Segunda oportunidad de la gira para Quilmes de asegurar su permanencia en la máxima categoría, aunque más complicada que la que dispuso el sábado, cuando no dependió de terceros.

El equipo “tricolor” visitará a Obras Básket, que marcha octavo en la tabla de posiciones, no tiene ya chances de saltar a la séptima posición y sólo podría caer a la novena si pierde los dos juegos que le restan y Bahía Basket se impone en sus dos últimas presentaciones.

De más está decir que la campaña del conjunto dirigido por Gregorio Martínez es mejor que la quilmeña y que, en condiciones normales, los suyos serían dueños del favoritismo. Pero los porteños se juegan muy poco y Quilmes, en cambio, muchísimo. Nada menos que asegurar otro año en el primer nivel del básquetbol argentino.

De todos modos, esta noche ganar puede no ser sinónimo de salvación para Quilmes. Para estar tranquilo de una vez por todas, además, el conjunto dirigido por Javier Bianchelli necesita que Peñarol le gane a Ferro Carril Oeste. De lo contrario, sufrirá hasta el miércoles, día de disputa de la última fecha, en la que visitará al colista Salta Básket.

En relación a sus dos últimas presentaciones, el elenco “tricolor” necesita un vuelco. Viene de dos partidos malos, saldados ambos con caídas durísimas: en casa con La Unión de Formosa y en Caballito ante Ferro.

Quilmes volvió a defeccionar defensivamente, como en gran parte de la temporada. Pero lo verdaderamente extraño de ambas noches fue el flojísimo nivel de sus dos mejores atacantes: Eric Flor y Enzo Ruiz.

Más allá de que el resto da la cara -y con creces-, con una defensa tan poco fiable, el equipo necesita mucho de partidos, como mínimo, normales de sus dos principales referencias ofensivas. De lo contrario, las chances de ganar se le reducen mucho. Quilmes apuesta a ese vuelco para dejar de sufrir.