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La Ciudad 1 de agosto de 2022

A 31 años de la nevada histórica: el día en que Mar del Plata se vistió de blanco

Hace poco más de tres décadas la ciudad amanecía cubierta por un manto de nieve. Un fenómeno meteorológico inusual que dejó postales para el recuerdo y quedó para siempre en la memoria colectiva de los marplatenses.

Se cumplen hoy 31 años de la histórica nevada que cayó sobre la ciudad el 1° de agosto de 1991, en lo que fue un hecho inolvidable para todos los marplatenses y dejó infinidad de anécdotas y postales para el recuerdo.

Los días anteriores a aquella imborrable jornada, una masa de aire polar venía azotando a Mar del Plata e incluso en la tarde del 31 de julio se había registrado una densa agua nieve para dar luego paso, cerca de las 23.30, a la caída de los primeros copos.

En los minutos iniciales de aquel jueves 1° de agosto, que comenzó con una temperatura de un grado bajo cero y una sensación térmica de 9 grados bajo cero, empezó a producirse de manera continua la nevada, que se extendería durante toda la madrugada y hasta cerca de las 9 de la mañana.

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Ante este fenómeno meteorológico, que puede ser rutinario en distintos puntos del planeta, pero que es inusual para la ciudad, fueron muchos los marplatenses que abandonaron la calidez de la cama y sus hogares para salir al exterior y ser testigos privilegiados de una copiosa nevada como no se daba en la ciudad desde 1975, aunque expertos aseguran que la de 1991 fue más importante en cantidad.

Fueron miles las personas que por primera vez en su vida vieron nevar y se volcaron a las calles para disfrutar de este espectáculo natural. Los más chicos jugaban a “la guerra de nieve” y armar muñecos y los más grandes, también. Por unas horas, todos volvieron a sentir la inocencia de jugar como “pibes” y con zanahorias, bufandas, gorros de lana y hasta camisetas de equipos de fútbol “vestían” y “les daban vida” a las figuras construidas con el hielo.

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Muchos cafés mantuvieron sus puertas abiertas y fomentaron así la permanencia en la vía pública, ofreciéndole algo caliente para tomar a los que transitaban por sus veredas y de esta manera hicieron más soportables las bajas temperaturas.

Pasaron las horas y a los espectaculares amaneceres que siempre tiene Mar del Plata, con el sol asomando por detrás del horizonte del mar, esta vez se le sumaron las playas cubiertas por un manto blanco que regalaban postales de estilo nórdico, aunque en la costa atlántica.

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Gran sorpresa se llevaron los que pasaron toda la noche durmiendo y al mirar por la ventana de sus casas se encontraron con una mullida capa de nieve que, según el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), en promedio fue de 8,5 centímetros, aunque en algunos sectores llegó a los 20.

Un gran porcentaje de los alumnos del turno mañana no asistió a los colegios, otros se “ratearon” y a muchos de los que fueron los dejaron retirarse, decretándose así una especie de “feriado popular” por la alegría que le trajo la nevada a la ciudad.

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La rutina de Mar del Plata se vio alterada, las “batallas” con bolas de nieve se replicaron en distintas plazas y playas. En tanto, los automovilistas y motociclistas debieron circular con gran precaución por las posibles patinadas que podían realizar sus vehículos, que además de amanecer prácticamente congelados, no estaban preparados para este tipo de clima.

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Mientras tanto el aeropuerto permanecía cerrado para las operaciones aéreas y desde la zona se informaba acerca de dificultades para el tránsito por rutas vecinas.

Las horas siguieron transcurriendo y el hielo comenzó a descongelarse. El blanco regalo del cielo comenzó a desaparecer lentamente, pero se había quedado, para siempre, en la historia y la memoria colectiva de Mar del Plata.

Fotos y más fotos

Si una nevada de estas características tuviera lugar por estos días, las redes sociales se verían al instante repletas de fotos y videos en alta definición registradas y compartidas en la web por cualquier vecino, con la posibilidad de que estas se viralicen y sean replicadas en cualquier parte del planeta.

Sin embargo, 31 años atrás, recién comenzaban a venderse los primeros teléfonos celulares, que obviamente no podían capturar imágenes, y el método para sacar retratos para la posteridad era a través de las tradicionales y analógicas cámaras con rollos. El mundo aún no había escuchado las palabras WhatsApp, YouTube, Facebook, Twitter e Instagram, que hoy las utilizamos casi a diario, pero que son herramientas de comunicación que en 1991 todavía eran propias de la ciencia ficción.

Volviendo a aquel histórico 1° de agosto, quienes contaban con una cámara con rollos no dudaron en utilizarla para captar las inéditas y festivas imágenes con la nevada como marco y cientos de marplatenses, guiados por una acertada intuición de que lo que se estaba viviendo no se iba a repetir en mucho tiempo, se dirigieron a las casas de fotografía en busca de rollos, cámaras y hasta incluso filmadoras.

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En los locales del rubro podían observarse largas filas y aquella jornada no faltó la “avivada” de algunos comerciantes, que ante la gran demanda que tenían elevaron considerablemente los precios de sus productos.
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Estaba claro, nadie quería perderse la oportunidad de fotografiar lo que se vivía en Mar del Plata. Para todos, esa nevada era algo único que debía ser documentado porque, mientras transcurría, se percibía que era histórica.

