Cultura

Andrea Milano: “La culpa puede llevar a tomar decisiones equivocadas”

Volcada de lleno en el género romántico-histórico, cierra con "Alma Gitana, el que las hace las paga" la historia que se inició con "Embrujo Gitano". Tras la presentación en la Feria del Libro de Mar del Plata, desgranó en una charla con LA CAPITAL, las temáticas que aborda a través de las aventuras de Pablo, Almudena, Mariana, Ursula, Ceferino, Diego, Aitana y Juan de Dios.

por Claudia Roldós

En Embrujo Gitano, la novela sobre la gitana Coral, la trágica historia de su madre y su amor con Gabriel, una Almudena casi niña se enamora de “El Payo” desde la primera vez que lo ve. Aquellos primeros años de la década de 1860 no fueron el momento para que estos personajes tan queridos tuvieran su historia de amor. Era el momento de que Coral pudiese conocer su verdadero origen, encontrarse con su madre y encontrar su verdadero amor, no sin antes luchar contra los prejuicios, la envidia y la maldad.

Pero la ficción todo lo puede y, Andrea Milano, con su dedicación y su pluma avasallante, retoma la historia tres años después, para darle una posibilidad a ese Pablo (El Payo) dolido y atribulado por la culpa, de encontrar la felicidad y a Almudena de conquistarlo, en Alma Gitana, el que las hace las paga (Plaza & Janes).

Es también la oportunidad para que lectoras y lectores puedan conocer qué pasa después del “fin”, de darle protagonismo a otros personajes secundarios que tienen matices, ricas historias por develar y más aventuras que vivir y, además, de introducir nuevos personajes, problemáticas, intereses y acción a la trama.

Andrea Milano estuvo recientemente en Mar del Plata, justamente para presentar Alma Gitana, el que las hace las paga, En la Feria del Libro, y en ese marco habló con LA CAPITAL sobre la novela y las temáticas que aborda.

En este caso, desde su protagonista, el tema de la culpa atraviesa toda la trama. “La culpa puede llevar a tomar decisiones equivocadas e impide ser feliz”, sostuvo la escritora.

– ¿Por qué decidiste continuar en el universo que habías creado en Embrujo Gitano, en Alma Gitana, el que las hace las paga?

– Porque había un par de personajes que, mientras escribía Embrujo Gitano, fueron ganando protagonismo dentro de la trama y supe desde ese momento que volvería a reencontrarme con el Payo y Almudena para contar su historia. Se merecían tener su propia novela. Ese deseo, también manifestado por muchas lectoras, se volvió realidad con Alma Gitana: el que las hace las paga. También me permitía jugar con esa premisa que surge después del “y fueron felices para siempre” retomando varios personajes de Embrujo Gitano, y que el lector pueda descubrir así qué fue de sus vidas después de cerrar el libro.

– ¿Qué desafíos te planteó el incorporar personajes nuevos – El caso de Mariana y Úrsula, por ejemplo- en ese ámbito de personajes que ya tenían su red de relaciones?

– Mi idea era incorporar personajes que ya venían de Embrujo Gitano y darles más fuerza en esta historia. También sumé personajes nuevos para enriquecer y sostener la trama principal ya que esta novela se caracteriza, sobre todo, por tener varias historias que corren paralelas a la de los protagonistas. Aunque es “la novela que escribí para el Payo y Almudena” nos vamos a encontrar con muchas historias en una sola.

– ¿El crecimiento como personaje de Ceferino fue planificado o cobró vida propia?

– Ceferino es precisamente uno de esos personajes que se asomó tímidamente en Embrujo Gitano y que pedía a gritos reaparecer para contar su historia. Si bien su incorporación a Alma Gitana fue planificada, a medida que iba escribiendo, fue cobrando vida propia y por eso se convirtió casi en el otro protagonista masculino de la novela. Sé que incluso se ganó el corazón de muchas lectoras. Obviamente, el mío también.

– Además de la investigación del contexto histórico en el que situás la trama y la (o las) historia de amor que no pueden faltar. ¿Cómo trabajás, pensás, elaborás los temas que querés abordar en cada historia?

