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Deportes 26 de mayo de 2018

El campeón del mundo del futuro

Italia fue "local" en Mar del Plata y se gestó un nuevo equipo . Salió con muchas críticas desde Roma pero se encontró con el funcionamiento y el alumbramiento de una generación, encabezada por Paolo Rossi, que cuatro años después llegaría al máximo título.

El festejo de Italia ante Francia con el aliento de un estadio repleto.

Por Vito Amalfitano

Llegamos a pararnos con un solo pie. No había lugar para el otro. Así, muy apretados, como nunca, estuvimos los marplatenses que asistimos a la tribuna popular sur del estadio Ciudad de Mar del Plata, en la tarde plomiza del 2 de junio de 1978, para el partido Italia-Francia, el de más concurrencia en la historia en lo que luego sería el Minella si hablamos de fútbol, (de hecho sólo hubo más gente allí 27 años después, cuando estuvo Hugo Chávez por la Cumbre de los Pueblos, y porque se ocupó todo el campo de juego además de las tribunas).

El primer partido de una Copa del Mundo en Mar del Plata, el centro del universo del fútbol en la ciudad.
El estadio lució imponente. Más allá de los problemas en el césped. Había que hacer equilibrio sobre un paravalanchas o sobre el hombro de tu viejo para sostenerte.

Había, en ese sector, más gente que la que preveía la capacidad original de la cabecera. Los italianos y descendientes de italianos ubicados allí, vivieron un verdadero sueño. Y casi ninguno se lo quiso perder.

Ni los de la enorme, trabajadora y emprendedora colonia emplazada en el Puerto de Mar del Plata –los Amalfitano, los Valastro, los Moscuzza, los Pennisi, los Matera, los Cacciutto, los Vottola, los Baldino, los Vuoso, los Salerno, los Rossi…- ni el resto de las familias de raigambre italiana aquí. Ver a su selección, a la “azzurra”, en “su” ciudad, después, en muchos casos, de no haber podido regresar jamás a su tierra, resultó algo especial.

A los 40 segundos “se congeló” la fiesta con el gol de Lacombe, hasta ahí el más rápido de los mundiales.

Después emocionó la reacción italiana, la respuesta del público, la aparición de Paolo Rossi, revelación de esta Copa, luego goleador del campeón del mundo de España 82.

Se vieron también los primeros destellos mundialistas de Michel Platini y la prolijidad de Francia, es verdad, dejó su marca en el estadio del Mundial de Mar del Plata. Pero la fiesta terminó siendo italiana, para bien de la ciudad y de la colonia “azzurra” que se sintió local aquí.

El comentario del periodista Julio Macías, en la página 2 de la sección del Mundial de LA CAPITAL del sábado 3 de junio, consignó, de todos modos, que “el aliento de la hinchada se hizo sentir, pero evidentemente con solo eso no se puede ganar…”. Y remarcó ya desde el título que “Benetti y Paolo Rossi, factores de un justo triunfo”.

“Italia obtuvo un merecido triunfo sobre Francia en el partido inaugural en el nuevo estadio marplatense y dio un paso gigantesco en procura de su clasificación para la segunda ronda en el grupo uno. Los peninsulares lograron sobreponerse a un comienzo por demás desfavorable, ya que antes de jugarse el primer tiempo ya perdía”, decía el inicio de ese comentario de Macías, el primero en LA CAPITAL de un partido de Mundial en Mar del Plata.

También apuntó allí: “Cuando Lacombe finalizó con un hermoso cabezazo el primer ataque francés batiendo a Zoff, nos dispusimos a ver un buen encuentro, y no nos retiramos defraudados”.

Después detalló que “Platini, evidentemente un futbolista dotado, fue absorbido totalmente por la implacable e impecable marca de Tardelli”. Justamente Marco Tardelli, cuatro años después, convertiría un gol decisivo para Italia campeón del mundo en el Santiago Bernabeu de Madrid, en España 82, frente a Alemania.

A partir de esa marca de Tardelli sobre Platini, decía esa crónica comentada, “la pelota pasó a ser de Italia, a través del generoso despliegue de Benetti y la inteligencia de Antognoni”.

“Pero todo lo que el habilidoso volante de Fiorentina elaboraba desde atrás no hubiera tenido importancia de no ser por el constante desmarque de Paolo Rossi (…)”, aclaraba enseguida Macías.

Justamente Paolo logró el empate de Italia tras un frentazo de Causio en el travesaño a los 30′ del primer tiempo. Italia desniveló a los 6′ del complemento al cabo de una muy buena jugada colectiva que cerró Zacarelli, el “fornido mediocampista” que reemplazó a Antognoni. El periodista interpretó que el DT Enzo Bearzot decidió ese cambio para asegurarse al menos el empate, reforzando el mediocampo, pero la variante le salió mucho mejor de lo pensado.

La selección de Italia, al cabo, se sintió en Mar del Plata más local que en casa, porque efectivamente llegaba al Mundial con mucho descreimiento en su país y grandes cuestionamientos hacia el entrenador. En el crudo invierno de nuestra costa el seleccionado “azzurro” encontró el calor de “tiffosi” nuevos, con mucha más fe que los que los habían despedido en Roma.

Pero, además, ese partido sobre Francia sirvió para rebatir esas dudas en lo futbolístico y fue el punto de partida para un equipo que luego le ganaría a la mismísima Selección Argentina, días más tarde ganadora del Mundial. Pero, en realidad, Italia empezó a construir aquí la obtención de su propio título de cuatro años después. El campeón nació en Mar del Plata.

@vitomundial