Baldini: “El espectáculo es como un hijo, hay que cuidarlo desde el primer minuto”
El productor de espectáculos, y organizador de resonantes recitales a lo largo de los años en Mar del Plata y en distintas ciudades argentinas, aseguró que "en este oficio, cuando las cosas se complican, hay que decidir en caliente pero con la cabeza fría”.
A Pablo Baldini se lo puede definir de muchas maneras: productor, gestor, marplatense de alma, hombre de escenarios. Pero, sobre todo, es alguien que entiende el espectáculo como una forma de vida. Desde los años ochenta, cuando empezó manejando la banda de su hermano Andrés –Clase 65–, hasta hoy, su nombre se volvió sinónimo de organización, experiencia y una pasión que no se apaga.
“Empecé ayudando, sin saber demasiado, porque me fascinaba la energía de la música en vivo”, suele contar. En ese entonces trabajaba en la tesorería de Jonestur. Pero la oficina no pudo contra el vértigo del escenario. “Era una época en la que se podía aprender haciendo –recuerda–.Y así me quedé, para siempre”.
Con el tiempo, Baldini se convirtió en un referente indiscutido de la producción marplatense y nacional. Estuvo detrás de giras memorables –como Canción Animal, de Soda Stereo– y de recitales que marcaron a generaciones, como los de Charly García, Fito Páez, Los Redondos, La Renga, Mercedes Sosa, entre muchos otros. También formó parte del Festival Internacional de la Canción de Mar del Plata, donde, cuenta, “se aprende a producir con otros tiempos, otras lógicas, pero el mismo amor por la creación”.
Habla de Mar del Plata con el orgullo de quien la conoce de adentro. Sabe que no siempre es fácil romper el techo de lo local para alcanzar escala nacional, pero defiende con convicción el potencial de la ciudad. “A veces se habla de Rosario como un semillero de músicos, y lo es. Pero Mar del Plata tiene una riqueza cultural enorme: en la música, en las artes plásticas, en la literatura, en el teatro. Hay una energía especial, será el mar, será el sol, pero está”, afirma durante una extensa charla con Mesa Chica, el programa de streaming de LA CAPITAL y Canal 8.

Esa energía, sostiene, también se traduce en trabajo. Cada espectáculo que se hace en la ciudad genera movimiento en la hotelería, los restaurantes, el transporte. “Cuando hay un show importante, se mueve todo. Viene gente de afuera, se ocupan los hoteles, se llenan los bares. El espectáculo también es economía, no solo entretenimiento”.
El oficio y la seguridad
De Cromañón en adelante, Baldini se convirtió en un militante de la seguridad en los eventos masivos. Participó en la redacción y aplicación de normativas que todavía hoy son referencia. “Esa tragedia nos marcó a todos. Trabajé en ordenanzas y protocolos en Capital y después acá, en Mar del Plata. No hay que inventar nada: las reglas están escritas, solo hay que cumplirlas y controlarlas”, sostiene.

Habla con emoción cuando se refiere al cuidado del público. Confiesa que antes de cada recital se transforma. “Yo siento los espectáculos como si fueran mis hijos. Pueden pasar cosas, claro, pero nunca por negligencia. La clave está en la preproducción: si eso está bien hecho, la producción se disfruta tanto como el público”.
Ha tenido que tomar decisiones duras. Recuerda la noche de 1999, cuando la Policía intentó suspender un recital de Patricio Rey y Los Redonditos de Ricota y se lanzaron más de cuatro mil balas de goma. “Había miles de personas acampando. El intendente de entonces (Elio Aprile) dijo: ‘Hagamos lo que dice Pablo’. Y salió bien. En esos momentos hay que mantener la cabeza fría. Una mala decisión puede ser trágica”.

Sabe de presión. Y también de trabajo en equipo. “Las tareas se delegan, las responsabilidades no”, dice y agrega: “Siempre hay alguien que debe asumirlas. En este oficio, cuando las cosas se complican, hay que decidir en caliente pero con la cabeza fría”.
De los grandes artistas conserva historias y enseñanzas. Con Soda Stereo vivió la adrenalina de una gira nacional en plena crisis económica. Con Los Redondos, la intensidad de los recitales multitudinarios. Con Mercedes Sosa, la emoción de ver a 100 mil personas en silencio frente a su voz. Y con Charly, claro, la genialidad y la locura.
Baldini formó parte de una época irrepetible. Recuerda cuando en Mar del Plata había 200 shows por día en temporada, con estadios y patinódromos colmados. “Era un vértigo hermoso”, describe. “Había semanas con Los Piojos en el Poli, La Renga en el patinódromo y Chayanne en otro escenario. Y cuando terminaba el verano, salíamos de gira de Ushuaia a Mendoza”.
Esa escuela del hacer, explica, fue su gran maestra. “Uno no estudia producción en una universidad. Aprende con errores, con aciertos y con gente. Me tocó trabajar con músicos inmensos y con equipos técnicos de los que sigo aprendiendo”.

Hoy, a los 64 años, sigue pensando en el futuro. “No quiero quedarme en la melancolía del pasado. Mi desafío es ver qué voy a hacer hasta los 70. Sigo con proyectos, sigo con ganas. Quiero estar unido a mi familia y a mis hijos en lo que viene. Me gusta aprender de ellos, escuchar la música que escuchan, ver cómo piensan el espectáculo de hoy”.
Su compromiso no se agota en los escenarios. Desde hace siete años impulsa el proyecto Estufas Sociales, que fabrica y entrega calefactores a familias vulnerables junto a Cáritas y empresas locales. “Ya llevamos más de 550 estufas. Es una forma distinta de producir: en lugar de un show, generamos calor para alguien que lo necesita. Eso también es parte del oficio”, dice.
De los shows que vienen, deja entrever algunos nombres: La Vela Puerca, Diego Torres en el Polideportivo y una muestra interactiva que promete ser un nuevo atractivo del verano. “Mar del Plata está lista para volver a creer en los grandes eventos. Hay talento y hay público. Solo hace falta decisión”, apunta.