Repercusiones

La gran nevada en la ciudad no solamente llamó la atención de los medios locales, sino también de los nacionales.

Rápidamente las radios de todo el país se hicieron eco de la noticia y ya en horas de la tarde los principales canales de televisión de la Argentina y sus repetidoras comenzaron a emitir imágenes de Mar del Plata cubierta por una capa blanca.

Lógicamente lo que más se mostraba eran los lugares característicos de la ciudad cubiertos de nieve, como las playas, la Rambla y la Plaza Colón, entre otros puntos típicos.

“Nieve: una fiesta para Mar del Plata”, fue el título con el que encabezó este medio su histórica edición del 2 de agosto de 1991, en una tapa que fue tan especial que, por primera vez en la historia del matutino, se agregaron dibujos de la nevada sobre cada una de las letras de LA CAPITAL.

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Aquella mañana los diarios se vendían “como pan caliente”, recordó un empleado del Diario, y pasadas las 10.30 ya resultó imposible conseguir esa edición, pese a haberse aumentado la tirada diaria por la demanda de los “canillitas” que se acercaban hasta la planta editora en busca de más ejemplares.

“La gente viene y pide incluso hasta dos diarios LA CAPITAL para coleccionar”, afirmó aquel día el propietario de un kiosco ubicado en Alvarado y 14 de Julio, el cual también agotó la edición.

A nivel nacional, el diario Clarín reflejó la nevada en su tapa y tituló: “Mar del Plata, blanca y de fiesta”, precisando en la bajada que cayeron entre 25 y 50 centímetros de nieve y sumó el dato de que la sensación térmica llegó a los 17 de grados bajo cero.

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Al otro día, el 3 de agosto, LA CAPITAL organizó un concurso fotográfico para aficionados con importantes premios para la época, como un minicomponente para el primer puesto, estadía para dos personas durante una semana en un hotel de Bariloche para el segundo y una orden de compra por dos millones de australes en Supermercados Elefante para el tercero.

Diez días después de la histórica nevada, un suplemento especial acompañó la edición del 11 de agosto, con las mejores fotos y relatos de aquella jornada inédita para la ciudad.

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¿Por qué nevó tanto?

Cada vez que se recuerda la histórica nevada de 1991 surgen las preguntas acerca de cuáles fueron las causas de que haya ese ocurrido ese fenómeno natural en Mar del Plata y si existe la posibilidad de que algo similar pueda volver a darse en la ciudad.

Acerca de estos interrogantes, el profesor de geografía y especialista en temas meteorológicos, José Javier Merlos, explicó que en aquella oportunidad “se dieron todas las condiciones necesarias para que pueda nevar”, aunque aclaró que “es algo bastante inusual y extremo como fenómeno lo que pasó ese día, ya que muy pocas veces se cumplen todas juntas esas condiciones”.

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Las condiciones a las que hace referencia Merlos son “tener en nuestra zona la presencia de aire polar o antártico, que sea un aire sumamente seco, que el valor de 0 grados esté más o menos a una altura de 200 metros para abajo, lo que se traduce en una temperatura superficial de 1 ó 2 grados, que fue lo que sucedió en esa noche del 31 de julio y madrugada del 1° de agosto”.

“Otra condición – continuó – es la trayectoria de la nubosidad, porque cada vez que esta toma aire marítimo, más húmedo, es probable que no nieve y que estemos ahí nomás, ‘al filo’, como estamos muchas veces o como estuvimos ahora el martes”.

Asimismo, el especialista remarcó que para que nieve en cantidad en la ciudad “el viento tiene que soplar del oeste, porque si el viento ya es de componente marítimo, es probable que en la costa no se dé, porque estamos muy expuestos al aire oceánico, que tiene un componente de humedad que no permite que se forma esa estructura tan característica que tienen los copos de nieve”.

Merlos, que hizo el curso de meteorología con solo 18 años, en 1983, consideró que, “sin lugar a dudas”, la de 1991 fue “la nevada más importante de la historia” de la ciudad.

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“No hay antecedentes de otra igual, la más parecida fue la de 1975, que fue bastante interesante, pero la de 1991 fue bastante prolongada en el tiempo y abundante”, agregó.

Por otra parte, Merlos aseguró que “el calentamiento global no tiene nada que ver” con que hace 30 años no se registre una nevada de estas características en la ciudad y explicó que el mismo sí está relacionado con “las lluvias o sequías extremas”.

En este sentido, también afirmó que todos los años “estamos bastante cerca” de que vuelva a producirse otra tormenta de nieve y aclaró que por ahora no se dio porque siempre “falta alguna variable (de las antes mencionadas) en la atmósfera”.

Puede volver a darse, ¿por qué no?, aunque eso lo dicen los pronósticos a corto y mediano plazo”, añadió.

Por último, recordó aquella mañana del inolvidable 1° de agosto, en la que mientras estudiaba para ser profesor de geografía vivió una nevada única en la ciudad. “Fue una alegría para todos, ver una Mar del Plata blanca quedó en la memoria de mucha gente. Ese jueves a la mañana los autos tocaban bocinas, todos se sacaban fotos, la ciudad fue una fiesta”, concluyó.

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