– Sin dudas, la etapa histórica en la cual voy a situar la novela es una de las cuestiones que trato de establecer primero a la hora de trabajar la trama. A veces sé antes el período en el cual quiero desarrollar la historia, otras veces, tengo a los personajes y debo buscar en qué marco histórico ubicarlos. En ambos casos, me documento muchísimo antes, durante y después del proceso de escritura. Recurro siempre a las fuentes más fiables. Para Alma Gitana, por ejemplo, me puse en contacto con gente de Laguna Larga, en Córdoba, para solicitarles información sobre un accidente ferroviario que fue el primero en registrarse en esa provincia. También surgió una duda sobre algunas notas que tenía de Felicitas Guerrero y obtuve ayuda de uno de sus descendientes.

– En este caso, por ejemplo está la cuestión del acoso, con un anclaje muy real en el personaje de Felicitas Guerrero, que ya habías planteado un poco en embrujo Gitano.

– Sí. Felicitas apenas fue nombrada en un par de ocasiones en Embrujo Gitano y aprovechando que el período histórico en el cual iba a situar Alma Gitana coincidía con los momentos más aciagos de su vida (su viudez, la pérdida de sus dos hijos y el acoso que empezó a sufrir de parte de Enrique Ocampo) decidí incluirla en Alma Gitana como un personaje más.

– También con la violencia de género. ¿Cómo encarás estos temas que tienen tanta vigencia, con la perspectiva histórica?

– Además del acoso, en esta novela quise abordar el tema de la violencia de género a través de doña Trinidad, una madre abnegada y una esposa sumisa que padece maltratos dentro de las paredes de su propia habitación. Me interesaba incluirlo en la trama, porque en esa época, en la cual las mujeres tenían anulados sus derechos, la violencia que ejercía el marido hacia ella ni siquiera era vista como tal solo porque ocurría en el marco de la relación conyugal. El hombre podía maltratar a su esposa no solo a través de un golpe. En este caso en particular, doña Trinidad también era humillada verbalmente; su marido le hacía sentir que no valía ni como mujer ni como madre. Como ocurre ahora, lamentablemente, ella justificaba sus maltratos o creía merecerlos.

– También abordás la venganza, desde el vamos un tópico que da muchísimos recursos, pero que en este caso viene como una herencia por un lado y con una gran dosis de manipulación con el personaje de Diego Guzmán.

– Diego Guzmán es el artífice de una venganza que juró llevar adelante hasta las últimas consecuencias y que comulga con esa sentencia inexorable que “el que las hace, las paga”. Fue un personaje que adoré recrear. Oscuro y maléfico. Sin dudas, un lobo con piel de cordero. Por otro lado, tenemos a Úrsula, alias “El cuervo”, una mujer ambiciosa que busca recuperar lo que cree que le pertenece y lo hace en nombre del cariño que dice sentir por la muchacha a quien ha criado desde pequeña. En toda historia de amor debe haber un villano y en Alma Gitana tenemos a más de uno. Son los personajes con los cuales me divierto más mientras escribo.

– ¿Cómo trabajaste la culpa, el peso que lleva el personaje de Pablo?

– La culpa atraviesa la novela de principio a fin. Incluso ya en el subtítulo (El que las hace las paga) sabemos que va a ser un ingrediente fundamental en la historia. Pablo carga con el peso de haberse manchado las manos de sangre y ese hecho lo condiciona mucho a la hora de buscar la felicidad. La culpa lo obliga a tomar muchas decisiones equivocadas que terminan por alejarlo de la mujer que lo ama. Esa misma culpa que le impide ser feliz lo convierte en un hombre cerrado y sobre todo muy terco. A Almudena no le resultará nada sencillo ganarse su corazón.

– Más allá de las diferencias en cuanto a formas de expresarse, los encorsetamientos propios de los supuestos “lugares” o “roles” que debían ocupar o conservar las personas según su posición ¿creés que el amor, las formas del amor romántico han cambiado?

– Aunque los lugares, las formas o los roles hayan cambiado o evolucionado través de los años, creo que el amor romántico mantiene la misma esencia. El cortejo y la seducción pueden variar según la época; pero las miradas a escondidas, los suspiros ahogados, el pulso acelerado o ese cosquilleo en el estómago que se siente al estar enamorado son los mismos de siempre.

– ¿Creés, como Coral, en el destino?

– Totalmente. Creo que todos tenemos nuestro destino escrito y que, de una forma u otra, siempre se cumple. Podemos “torcerlo” pero nunca evitarlo. Además, el destino está muy presente en la novela y no solo a través de las palabras de Coral. Me sorprendió mucho a la hora de investigar sobre la cultura de los gitanos que ellos no solo rigen sus vidas por las artes adivinatorias como la lectura de manos, sino que también tienen su propio horóscopo. En Alma Gitana, el elemento que corresponde al signo del Payo, es la rueda.

