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Opinión 18 de octubre de 2016

La sombra del Estado Islámico en Mosul y Alepo

por Raquel Pozzi

La República de Irak se ha transformado en el escenario dónde no sólo las potencias mundiales ensayan poderosos y sofisticados armamentos de guerra sino también la construcción de bases militares y la utilización de nuevas estrategias de combate. Mosul es el objetivo para concretar la batalla final contra el califa Abu Bakr al Bagdadi y la destrucción del Estado Islámico en Irak. Con movimientos de pinzas (táctica ancestral de guerra retratada por el general chino Sun Tzun en “arte de la guerra”) se están librando batallas desde todos los flancos con la colaboración de fuerzas occidentales francesas y estadounidenses como también rusas; turcas; chinas e iraníes. No hay más tiempo para la estocada final, no obstante críticos internacionales consideran que no es el final del ISIS o Daesh sino el desplazamiento yihadista hacia otras zonas vulnerables.

La crítica del ex primer ministro de Mosul Nuri-al Maliki deja entrever que son las fuerzas militares las que se han unido en el campo de batalla, sin embargo en el campo político Mosul se ha convertido en el centro de la pulseada entre los añosos rivales: Estados Unidos y la Federación Rusa, reviviendo los vestigios de la guerra fría y las ansias imperialistas de Vladimir Putin y Barak Obama. Sin embargo en “La batalla por Mosul” se entroncan no sólo la necesidad de desplazar o derrotar definitivamente al Estado Islámico sino también recuperar el corazón del centro sunnita de un estado donde el chiísmo concentra el poder político a través del presidente Fuad Masum y el primer ministro Haider al-Abdi.

Unidos pero separados

Tropas iraquíes, milicianos sunitas, ejércitos chiítas y los peshmergas kurdos unidos a la coalición occidental de la OTAN operan mancomunadamente contra el terror yihadista. Complejo cuadro de alianzas que se sobrepone a las rivalidades étnicas como al sectarismo religioso, no obstante los soldados iraquíes chiítas “Las Hashd al-Shaabi” (Fuerzas de Movilización popular) son los que marcan el pulso de la guerra como fuerzas especiales que avanzan desde Bagdad. Con financiamiento iraní (entre otros) el chiísmo ha construido un perímetro en torno a Mosul.

El desplazamiento de un millón de personas provenientes de zonas rurales y de ciudades destruidas por la guerra, marchan por las carreteras al sur de Qayyarah custodiados por los combatientes para despejar el terreno donde se llevará a cabo la batalla final por Mosul. Sin embargo en el contexto de la guerra la desconfianza separa por momentos a Turquía del centro operativo ya que la participación de los peshmergas kurdos no satisface al premier Erdogan.

Complejizando la escena, Turquía ha financiado y entrenado a reclutas de tendencia sunnitas como reserva para la Batalla final por Mosul. Unidos en la guerra pero separados por sectarismos religiosos, la recuperación del bastión del Estado Islámico es inminente. Los norteamericanos ya desplegaron más de 500 asesores de inteligencia a la base aérea de Qayyarah dónde proyectiles de gas mostaza lanzado por las fuerzas yihadistas del Estado Islámico han intentado amedrentar el poder operativo de las fuerzas iraquíes y estadounidenses. Pero el final del Estado Islámico en Mosul será cuestión de horas.

De Mosul a Alepo

Tendiendo una línea recta y atravesando las fronteras iraquíes hacia la República Árabe de Siria otra guerra sin fin se extiende en la ciudad de Alepo, sin embargo otros son los actores que intervienen por la recuperación de la ciudad. Las fuerzas sirias que responden al presidente Bassar Al-Assad asedian a los fundamentalistas islámicos del ISIS que como tentáculos se han apostado también en una guerra civil que se ha transformado en una guerra total al igual que Mosul en Irak. La Federación Rusa intenta mantener el mando de las fuerzas aliadas al presidente sirio, sin embargo Estados Unidos arremete contra Bassar Al-Assad conjuntamente con fuerzas francesas y chinas.

No es casual que, por un lado, la Federación Rusa acuerde con Bassar Al-Assad la instalación de una base aérea permanente en Hmeimin provincia de Lataki, ni tampoco el permiso aéreo recibido por EEUU para utilizar los misiles aire-tierra Helfire AGM-114, es que una nueva configuración en Oriente Medio se estructura en torno al reparto territorial en Siria, Irak y Afganistán por parte de Estados Unidos y la Federación Rusa.

Por su parte la ONU ha considerado clave el proyecto de resolución presentado por Francia sobre el “cese del fuego” sin embargo la guerra de los vetos en el Consejo de Seguridad por Siria trabó por varios días la resolución definitiva del alto al fuego y tregua humanitaria. La Federación Rusa se ha comprometido a suspender cualquier tipo de operación aérea y civil, conjuntamente con Damasco, Moscú pretende garantizar tratamiento humanitario para las zonas más afectadas. La escasez de agua, alimentos y medicamentos son por el momento las necesidades más urgentes que reclaman médicos sin fronteras como testigos de la masacre humanitaria que se extiende en la República árabe de Siria desde Al Raqqah, Latakia, Idlib y Hama hasta la ciudad de Madaya dónde la muerte por inanición es el arma más letal.

El ruido del tic-tac ensordece a todos los involucrados en las batallas por Mosul (Irak) y Alepo (Siria) pero el escenario dantesco se cierne en torno a la vulnerabilidad de los civiles que azorados por el hambre corren en busca de alimentos y son acribillados desde cualquiera de los flancos. En esta guerra sin reglas claras se confunden los enemigos con los amigos, los soldados con los civiles, la inteligencia con la desinteligencia y la desdicha con la dicha. Quizás entre los escombros de las ruinas alguien prefiera detener el ruido ensordecedor de un corazón que late en un cuerpo mutilado por la inescrupulosa sombra de la guerra.

(*): Profesora en Historia.