación de su mandato, en diciembre de 2019.

El primer interrogante que se abre tras las elecciones es qué papel jugará Baragiola. Cuando ganó las legislativas de 2013, se animó a ascender a la presidencia del Concejo, de la que fue eyectada en octubre de 2014. Con ese antecedente, acaso su intención sea conservar el perfil bajo que la caracterizó en la campaña.

La bancada mayoritaria tendrá el gran desafío de empezar a encaminar el sistema de transporte de los próximos años. En mayo de 2019 vence el contrato con las empresas concesionarias y el gobierno local deberá definir una prórroga o un nuevo llamado a licitación. En todo caso, el debate ya empieza a entreverse: ¿es necesario el metrobús? ¿Podrán hacerse combinaciones de colectivos? ¿Deben modificarse los recorridos?

Otra incógnita alude al predio de disposición final de residuos. ¿Por qué no prosperó, hasta ahora, el plan del Ejecutivo para ampliarlo cuando el colapso del módulo en que se vuelca la basura es cada vez más evidente?

En la agenda del Concejo también están los números preocupantes de las finanzas comunales. ¿Cómo hacer sustentable un municipio que lo destina casi todo a pagar sueldos y el contrato de la recolección de residuos?

La mayoría de estas preguntas no tuvieron respuestas en la campaña. De un tiempo a esta parte, los mensajes electorales apelan a generalidades y frases contundentes para captar el voto y evitan los asuntos espinosos que carecen de rédito electoral.

Tampoco sumó, en ese plano, la decisión de los candidatos oficialistas de no asistir a los debates, donde son más frecuentes las preguntas molestas y las controversias. Una decisión que responde a la vieja lógica de no discutir con otros candidatos, no entreverarse en polémicas, no contestar interrogantes específicos y limitarse a un discurso encorsetado cuando las encuestas pronostican un triunfo en las urnas. Arroyo ganó en 2015 con esa lógica. Quizá por eso su desempeño haya sorprendido a tantos, incluso del bando propio.