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Cultura 20 de septiembre de 2025

Cinco cuentos sobre Facundo Quiroga y su cobarde asesino Santos Pérez, Franco Dall’Oste

"Cinco cuentos sobre Facundo Quiroga y su cobarde asesino Santos Pérez", lo nuevo de Franco Dall'Oste, se adentra en las pampas del siglo XIX para dar una versión del famoso Tigre de los llanos. A través de cinco cuentos, este libro se pregunta: ¿qué hay detrás de cada elección cuando la muerte acecha en cada esquina? ¿Cómo decidimos cuándo cada camino parece conducirnos al error?

Franco Dall'Oste, el autor del libro sobre Facundo Quiroga.

1 -¿Cuándo y cómo empezó tu acercamiento a la escritura?

-Es difícil definir un momento claro. Creo que la tentación es crear una narrativa de eso, decir que escribo porque este es el destino final de una historia que no tenía otro final posible. Tengo momentos desperdigados en la memoria, seguramente desfigurados, equivocados e incluso inventados. Puedo decir esto: en mi adolescencia encontré que la escritura, la pintura y la música me gustaban. Disfrutaba crear sin atenerme mucho a estructuras o técnicas.

Hacía, sin más. Luego fui a la Universidad y mi escritura se fue alimentando de la técnica periodística y de la reflexión comunicacional (estudié Comunicación Social con orientación en Periodismo). Ya para entonces había escrito dos intentos de novelas y varios relatos cortos. Entonces encontré a Marina Arias, quien se convirtió en mi mentora, y en esos años logré terminar mi primera novela publicada, que fue La Huevósfera y que narra todos esos años, esa etapa de formación no sólo para escribir sino para la vida en general.

2 -¿A quiénes considerás como tus maestros?

-Mis maestros escriturales fueron Marina Arias y Ulises Cremonte y sobre todo el espacio que llevan adelante -y que tengo el placer de integrar ahora como profe- llamado Laboratorio de Ideas y Textos Inteligentes Narrativos (LITIN). Podría decir que ellos fueron mis padres escriturales. Mi viejo seguro que también, no como escritor pero sí como un gran contador de anécdotas. Mi madre como artista en general y sobre todo como alguien que resuelve creativamente.

Ahora mis influencias fueron cambiando con los años. Empecé, como muchos, muy atravesado en la adolescencia por Cortázar, luego por Kerouac. Hasta que encontré a mi escritor favorito, Philip Dick, al que siempre vuelvo. Soriano ha sido una gran influencia también, y hoy podría destacar a Saer y Piglia. Y aún así estoy dejando muchísimos otros afuera, como Borges, Walsh, Briante, etc.

Y también personas amigas que también escriben y que tienen mucha voz en mi vida, como Nicolás Hochman, Rober Mur, Nico Verni, Paloma Baldi, Rebecca Deandrea, Facundo Dell Aqua, Dante Galdona y un gran, y seguramente muy injusto etcétera. También mi hermana, Carla, que es una gran artista visual que admiro mucho y con quien solemos compartir nuestras dudas o frustraciones durante los procesos creativos.

3 -¿Tenés alguna rutina para escribir?

-Sí. Algo que aprendí es que incorporar la escritura dentro de nuestras vidas como una rutina es clave. Pienso que uno no aprende a escribir ficción sino que se entrena. Como cualquier deporte necesita de una disciplina, de espacios de práctica, de técnica y también de algo más, un plus que tiene que ver supongo con eso que a veces llamamos “pasión”, que es un gusto inexplicable por resolver un problema muy específico e inutil, al que llamamos texto.

Cuestión, para responder a la pregunta, que sí. Particularmente lo que hago es tratar de tener las mañana para escribir. Si puedo todas, sino al menos tres veces por semana. Y algo más que me resulta clave: no usarlas sólo para escribir. También usar ese tiempo para mirar la hoja en blanco, para pensar, para corregir, dar vueltas. La creación a veces conlleva ese “no hacer nada”, necesitamos un espacio donde dudar.

4 -¿Cómo presentarías tu libro a alguien que todavía no lo leyó?

-En principio se lo presentaría como un compendio de 5 cuentos autoconclusivos pero que, a la vez, puede leerse como un “album conceptual”, sobre Facundo Quiroga y su asesino Santos Pérez. Así que a quien le guste la ficción histórica ya tiene algo ahí. No es un libro clásico, creo, en la manera de abordar el género y eso quizás le guste a otros lectores más omnívoros.

