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Deportes 6 de octubre de 2016

Al Ver Verás, jaqueado por un entorno abandonado y peligroso

“Llegué a pensar en cerrar el club y vender las tierras”, dijo Carlos De los Reyes. El presidente cuenta una realidad de creciente violencia y degradación en uno de los barrios más desamparados por un Estado que hace agua.

Foto: Area Chica (areachicamdq.com.ar).

Por Sebastián Arana

El hombre le ha dedicado gran parte de su vida a Al Ver Verás, algo más que un club, un faro de esperanza en Parque Palermo, uno de los barrios más sufridos y desamparados de Mar del Plata.

Acá salvamos de la delincuencia a muchos chicos a lo largo de 37 años y con muchos de ellos levantamos todo lo que tenemos hoy”, sentencia.

Sin embargo, la gran obra de la vida de Carlos De los Reyes hoy está jaqueada por un entorno siempre difícil, pero desde hace algún tiempo mucho más peligroso.

Nunca vi las cosas que veo hoy. De un tiempo a esta parte, desde hace cuatro o cinco meses, el deterioro y la violencia en esta parte de la ciudad avanzan a pasos agigantados. Y no puedo mirar para el costado, no me puedo callar mientras todo se hunde”, le asegura a La Capital.

“Los pibes del barrio se han puesto como animales, acechan cualquier descuido o distracción para ver qué se pueden llevar. Habíamos puesto una puertita en uno de los muros perimetrales para ir a buscar la pelota de un modo más directo cuando se iba por arriba. La robaron, la volví a poner, la volvieron a robar, puse una chapa con un tirante y a los diez minutos se habían llevado el tirante. Tuve que tapar la abertura. Y así es todo”, cuenta.

“Hace un poco un muchacho del club que vive en Valle Hermoso se fue para su casa y desde el auto vio un grupo de tres pibes que rompían las placas de hormigón del muro. ‘¿Por qué hacen eso chicos?, ¿no se dan cuenta que a nosotros nos cuesta mucho?’, les dijo. Los chicos le pidieron disculpas y empezaron a irse. Este muchacho se subió a su auto, siguió viaje y a los cinco minutos decidió regresar a ver qué ocurría. Y encontró a los mismos pibes rompiendo otra parte del muro”, ejemplifica.

“Pero estas son tonterías al lado de otras cosas. Hace poco entró un chico de doce o trece años, no más, y trató de forzar la ventana de la secretaría. Cuando sonó la alarma escapó. Las cámaras lo tomaron bien. Ese mismo chico, pocos días después, entró a robar a una casa del barrio y se llevó un plasma. Pero los dueños de esa casa, que eran mucho más pesados que él, lo sorprendieron cuando escapaba. Le pegaron una paliza que lo mandaron al hospital. Y empezaron a rociarlo con nafta para prenderlo fuego. Menos mal que un vecino escuchó los gritos, salió y lo dejaron. Pero la violencia que se vive en el barrio es increíble. Antes estas cosas se arreglaban a las trompadas. Hoy te matan por cualquier cosa”, se alarma.

“Estoy arruinado físicamente, pero la cabeza me funciona. A la noche todas estas cosas no me dejan dormir. Tengo necesidad de decirlas. La gente que viene acá está muy asustada. Te juro que por un momento llegué a pensar en cerrar el club y vender las tierras”, continúa De los Reyes.

“La policía no puede hacer mucho. El otro día me puse a hablar con un milico joven, buen tipo. Y me dijo que la zona entre Vértiz y Valle Hermoso –son casi 15 kilómetros- la recorren con un solo móvil. ¿Qué querés que hagan? Además en algunos barrios ni siquiera entran”, ilustra.

Sin embargo, el presidente de Al Ver Verás no pide un aumento de la seguridad. “Esto no lo arreglás ni poniendo un milico cada treinta metros, es un problema de fondo. Muchos chicos del barrio son hijos de pibas de trece o catorce años, criados como se pudo, entre las abuelas, algún tío, vecinos. Algunos no tienen ni para zapatos. No tienen qué comer, abandonan el colegio en tercer o cuarto grado. ¿Sabés la bronca que tienen esos pibes adentro? ¿Qué querés que salga de un entorno así?”, se pregunta.

“La solución no está tan a la mano. Ojalá se arreglara todo con más policías. Para acomodar esto a esos chicos les tenés que llenar la panza, los tenés que mandar al colegio, los tenés que seguir y les tenés que dar oportunidades. Yo escucho que se habla de militarizar Mar del Plata, pero de estos barrios no se ocupa nadie”, reflexiona.

“No se puede vivir como lo hace esta gente. Por acá cerca pasaba una gran obra de desagüe. Se abandonó y se cerró cuando faltaban 300 metros para terminarla. Cuando llueve fuerte se inunda todo. Y si, por el contrario, no llueve, la gente tiene que salir de sus casas con tachitos a mojar la tierra porque, de lo contrario, el viento la levanta y viven entre el polvo. No hay derecho. Ni siquiera hay un poco de iluminación decente en las calles. Después de mucho pedir me pusieron dos foquitos enfrente del club. Ahí los pibes esperan el colectivo cuando terminan de entrenar a la tardecita. En invierno muchas veces tuve que salir del club con el auto y encender las luces para que puedan ver algo”, amplía De los Reyes.

“Esta es la realidad del barrio del club Al Ver Verás. Estamos alarmados. Pero no por mí, por todos estos chicos. Tal vez a algunos les convenga este estado de cosas para tomar trabajadores por dos mangos. No sé si me prestaran atención, pero alguien tiene que decir todo lo que pasa acá”, finalizó.