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Interés general 21 de octubre de 2025

A votar por segunda vez en 50 días, lo que se pone en juego en estas elecciones y todo lo que dejó el Coloquio de IDEA

Todos los entretelones de lo que es noticia en Mar del Plata

El domingo los marplatenses y batanenses volverán a las urnas luego de 49 días –desde la elección de concejales y senadores provinciales el 7 de septiembre pasado–, esta vez para elegir a diputados nacionales en lo que será el debut de la Boleta Única de Papel, poniendo el cierre a un calendario electoral ciertamente agotador. Una elección, la del domingo, que no ha generado en la ciudad el clima de otros comicios, pese a que pasaron por estas tierras los animadores con los candidatos de las principales fuerzas –Jorge Taiana, Diego Santilli, Florencio Randazzo y Nicolás del Caño, entre otros–, el gobernador Axel Kicillof y el presidente Javier Milei. La atención estará puesta en la suerte que correrán los candidatos a diputados nacionales de Mar del Plata –Alejandro Carrancio y Bárbara Lenin (por La Libertad Avanza), Hugo Moyano (Unión por la Patria) y Remo Lazzeretti (Provincias Unidas)– y en determinar si esas fuerzas mejoran los resultados de septiembre. También se prestará atención a los niveles de participación y de votos en blanco, que en los comicios anteriores fueron la nota destacada.

 

 

El 7 de septiembre, en General Pueyrredon, La Libertad Avanza, con la candidatura a senador provincial del intendente Guillermo Montenegro, quien el 10 de diciembre dejará su cargo para asumir como senador provincial o en algunos de los dos ministerios del gobierno nacional, Defensa o Seguridad, según distintas versiones periodísticas, cosechó el 52,05 % de los votos, contra el 37,72 % de Unión por la Patria, con la boleta encabezada por Fernanda Raverta. En cuanto al oficialismo, ¿podrá superar Diego Santilli los guarismos obtenidos por su amigo Montenegro? ¿Jorge Taiana logrará más que los 36 puntos de Raverta? ¿Qué pasará con el voto en blanco, que en la quinta sección electoral, en el tramo senador provincial llegó al 16,24 % (tercera fuerza) y en la elección de concejales en el distrito fue del 5,77 % (quinta fuerza) con una participación que no llegó al 60 %? Y la pregunta que se hacen en el Gobierno: ¿logrará La Libertad Avanza recortar la amplia diferencia (casi 14 puntos) que le sacó Unión por la Patria el 7 de septiembre en el bastión electoral más numeroso del país como lo es la provincia de Buenos Aires? En aquella elección, Unión por la Patria obtuvo el 47,28 % de los votos (3.820.119 sufragios) y La Libertad Avanza, el 33,71 % (2.723.710). Todas incógnitas que quedarán develadas en la noche del próximo domingo.

 

 

De la economía y de las elecciones se habló largo y tendido en cada uno de los encuentros que se realizaron en estos días en la ciudad, con empresarios y políticos que participaron del Coloquio de IDEA, pero también en las cenas y agasajos en los que participan funcionarios, empresarios, gremialistas y periodistas, todos ellos “sin casette”. En casi todas esas “tertulias” no se habla de otra cosa: ¿cuántas bancas tendrá cada uno después de octubre? El peronismo sueña con superar el centenar –una cifra simbólica que separa la resistencia de la influencia– y Javier Milei afila el lápiz para blindar sus vetos, porque sabe que gobernar con minoría es como jugar al póker con las cartas a la vista. Las elecciones legislativas del domingo pondrán en juego 127 de las 257 bancas de Diputados. En ese reparto, el oficialismo libertario aspira a alcanzar el “tercio de oro”: 87 votos propios o aliados que le permitan sostener los vetos presidenciales y mantener a raya a la oposición. “Por ahora, las cuentas no le cierran del todo”, señalaba el reconocido y veterano analista político, el sábado a la noche en La Bombonera, ante dos empresarios marplatenses.

 

 

En Unión por la Patria, en cambio, el ánimo cambió. Después de meses de desorientación, los gobernadores y los intendentes vuelven a mostrar músculo y sueñan con romper la barrera de las 100 bancas. No es un número mágico, pero en política los símbolos pesan. Superar el centenar sería una señal de que el peronismo volvió a reagruparse, incluso sin un liderazgo nacional claro. El mapa electoral es una pulseada entre dos estrategias. Milei busca convertir cada elección en un plebiscito sobre sí mismo, con la esperanza de que su popularidad digital se traduzca en votos territoriales. El peronismo, en cambio, apuesta a su red de intendentes y gobernadores, los que todavía saben cómo mover la maquinaria en los barrios y las provincias. “La provincia de Buenos Aires será, otra vez, el epicentro. Allí se define casi un tercio de las bancas y, con ellas, buena parte del poder de negociación en el Congreso. Si el peronismo repite o mejora su elección bonaerense, podría compensar pérdidas en otras regiones. Si no lo logra, el tablero quedará a merced del humor cambiante del electorado libertario”, completó el analista, ya cenando en Puerto Madero –restaurante Rodizio para ser más exacto– a un par de mesas de la que ocupaba el técnico de Boca, Claudio Úbeda, junto a familiares y amigos, aún emocionados por el homenaje que se le tributó a Miguel Ángel Russo antes del partido del sábado entre Boca y Belgrano de Córdoba.