No hace falta saber de historia. Pueden buscar información, si quieren, pero están diseñados para resistir solos. Son ficciones, así que el rigor histórico, si bien busqué respetarlo, no fue mi principal preocupación. Lo que quería era ofrecer una historia, una versión de los personajes nueva, distinta y sobre todo honesta.
Si tengo que ser más concreto, la sinopsis es esta:

En el corazón de la pampa argentina del siglo XIX, un caudillo y su asesino se enfrentan a la incertidumbre. Facundo Quiroga, el Tigre de los Llanos, no es aquí un mito intocable, sino un hombre que duda. Santos Pérez, más que un simple verdugo, es el reflejo oscuro de las decisiones que tomamos cuando el mundo se vuelve ilegible.
A través de cinco cuentos, este libro se pregunta: ¿qué hay detrás de cada elección cuando la muerte acecha en cada esquina? ¿Cómo decidimos cuándo cada camino parece conducirnos al error?

 

Tapalibrofran

 

5 -¿Cuál fue el origen del libro?

-El libro empezó, como no podía ser de otra manera, con Sarmiento. Un amigo me prestó una revista literaria bastante vieja y en ella aparecía un extracto de El Facundo, específicamente la parte en que el autor cuenta el mito de por qué le decían “Tigre de los llanos” a Quiroga. Cuando lo leí me quedé maravillado. Me dije que quería reescribirlo a mi manera. Hacer una especie de “cover”.

Después pasé lógicamente a leer todo el libro. Sarmiento hizo un gesto ahí increíble que fue darle una mítica casi divina al gaucho para, paradójicamente, descartarlo como actor social y, sobre todo, para atacar a Rosas. Las cosas de las que, según Faustino, Quiroga y el gaucho en general eran capaces, rozaban las capacidades sobre-humanas. Pero también hay una gran atención a la tragedia, sobre todo al hundimiento de Facundo. Y esas partes, eran descritas con cierto deleite, obviamente porque era el punto del libro. Pero están tan bien escritas que me maravillaron y de todas quería hacer mi propia versión.

Primero elegí Barraca Yaco. Un evento histórico. Quiroga va hacia una muerte anunciada como si no pudiera frenar. Como si tuviera -todavía- que demostrar algo a alguien. Es una escena clave porque sabemos los datos, los rumores, pero nadie sabe bien qué pasó en esa galera que a pesar de las advertencias seguía adelante (al menos dos veces le avisaron a Facundo que lo esperaban para emboscarlo). Entonces hice lo que un escritor de ficción puede hacer: ficcionalizar. Rellenar los huecos históricos con imaginación.

Y mientras leía otra figura crecía: la del asesino, Santos Pérez, que vivía entre el caos de las batallas entre unitarios y federales de esos años, e incluso atravesó varios eventos históricos, aunque siempre como un personaje secundario. Y me llamó la atención porque su tragedia también fue terrible: un gaucho que quiere crecer, quiere ser más, hacerse un nombre; que quiere ser justamente como el tipo al que mata. Hay algo como antropófago ahí, una unión profunda entre ambos. Pero Santos no lee bien la situación, es ingenuo. No piensa que es parte de algo mucho más caótico y abrumador, hasta que se da cuenta que lo único que ha hecho es condenarse.

Algo extraño es que no hay tanta ficción sobre Quiroga como hubiera pensado. Más allá del Facundo, un poema de Borges y un cuento de María Rosa Lojo, no encontré mucho más. Y ni que hablar de Santos Pérez. De él sólo tenía unos pocos datos. Que había trabajado para Estanislao López, que había sido parte de la conquista de Córdoba y estuvo ahí cuando apresaron al manco Paz y que le gustaban las apuestas. También que el trabajo lo hizo para los Reinafé y que -algo que conmocionó a la opinión pública- supuestamente degolló a un niño que iba en la comitiva.

Luego se sabe que fue a ver a los Reinafé y estos intentaron envenenarlo. Y ahí dije: acá, esto quiero contar. Quiero pintar un cuadro de este personaje, de sus decisiones. Al final lo atraparon en la casa de su amante -este es otro cuento- y lo colgaron dos años después en Buenos Aires por orden de Rosas -este iba a ser un cuento pero nunca terminé de encontrar la historia, así que lo descarté-.

Finalmente me propuse cerrar el libro con un cuento que sea pura ficción. Me imaginé a los dos personajes coincidiendo, antes del evento que los une trágicamente, en una pulpería cualquiera en la inmensidad de la pampa. Y después, medio jugando me dije, ¿y si estos dos “bárbaros” con super-poderes para rastrear o comandar, resuelven un policial clásico? Así que de eso va.

6 -¿Podrías describir una zona del texto que sea tu favorita?

-Es difícil. Personalmente el de Barraca Yaco y el policial clásico son los que más disfruté escribir, los menos laboriosos. Pero en todos encuentro algo que me gusta y también cosas que no me conforman.

