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Cultura 19 de septiembre de 2020

Alberto Garlandini: “El cierre de museos es un peligro real”

Un mujer observa la obra "Combate" de la artista Lee Krasner en el Museo Guggenheim Bilbao, donde se presentó una retrospectiva dedicada a la artista neoyorquina pionera del expresionismo abstracto. Foto: EFE | Luis Tejido.

Es la primera vez en la historia que todos los museos del mundo cierran a la vez. El coronavirus ha logrado lo que parecía imposible, pero la crisis no ha terminado, los más pequeños, se enfrentan a una situación económica difícil, incluso al cierre y el resto deberán cambiar su modelo de negocio.

Este es el escenario que describe Alberto Garlandini que asumió hace unos meses la presidencia del ICOM (International Council of Museums) en uno de los momentos más difíciles de la historia de la organización, que agrupa museos de todo el mundo.

– ¿Cómo ha afectado la pandemia a los museos?

– La pandemia ha sido completamente disruptiva para la actividad de los museos. Es la primera vez que todos los museos del mundo han cerrado a la vez. Ahora están reabriendo, pero el problema es cómo.

Para hacer frente a las medidas de distanciamiento, deberán cambiar completamente su organización. Tienen que implementar sistemas informáticos para redistribuir los visitantes. Pero el problema es que los visitantes todavía tienen miedo de entrar a los museos. Hay que transmitir que los museos siguen aquí, estamos abiertos, somos zonas seguras y queremos ser parte de nuestras comunidades.

Nuestras principales preocupaciones ahora es volver a atraer a los visitantes en condiciones de seguridad, garantizar el empleo y asegurar la financiación.

– ¿Algunos museos se verán obligados a cerrar, sobre todo los más pequeños y privados?

– Las encuestas que hemos realizado entre nuestros miembros con motivo de la pandemia muestran que un 30% de los museos temen cerrar, y esta crisis no ha acabado todavía. La situación es diferente en distintas partes del mundo. Los museos en África, Asia y países árabes y los privados son los que más temen que su actividad se vea afectados. Se trata de un peligro real.

Queremos que los gobiernos tengan en cuenta la importancia de los museos, para que los apoyen. Los museos deberán cambiar su modelo de negocio, eso es seguro, pero necesitamos ayuda.

– Las ayudas por parte de los Gobiernos, sobre en la UE, ha diferido dependiendo de cada país. ¿Por qué es importante que los museos reciban ayuda pública y esas partidas no se dediquen a otras áreas necesitadas, como sanidad?

– El ICOM fue fundado en 1946 para hacer frente al desastre de la II Guerra Mundial. Los padres fundadores de esta organización la impulsaron junto a la UNESCO porque pensaban que los museos eran necesarios para crear un mundo mejor y aprender del pasado.

Cuando acabe esta crisis ¿Alguien podrá decir que la hemos superado si los museos, librerías o los cines siguen cerrados? ¿Podremos decir que hemos superado la pandemia si en nuestras comunidades abren los bancos o los bares, pero no hay ningún tipo de actividad cultural? Sería un desastre, un país sin cultura no tiene futuro.

La sostenibilidad de los museos es un tema fundamental, lo era ya antes de la pandemia, lo sigue siendo ahora.

– ¿Está el patrimonio en peligro?

– El patrimonio tangible no está en peligro. Los museos pueden sortear esta difícil situación, las colecciones están controladas. Pero el patrimonio histórico intangible ha sido golpeado con mucha dureza.

Pensemos en el confinamiento, el distanciamiento social, y en cómo está afectando fuertemente a nuestras sociedades y a su costumbres, tradiciones, festivales o eventos religiosos. Las medidas de contención de la pandemia han sido disruptivas para la identidad de nuestras comunidad.

Los museos tienen un papel importante ahí, deben sostener la conexión social, que es el patrimonio intangible de nuestras comunidades. Era importante antes, pero lo es más ahora. Sin cohesión social, sin relaciones interpersonales es imposible recuperarse de esta pandemia.

– ¿Cómo cree que afectara al empleo en los museos?

– Mucha gente piensa que lo más importante que hay en un museo son sus colecciones y el edificio, y por supuesto, pero sin gente no puedes desarrollar ese conocimiento. La gente que trabaja en los museos es también el museo. Reabrir un museo no es solo abrir las puertas, es estar activo.