 

Santilli-Milei-MardelPlata

 

Paralelamente, el análisis se realizaba en un quincho marplatense –esta vez los integrantes de la peña decidieron agasajar a sus esposas en la antesala del Día de la Madre– con una más que completa picada marinera. Se hacían cuentas allí sobre algunas servilletas de papel: si Milei llega al tercio, sus vetos se vuelven indestructibles; si el peronismo supera las 100 bancas, el Congreso recupera peso propio y la rosca se vuelve inevitable. Entre esas dos cifras –87 y 100–, se jugará buena parte del equilibrio político de la segunda parte del gobierno de Milei. “Si La Libertad Avanza obtiene un buen resultado, Milei ganaría mayor margen para impulsar su agenda de reformas económicas (laboral, impositiva, privatizaciones) sin depender tanto de pactos o acuerdos amplios. En cambio, si la oposición acorta distancias o incluso logra ventaja, el oficialismo se verá obligado a convocar a otras fuerzas políticas –ya sea sectores del PRO, del radicalismo o de centro-derecha no alineados– para garantizar estabilidad legislativa”, explicó didácticamente un exdiputado provincial peronista presente.

 

 

“Para la segunda parte del mandato –intervino la titular de una empresa textil– Milei necesita no solo ganar votos, “sino también ampliar su base política”. Explicó que si bien su propuesta arrasó como ‘outsider’, gobernar sin respaldo legislativo fuerte implicaría fragilidad institucional, lo que puede traducirse en “marcha atrás o desgaste del plan económico”. En resumen, el periodista concluyó que espera con ansiedad las elecciones ya que dos días después arrancarán sus vacaciones. Las encuestas lo muestran ahora al gobierno en ventaja, pero las urnas del domingo serán más que un simple termómetro: definirán si el mandato de Milei avanza en soledad o si deberá abrirse a pactos mayores para gobernar.

 

 

“Juega Argentina, pero la pelota sigue en el círculo central”… Otra vez octubre, otra vez IDEA, otra vez ese aire de misa laica del empresariado argentino. Entre los asistentes a las charlas y paneles, en los almuerzos y cenas en los restaurantes top de Mar del Plata, las mismas caras, los mismos abrazos, las mismas frases: “hay que ordenar”, “la macro va mejor”, “falta confianza”, “el clima de negocios está cambiando”. Pero cuando se corre el telón del entusiasmo, vuelve la sensación de siempre: Argentina sigue jugando el mismo partido, solo que con distinta camiseta. Este año el lema fue “Juega Argentina”. Y en efecto, jugar se juega. El problema es que nadie sabe muy bien contra quién. El documento oficial de IDEA, ese que se cocina en meses de Zoom entre CEOs y consultores, podría resumirse en una frase: la competitividad es la nueva gobernabilidad. Argentina está en el puesto 62 de 69 en el ranking global. Solo superamos a Venezuela, consuelo que ya ni sirve para el PowerPoint. Reconocen avances desde diciembre de 2023: un poco más de orden fiscal, menos cepo, baja de aranceles. Pero cuando aparece la palabra mágica –“costo argentino”–, se abre la puerta del lamento infinito: impuestos, fletes, tasas, peajes, burocracia, justicia lenta y crédito inexistente.

 

 

En los pasillos y en los links del Golf, donde se jugó el torneo organizado por el banco Macro, la queja sonó más franca: “Nos piden que invirtamos, pero seguimos con la misma maraña de papeles”. En el escenario, suena más institucional: “Necesitamos reglas claras para competir”. En el fondo, se trata de lo mismo: que el Estado se corra, pero sin irse. A la hora del balance, puede señalarse que si la competitividad es el diagnóstico, la innovación es la promesa. La Inteligencia Artificial fue la estrella de la semana: paneles sobre cómo “nos atraviesa por todos lados”, CEOs contando cómo la usan para ser “más eficientes” y algún entusiasta que habló de “revolución cultural”. El documento de IDEA lo dice con cuidado: Argentina tiene talento y emprendedores, pero poca inversión en I+D y una cultura que castiga el error. “Hay que animarse a fallar rápido”, dicen los que no suelen fallar nunca. “La única innovación que prospera acá es la contable”, bromeaba el CEO de una empresa de agroquímicos mientras se distendía viendo la final del torneo de pádel que se armó en un complejo del Puerto, con victoria de la pareja integrada por Fernando Costa (SAP) y Raúl Barcesat (Mercedes Benz Buses y Camiones) sobre Sebastián Figueroa y Alejandro Pazos, CEO y director de marketing de Scania.