Quizás por dejar una cita que me dejó al menos satisfecho, puedo mencionar esta, que es el inicio del segundo cuento:

“Avanza la galera a través de la pampa cordobesa como una exhalación, llevando al comandante Facundo Quiroga junto a su amigo, el Dr. José Ortiz, de regreso de una misión de paz en el norte del país. Avanza y deja tras de sí una polvareda que se retuerce hacia el cielo, amarronada, como todo en aquellas tierras. Qué cosa bárbara, piensa el doctor, qué hermosura esa variedad de marrones, el arcilla, el pardo, el chocolate, marrones más o menos amarronados cubriéndolo todo, pegoteados a todo; marrones las montañas de Cuyo, marrón el viento zonda que engulle ciudades enteras y marrones los charcos, arroyos, canales y hasta el Río de La Plata. Intenta pensar en algo que no sea marrón: quizás los ojos de su señora esposa, azules, fríos como sus manos que jamás tiemblan, que jamás dudan. ¡El poncho del Comandante! El poncho que tiene puesto es rojo como un atardecer”.

7 -Si tuvieras que elegir a un personaje literario con el cual te identifiques, ¿a quién elegirías y por qué?

-¡Qué difícil! Creo que jamás lo había pensado. No sé si puedo elegir desde la identificación un solo personaje, pero sí ciertos rasgos de mis autores favoritos: la sospecha constante de los protagonistas de Philip Dick, los personajes-lectores de Piglia y cierta ternura melancólica de los de Auster.

8 -¿Por qué escribís?

-Creo que uno escribe siempre y cuando no sepa qué responder a esa pregunta. Porque la realidad es que la respuesta es distinta a cada hora, cada minuto, cada día que pasa. A los dieciséis era porque era terreno fértil para expresarme y conformar una identidad. A los veintipico porque tenía el sueño de ser un escritor famoso, una especie de rockero de las letras (como Kerouac). Ya pasados los 30 porque hace más de quince que escribo (quizás veinte) y como toda costumbre que permanece en el tiempo, se asienta bien profundo dentro de uno, casi como una necesidad más -digo casi, porque realmente sigue siendo una elección, una que tomo todos los días-. Es como volver a casa después de un día tormentoso, o como una piedra que sostiene un globo que de otra manera no tendría de qué agarrarse.

9 -¿Un libro para recomendar?

-Luces, de Nicolás Verni y OFF, de Marina Arias.

10 -¿Estás trabajando en algún proyecto de escritura actualmente?

-Sí, en varios. En general estoy diseñando una especie de territorio literario propio. Con cuentos y novelas que apuntan de alguna manera a darle mística a un pueblo que no existe. Cosa que me divierte muchísimo.
También junto a Nicolás Verni estamos escribiendo el guión para una historieta que va a tener mucho que ver con Quiroga y el contexto histórico luego de su muerte.

Y por otro lado estoy tratando de terminar un ensayo sobre la ficción de Osvaldo Soriano y la construcción del narrador desde una perspectiva comunicacional, como parte de mi tesis del Doctorado en Comunicación.

Biografía del autor
Franco Dall’Oste creció en Coronel Vidal y vive entre Buenos Aires, Mar del Plata y La Plata. Es comunicador social, gestor cultural y docente de escritura creativa en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP. En el año 2015 publicó su primera novela, La Huevósfera (Club Hem) y en 2025 Cinco cuentos sobre Facundo Quiroga y su cobarde asesino Santos Pérez (Caburé). Dirige Tlön, un espacio de talleres y cursos sobre escritura creativa.

Ficha

Nombre del libro: Cinco cuentos sobre Facundo Quiroga y su cobarde asesino Santos Pérez.
Nombre del autor: Franco Dall’Oste
Editorial: Caburé
Cantidad de páginas: 58
Año de publicación: 2025
Ilustración de tapa: Carla Dall’Oste

Disponible en El Gran Pez o vía compra online en https://caburelibros.ar/product/cinco-cuentos-sobre-facundo-quiroga-y-su-cobarde-asesino-santos-perez/

E-mail/Red social del autor: [email protected] / @francodalloste

Sinopsis breve
En el corazón de la pampa argentina del siglo XIX, un caudillo y su asesino se enfrentan a la incertidumbre. Facundo Quiroga, el Tigre de los Llanos, no es aquí un mito intocable, sino un hombre que duda. Santos Pérez, más que un simple verdugo, es el reflejo oscuro de las decisiones que tomamos cuando el mundo se vuelve ilegible.
A través de cinco cuentos, este libro se pregunta: ¿qué hay detrás de cada elección cuando la muerte acecha en cada esquina? ¿Cómo decidimos cuándo cada camino parece conducirnos al error?