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Opinión 8 de enero de 2019

Arroyo, el anarquista

Mar del Plata, en plena temporada, es tapa de todos los medios del país por el desmadre de sus calles, la ausencia de controles y la paralización de todos los trámites. Nace una nueva ciudad librada al azar, que podría ser la solución a todos sus problemas.

por Agustín Marangoni

Fue el 5 de marzo de 2015. Carlos Arroyo, en ese momento concejal por Agrupación Atlántica, se manifestó en contra de que le otorgaran un reconocimiento a Manu Chao por sus ideas anarquistas. Sus dichos fueron claros: “El anarquismo es violencia. Es todos contra todos. El anarquista no tiene sentido. El Estado tiene que tener existencia. La nada es la negación de todo”. Quién lo hubiera pensado, casi cuatro años después, ahora en el traje de intendente, Arroyo ejerce ese sistema político que tanto rechazaba.

Es un caso único. Hace instantes se dictó la conciliación obligatoria y los municipales deberán volver a sus puestos de trabajo. Pero de no solucionarse definitivamente el conflicto, dada la experiencia del último mes, se podría aprovechar para diseñar una promoción para Mar del Plata con proyección internacional. El lema: Vení a vivir en anarquismo. Los recorridos turísticos incluirían degustación de chori y vacío en la peatonal, paseos en llama por las plazas, fotos con ponys en la fuente, manejar alcoholizado a toda velocidad por las avenidas céntricas (con el carnet vencido) y paseo de compras por veredas y playas públicas, entre otros éxitos como la visita a la colección de cadáveres en el cementerio municipal y los tradicionales senderos de mugre que funcionan en casi cualquier calle.

Esta variable novedosa, que podría denominarse Turismo sociológico, sería una nueva opción para la economía marplatense, hoy lastimada con 11,8 puntos de desocupación, tres puntos por encima del mismo período del año pasado. Cada recorrido podría tener un guía ad honorem que explique otros logros del gobierno de Arroyo, como la destrucción de las actividades culturales en los barrios, la anulación de las bonificaciones a los docentes municipales que merma un 30% sus ingresos, el recorte de obra pública, el estancamiento de la industria tecnológica a pesar de la demanda de mercado, el avance de las playas privadas que él mismo dijo que iba a controlar con un centímetro, el aumento de tasas que en algunos casos supera el 400% a pesar de que prometió bajarlas el día que asumió la intendencia y un repaso detallado de sus declaraciones machistas y misóginas que hacen las delicias de los medios de todo el país y de sus propios aliados políticos. O ex aliados.

El tour podría extenderse tres días, no haría falta más. Hasta serviría para desarrollar tesis de grado sobre el funcionamiento de una ciudad librada al azar que, tal vez, en esa modalidad, supere la calidad del gobierno que la gestiona.



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