 

 

“El empresariado pide un entorno más amigable para innovar. Pero sin crédito, sin conectividad y con tasas imposibles, la “revolución tecnológica” termina en un keynote y un networking con medialunas”, ironizaba reconocido periodista capitalino tras haber coordinado uno de los paneles, minutos antes de convertirse en uno de los ganadores del sorteo realizado durante el agasajo celebrado en una bodega de Chapadmalal. Hubo picada de fiambres y quesos, bandejeo y de empanadas y sándwiches de carne asada. Entre otros, se vio al subsecretario de Prensa del Gobierno, Javier Lanari –muchos dan por hecho que será el próximo vocero presidencial en reemplazo de Manuel Adorni–, a Pablo Sibilla, CEO de Renault, al presidente provisional del Senado, Bartolomé Abdala, y a Hernán Spoto, de Sidersa. Ninguna liturgia del Coloquio estaría completa sin el capítulo impositivo. La conclusión de IDEA es clara: el sistema es un laberinto absurdo. Hay más de 150 tributos, pero solo diez recaudan el 90 %. La presión fiscal efectiva es del 28 % del PBI; la teórica, del 45 %. Y de cada producto que se vende, entre un tercio y la mitad es puro impuesto.

 

 

El documento no se anda con rodeos: hay que eliminar Ingresos Brutos, el impuesto al Cheque, las tasas municipales y los derechos de exportación. En los pasillos de los hoteles ocupados por los empresarios se escuchaba la traducción simultánea: bajen los impuestos y prometemos ser más competitivos (esta vez en serio). “El Estado cobra como Noruega y devuelve como Uganda”, se escuchaba en una mesa de parrilla cercana al Sheraton, al mediodía, mientras el CEO de YPF, Horacio Marín, en mesa compartida con algunos periodistas –aceptó desprenderse de un pin de la empresa que lucía en su saco ante el mangazo de un colega–, ofrecía una imagen tan simple como impactante sobre el poderío de la petrolera. “Los camiones de YPF recorren por día unos 600.000 kilómetros. Es como ir y volver a la Luna… todos los días”, graficó, como lo haría minutos después durante la entrevista concedida al programa Mesa Chica, del streaming de Canal 8 y LA CAPITAL.

 

 

 

Entre entrañas a punto y papas fritas –”ahora la gastronomía es otra buena excusa para venir a Mar del Plata”, se sinceraba el gobernador de Chubut, Ignacio “Nacho” Torres, en otra mesa– se coincidió en señalar también que la palabra más pronunciada del Coloquio no fue “IA” ni “productividad”, sino “confianza”. Confianza en la Justicia, en el Estado, en las reglas, en la moneda. Confianza para invertir, para contratar, para no cambiar las reglas cada diciembre. El documento de IDEA pidió digitalizar los tribunales, cubrir vacantes, mejorar el Consejo de la Magistratura y, sobre todo, institucionalizar acuerdos “clave”: déficit cero, estabilidad macro, sostenibilidad de la deuda. El mensaje de fondo: blindemos el modelo, sea quien sea el próximo gobierno. En Radio Pasillo la traducción es más terrenal: “Queremos que el político cambie, pero el rumbo no”. Una especie de “contrato social con cláusula de permanencia”.

 

 

A la hora de revisar los apuntes de lo que se escuchó en las tres jornadas del encuentro empresarial más importante del país, puede señalarse que IDEA volvió sobre un clásico que envejece mal: la modernización laboral. Reducir la informalidad (42 %), reformar la justicia del trabajo, actualizar convenios, adaptar el sistema educativo… Todo cierto, todo necesario, todo igual a los últimos veinte coloquios. La palabra “productividad” reemplaza a “flexibilización”, pero el sentido es el mismo. Y la educación sigue siendo el comodín: todos están de acuerdo en que hay que reformarla, pero nadie dice cómo ni quién la paga. En la sobremesa, un CEO lo resumía con humor involuntario: “Queremos empleados formados, pero sin costos laborales del siglo pasado”.

 

 

El presidente de la Asociación Internacional de Surf (ISA, por sus siglas en inglés), Fernando Aguerre, también fue parte del auditorio del 61° Coloquio de IDEA. “Soy marplatense y hace seis años que estoy de vuelta acá. Es el segundo año que vengo, porque es interesante entender lo que tiene la dirigencia nacional, ya sea política o empresarial. Me gusta aprender, tomo notas, escucho a otros que ya han circulado por el camino que uno camina”, explicaba en charla con el marplatense Santiago Fioritti, destacado columnista político de Clarín y A24. “Me inspira ver la ciudad donde nací, donde crecí. Viví afuera mucho tiempo y decidí volver y aunque es todo más difícil, más complicado a la hora de emprender, es un paraíso emocional”, describió quien además de haber logrado que el surf sea disciplina olímpica desde 2020, es el responsable de los surf shops “Ala Moana” y del barrio cerrado “Las Olas” en Chapadmalal.

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