Muchos museos temen tener que reducir sus empleados por esta crisis y eso es una tragedia. Los empleados con una situación más frágil suelen ser los más jóvenes, encargados de los servicios de actividades o educación, con trabajos temporales. Sin ellos, los museos no pueden estar donde deben. No deben ser solo lugares de conservación sino también de participación, lugares de diálogo.

Los museos estatales tendrán menos problemas, al menos podrán pagar los salarios, pero los hay más pequeños, museos privados o regionales, y que se sustentan fundamentalmente con la llegada de visitantes, que se enfrentan a un momento difícil.

– ¿Cómo cree que afectará la caída del turismo en el futuro de los museos?

– Los museos se han visto muy afectados por la caída del turismo, y no parece que la tendencia vaya a remontar. Pero el mapa de los museos también está polarizado, por un lado había museos que recibían millones de visitantes y por otro, los que recibían menos y de sus comunidades.

Los millones de visitantes que nos visitaban generaban ingresos en nuestras comunidades, pero al mismo tiempo eran un gran peligro para las ciudades históricas y nuestro patrimonio cultural, como sucede en Venecia o Florencia. Tenemos que cambiar nuestro modelo de negocio y centrarnos en nuestras comunidades muchos más que en el pasado.

La relación con las comunidades que nos rodean tiene que ser nuestra fortaleza.

– ¿Es el fin de las exposiciones ‘blockbuster’?

– Algunas de las exposiciones taquilleras del pasado estaban muy bien hechas y además, eran un éxito de público, pero otras eran solo iniciativas comerciales. Esta crisis hará que en el futuro habrá más selección: menos visitantes, menos recursos, pero también una mejor selección de las propuestas, a veces virtual, y centradas en las propias colecciones de los museos.

– Algunos museos habían llegado a un punto de saturación, estaban completamente masificados. ¿Esta puede ser también una oportunidad para que los ciudadanos recuperen sus museos?

– El Covid-19 es una tragedia, desde luego, pero algunas tragedias pueden ser un oportunidad para innovar. Los ciudadanos pueden reconstruir ahora su relación con los museos.

Los grandes museos saturados de visitantes no era un experiencia gratificante para mucha gente.

Esta es una oportunidad para construir un turismo más sostenible. Apostar menos por esos banales itinerarios turísticos y apoyar una nueva relación entre cada ciudadano y el patrimonio histórico de su país. Ese es el mejor regalo que los museos y el patrimonio pueden ofrecer ahora. Conocer nuestros museos, saber qué podemos aprender del pasado y construir un futuro mejor.

– Aparte del coronavirus, los museos se enfrentan, más que nunca, a retos de diversidad e inclusión en sus estructuras y sus colecciones, pero en ocasiones da la sensación que los cambios a veces son lentos o no cumplen expectativas. ¿Llegarán las promesas de cambio?

– Los tiempos cambian, las expectativas cambian y los museos también. El ICOM por ejemplo está cambiando muy rápidamente, cada vez somos más digitales, más transparentes y más participativos. Hace poco tuvimos nuestra primera Asamblea General digital, que fue todo un éxito, con una participación de 1.500 personas.
Todo está cambiando. No podemos pensar nunca más en los museos como lugares de conservación, son lugares de diálogo intercultural, y la crisis del Covid está acelerando estos cambios en muchos sentidos.

– Dentro de su organización hay un debate sobre la definición de museo, lleva cuatro décadas siendo la misma. ¿En qué punto se encuentran?

– Tenemos una buena definición, pero definitivamente tiene que ser actualizada, porque, como he dicho, todo cambia. En el seno del ICOM, el debate sigue y la decisión se tomará en nuestro próximo Congreso en Praga en 2022. El cambio no es fácil en una organización con 15.000 miembros de 138 países.

– ¿Cómo vivió al reapertura de los museos en su país?

– Fue una experiencia muy conmovedora. Que se abrieran las puertas y que tanta gente estuviera esperando para entrar, me llegó al corazón.

He estado en contacto con directores de museo de todo el mundo, están reabriendo lentamente en todas parte del mundo, con muchas restricciones. Es muy importante que reabramos aunque sea con horarios y espacios reducidos. Si mantenemos los museos cerrados será una tragedia.

EFE.



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