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Deportes 4 de octubre de 2022

Los 100 años de José Froilán González

El recuerdo a un siglo del nacimiento de uno de los grandes pilotos que tuvo el automovilismo argentino.

Por Jorge F. González

En un día como hoy, pero de 1922, en un paraje cercano a Arrecifes denominado “La Colonia”, al hogar formado por Magdalena Pérez, e Isidro José González, llegaba José Froilán…. Su primer nombre se debió muy probablemente a su padre, y el segundo, casi con seguridad, al santoral: el 5 de octubre se conmemora a San Froilán.

Desde temprano se le despertó el interés por los automóviles: en la casa de sus padres se las ingenió para mover (sin permiso) el auto que tenían.

Fue el primer paso en una pasión sobre ruedas, la que se siguió desarrollando en colegios de San Nicolás y La Plata a los que fue enviado y donde manejaba los autos de los sacerdotes.

Un breve paso por el Colegio San Carlos en Buenos Aires fue el ultimo intento por instruirlo formalmente.

Eso fue seguido por trabajo en taller de su tío, y tras “juntar unos pesos” se compró un camión Ford ’36 con el que transportaba cereales a Buenos Aires. El interés por los autos de competición se fue desarrollando y llegó a correr (a escondidas de su familia) con los pseudónimos de “Canuto” y “Montemar”.

Siguieron varias presencias en Fuerza Limitada, y su participación en Turismo de Carretera, lo que incluye el ser de la partida en la ya mítica “La Caracas”.

Poco después viene la primera temporada internacional en Buenos Aires, en la que en diciembre de 1949 llega quinto, conduciendo la Maserati mejor ubicada.

El viaje a Europa en 1950 y sus participaciones con Maserati (entre otras marcas) sirvió para desarrollarse aun más en ese ambiente competitivo.

La temporada internacional de 1951, con sus dos triunfos en la costanera manejando una Ferrari del A.C.A, le valieron el recibir un telegrama de felicitación de don Enzo Ferrari.

Ese antecedente, junto al hecho de ocurrir dos bajas en el equipo oficial de esa escudería, hicieron que fuera convocado para correr en Reims, donde estaba punteando la carrera y debió cederle el auto a Ascari. Y dos semanas después llegó la consagración: José Froilán González entró definitivamente en la historia del automovilismo al conducir la Ferrari ganadora el sábado 14 de julio de 1951, en el “British Grand Prix”: fue el primer triunfo de Ferrari en carreras puntuables de Fórmula 1. Esa temporada terminó tercero en el campeonato mundial de conductores detrás de Fangio y Ascari.

La temporada de 1954 de “Don Pepe” es probablemente la mas fructífera: vale la pena destacar sus triunfos en Silverstone: el 15 de mayo de ese año dejó una imborrable marca en ese circuito pues ganó su serie, la final y la carrera de coches Sport “A”.

“Hat trick for Gonzalez” tituló la revista Autosport en referencia a sus tres triunfos seguidos en ese día. Fue también el primer argentino ganador en Le Mans, el 13 de junio de 1951, cuando manejó casi 17 horas de las 24 que duró la carrera. Y volvió a dar cátedra en Silverstone ganando el GP de F1 el 17 de julio.

Más adelante en esa década tuvo otras participaciones pero no tan destacadas. Disputó su última carrera en la principal categoría del automovilismo mundial en febrero de 1960, en Argentina. Y en mayo se consagró campeón sudamericano de Fuerza Libre.

El dejar de conducir en competencias no significó su retiro total: junto con Aldo Bellavigna introdujo el “Chevitú” en el TC. Habiendo debutado en abril de 1964 de la mano de Jorge Cupeiro, fue un concepto revolucionario para esa época.

Y hay un gesto que caracteriza la bonhomía de Don Pepe y merece ser destacado “in eternum”: al largarse el Gran Premio de TC de 1962, dos pilotos se disputaban el título: Dante Emiliozzi y Armando J Ríos. Poco después de Santa Rosa, la “Galera” derrapó y volcó. Y José Froilán González, que seguía en un avión la competencia como apoyo de Ríos, al ver el auto volcado, mandó a sus auxilios a ayudar a los Emiliozzi. Los de Olavarría consiguieron ese año su primer campeonato. Así era “Don Pepe”…