Explotaba sexualmente a mujeres y les tatuó sus iniciales en las partes íntimas
Facundo Uribe, 42 años, fue detenido tras un allanamiento en el complejo Soip, imputado por "explotación de la prostitución ajena". Una mujer de 23 años fue rescatada y desde la fiscalía buscan dar con más víctimas. Vulnerabilidad, violencia y abusos signados por el consumo problemático de drogas.
Frente de los departamentos allanados en el complejo SOIP.
Una luz roja arde en un departamento del complejo habitacional Soip hasta la llegada de un cliente por unos 30 minutos. Allí, mujeres en situación de extrema vulnerabilidad por sus adicciones son explotadas sexualmente a cambio de droga por un hombre que las marcaba como ganado, tatuándoles sus iniciales en las partes íntimas. La periferia de Mar del Plata escondía, a la vista de todos, una historia de terror.
La investigación, encabezada por la Unidad Funcional de Intervención Temprana de Violencia en la Familia y de Género a cargo de la fiscal Graciela Trill y el auxilia letrado Emiliano Fortunato, inició gracias a una denuncia anónima y, tras un mes y medio de trabajo de campo y una acumulación de evidencias y pruebas, se detuvo esta madrugada a Facundo Uribe, imputado por “explotación de la prostitución ajena”. Además, fue rescatada una mujer de 23 años, L.P., quien se encuentra internada en el Hospital Interzonal de Agudos.
El pasado 11 de julio, un llamado al 911 informó que en los monoblocks del Soip un hombre tenía retenidas “entre 5 y 6 chicas” para prostituirlas a cambio de droga. El denunciante, además, aportó el nombre de Facundo Uribe y que los hechos sucedían en el departamento 3 del monoblock 21.
Ante esta situación, la fiscal Trill le dio intervención al personal de la División Delitos Complejos de la Policía de la Provincia de Buenos Aires e iniciaron una investigación, en la que determinaron que precisamente Facundo Uribe, de 42 años, vivía en los departamentos 3 y 4 del monoblock 21 del Soip —en Antártida Argentina al 3400— y que tenía antecedentes penales por robo agravado por el uso de armas y lesiones leves y abuso sexual, denuncias que habían presentado dos mujeres y que luego retiraron. Estas mujeres resultaron ser, precisamente, explotadas sexualmente por Uribe.
Tras la pesquisa, los investigadores pudieron definir que, sin saber la fecha exacta, Uribe explotó al menos a tres mujeres, a quienes les proporcionaba el departamento 4 del monoblock 21 del Soip para prostituirlas a cambio de drogas, vivienda y todo lo que necesitaban. El imputado sería el encargado de procurar los clientes y los traslados a diversos lugares.
“La gravedad de los hechos traídos a conocimiento se enmarcan en una forma de violencia contra las mujeres que el imputado ejerce periódicamente y sin viso alguno de cese en el tiempo. Hay que proteger a estas mujeres, quienes, además, se encuentran en un contexto de vulnerabilidad marcado por sus adicciones a las drogas”, consideraron los investigadores.
Luz roja: sexo y terror
La luz roja encendida del departamento 4 del monoblock 21 del complejo habitacional Soip indicaba que había mujeres disponibles para ser prostituidas. Esa vivienda estaba conectada con el departamento 3, donde vivía Facundo Uribe y desde donde controlaba a las mujeres que prostituía a cambio de droga.
Según consta en la causa, las víctimas cobraban 90.000 pesos por cada “pase”, que duraba unos 30 minutos. Ese dinero nunca llegaban a quedárselo y se lo tenían que entregar directamente a Uribe, quien se aprovechaba de la situación de extrema vulnerabilidad en la que se encontraban y les proveía droga.
El relato de L.P. es de espanto. Su historia, a sus 23 años y con un hijo de 4, está signada por la vulnerabilidad, las adicciones, el abuso, la violencia y la explotación sexual. Es la única de las mujeres que pudo ser rescatada y se encuentra internada en el Hospital Interzonal, desde donde pudo dar su testimonio a los investigadores.
Entre las cicatrices que le quedaron tras haber sido explotada sexualmente durante casi un año, las más evidentes son la falta de piezas dentales y dos tatuajes que le hizo Facundo Uribe de su inicial: la letra F quedó tatuada en su pelvis y en su glúteo derecho.
L.P. conocía a Uribe del barrio y habían intimado en más de una oportunidad. En 2024 lo denunció por abuso sexual en una noche en la que se habían drogado, pero luego retiró la denuncia y expresó que no deseaba instar a la acción penal.
En su testimonio, explicó que el imputado le daba droga para venderles a los clientes y que en un día había llegado a hacer 700.000 pesos por los pases sexuales, de los que no vio ni un solo peso.
Además, dijo que Uribe le manejaba su cuenta de Facebook para arreglar encuentros sexuales con clientes. En la descripción de su perfil aún se puede leer: “La regalada del Soip, todavía no sé de quién es mi hijo y la falopa por p…, ya saben”.
Pruebas
Los investigadores han reunido pruebas contundentes contra Uribe para imputarlo, en principio, por el delito de “explotación de la prostitución ajena”, que prevé una pena de 4 a 6 años. Sin embargo, también existirían elementos para agravar el delito por violencia, amenazas o la vulnerabilidad de las víctimas, lo que aumentaría la pena en expectativa a 5 a 10 años.
La policía realizó tareas de inteligencia en la zona y corroboró que la luz roja encendida en el departamento 4 del monoblock 21 indicaba que había una víctima “disponible” para ser prostituida. Registraron cómo hombres ingresaban al departamento, la luz se apagaba y, tras unos 30 minutos, se iban y la luz volvía a encenderse.
“Dale amor, la estás haciendo muy larga”, llegaron a escuchar en más de una ocasión en la que el tiempo transcurría sin que el “cliente” se fuera del lugar.
También realizaron seguimientos discretos de Uribe en su camioneta Volkswagen Amarok cuando llevaba a una de las víctimas a ver a clientes. En una ocasión, llevó a L.P. hasta la escollera de Playa Grande, donde ingresó a un boliche que estaba cerrado y al cabo de 40 minutos se fue del lugar y volvió a subir a la camioneta.
“Estos movimientos son compatibles con el delito investigado”, consideraron Trill y Fortunato al solicitar el allanamiento y la detención de Uribe.
El operativo fue realizado este viernes a la madrugada. Además de la detención de Uribe y el rescate de una de las víctimas, la policía secuestró elementos de interés para la investigación, como la camioneta Volkswagen Amarok utilizada por el imputado y una máquina de tatuajes con tintas, que habrían sido empleadas para “marcar” a las mujeres con las iniciales F y, en otros casos, FU, es decir: Facundo Uribe.
Se espera que en las próximas horas Uribe declare ante la fiscal Trill. Además, los investigadores solicitan colaboración para dar con las demás víctimas explotadas.
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