Recen por mí, rezo por vos, recen por él: Francisco, el papa argento
Nota de opinión de Gerardo Rodríguez, investigador de Conicet, Departamento de Historia de la Facultad de Humanidades de la UNMdP y Academia Nacional de la Historia.
El papa Francisco. Foto: EFE | EPA | Alessandro Di Meo.
Por Gerardo Rodríguez (*)
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El papa Francisco nos dejó temprano por la mañana, el lunes 21 de abril de 2025. El comunicado oficial del Vaticano nos dice que ha partido a la casa del padre, en realidad creo que murió sin morir… Había sido electo la noche del miércoles 13 de marzo de 2013, día en que abrazó nuevamente la cruz.
De las dos noticias me enteré por la televisión; las dos me causaron una sorpresa profunda, pero acompañada de emociones contrapuestas, la indómita alegría por tener a su santidad argentino y, ahora, la tristeza por su partida no esperada en estas Pascuas. Entonces, me abracé al dolor para recordarlo.
La primera vez salté muy contento en un bar de la Facultad, junto con los que circunstancialmente allí nos reunimos. En mi caso, estaba a punto de entrar a dar clases, la primera del cuatrimestre, de Historia Universal General Medieval, y la noticia llenó las horas, dado que como medievalista tenía mucho para reflexionar sobre las implicancias que suponía la votación por Jorge Mario Bergoglio, su coronación como Papa y la elección del nombre Francisco del Papa argentino. Sobre todo lo que esto significó como cambio de paradigma: un hombre de barrio, con profundos compromisos con los humildes y marginados, un pastor más que un teólogo, que llegaba con un pedido muy original, desde Brasil, a todos los creyentes pero en especial a los más jóvenes –hacer ruido para llevar el evangelio a todos los rincones del mundo–, como manera de enfrentarse al status quo de la Iglesia en particular pero de la sociedad en general.
La segunda vez lloré en silencio y en la soledad de mi casa. Me encontraba reprogramando el primer parcial de la misma materia, que con la justa actividad gremial se ha visto alterada. Esta vez pensé en la necesidad de valorar el legado de sus doce años de pontificado y de recordarlo como Francisco, el Papa argento, más que argentino, por su bonhomía que, si bien era universal, encarnaba en los gestos de su cara al recibir a los diferentes líderes mundiales (su amplia sonrisa o su austera seriedad), su profundo humor porteño (cuando un periodista le preguntó en qué andaba, en alusión a cuestiones de política internacional, él contestó que en silla de ruedas), su compromiso político por la democracia (cuando le recordaban que los líderes de la derecha son democráticos en cuanto ganaron elecciones, les recordaba el origen de Hitler y su cándida consideración inicial como Adolfito), su opción por los pobres (que siempre le recordaban a su opción por los curas villeros de Buenos Aires), su pasión por el fútbol (rezó junto con Maradona y los feligreses de la iglesia maradoniana o agradeció por algún triunfo de San Lorenzo, su club de Boedo), su elección por las infusiones (el mate), los dulces (los alfajores con dulce de leche) o las partes de sus vestimentas ajenas al lujo papal (sus negros zapatos gastados y su ajado maletín).
Y me acordé de su insistente pedido de recen por mí, que sonó en mi inconsciente colectivo como rezo por vos, recen por él. Su ruego podría ser interpretado de múltiples maneras, yo prefiero subrayar la humildad y el poder que implica el pedido de oración de quien dejó todo por esta soledad, incluso su propia tierra, a la que nunca pudo volver.
Se nos fue el Papa de los pobres, de los hambrientos, de los locos, de los que se fueron y los que están en prisión.
Para ser ciento por ciento argento le faltó ser bostero. Pero todo no se puede en esta vida…
Al escribir estas líneas, tuve en mis emociones y sentidos a dos temas musicales: “Inconsciente colectivo”, canción compuesta por Charly García, que forma parte de su álbum “Pubis angelical / Yendo de la cama al living” (1982) y “Rezo por vos”, compuesta por Charly García y Luis Alberto Spinetta y el único registro que quedó del truncado proyecto llamado Spinetta/García. El tema fue estrenado para el público por primera vez en 1985, en una ejecución conjunta de Spinetta y García y grabado por Spinetta en su álbum “Privé” (1986) y por García en su álbum “Parte de la religión” (1987).
(*) Investigador de Conicet, Departamento de Historia de la Facultad de Humanidades de la UNMdP y Academia Nacional de la Historia.
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