– Ya estás trabajando en una nueva novela histórica-romántica. ¿Te cuesta soltar una historia hasta empezar otra? ¿Cómo es la transición? ¿El trabajo de documentación tiene un peso en esa transición?

– La mente del escritor, por suerte, nunca descansa y cuando te desprendés de una historia ya estás pensando en otra. Algunas veces incluso ya tenés una nueva en mente sin haber terminado la novela en la que estás trabajando. Yo tengo mi etapa de transición a la que llamo “período de duelo”. Cada vez que suelto una historia, necesito tomarme al menos unos días para comenzar con un nuevo proyecto. En cuanto al trabajo de documentación, como investigo antes de cada novela, eso también me permite tomarme un poco más de tiempo para despedirme de los personajes con los cuales conviví los últimos meses.

El adiós a Lena

– Has escrito novelas en distintos géneros -policial, novela negra- pero últimamente estás más volcada al género romántico-histórico. ¿Qué fue lo que te sedujo, lo que te llevó a dedicarte a él por sobre los otros?

– Me he movido entre la novela histórica y el policial durante buena parte de mi carrera como escritora. Podía convivir con ambos géneros sin problemas porque, además, como lectora, son mis favoritos. Sin embargo, durante los últimos tres años me he abocado totalmente a la novela histórica y me costó mucho retomar el policial contemporáneo. Por eso tomé la decisión de abandonar la saga de novelas nórdicas que publico como Lena Svensson para seguir con la novela histórica. Fue una resolución tomada en conjunto con mi editora y por suerte, los seguidores de la saga entendieron las razones que tenía Lena para decir adiós. Ya no me sentía a gusto escribiendo policial y cuando lo que escribís no sale del alma, es mejor no hacerlo.

– ¿Qué podés adelantar de esta nueva trama en la que, en parte, el escenario será Brasil?

– No mucho. Aunque ya empecé a escribirla, estoy en pleno proceso de documentación. Como cada vez que inicio un nuevo proyecto, ya tengo casi toda la historia armada. Por supuesto, eso no quita que después haya varias modificaciones a lo largo de sus páginas. Si bien la trama se desarrolla entre Buenos Aires y Brasil, la mayor parte transcurrirá en Campinas, una ciudad de Sao Paulo, durante las luchas abolicionistas en la década de 1880. Es un proyecto que tenía en carpeta hace tiempo y llegó la hora de realizarlo.

– También participás del libro de relatos Ay, pasión, historias que enamoran. ¿Cómo te llegó la posibilidad y qué podés contar de tu relato?

– Sí, el 1 de noviembre llega “Ay, pasión”, la segunda antología del sello Plaza y Janés en la cual tengo el honor de participar después de formar parte de la anterior “Ay, amor” que se editó en el 2015. Fue una gran alegría cuando Florencia, mi editora, me convocó para sumar mi relato al de tantas colegas a las que quiero y admiro. Mi cuento, titulado “Pasión privada” surgió como un experimento. Quise mezclar los dos géneros que venía publicando y entonces salió un romance histórico con tintes policiales ambientado en el año 1914 entre los barrios de Belgrano y La Boca. Me sirvió para después comenzar a escribir “Al compás del corazón” un policial histórico a modo de folletín que publico todos los domingos en las páginas del diario El Popular de Olavarría.

— “Ay, pasión” una antología de relatos

Tras el éxito en 2015 con “Ay, amor”, llega “Ay, pasión” una antología de Plaza & Janes que reúne trece relatos que transportan a un mundo de amor, deseo y seducción de la mano de las más talentosas autoras románticas.

Cristina Bajo, Florencia Bonelli, Gloria V. Casañas, Gabriela Exilart, María Border, Graciela Ramos, Camucha Escobar, Fernanda Pérez, Andrea Milano, Anabella Franco, Gabriela Margall, Mariana Guarinoni y Mirta Pérez Rey, aportaron cada una un relato exclusivo para este volumen que estará disponible en librerías desde el primero de noviembre.

¿Quién no recuerda el hormigueo en el estómago del primer amor? ¿A quién no se le cortó la respiración por el ser amado o sintió una daga en el corazón al verse traicionada? Un amor no correspondido, una segunda oportunidad, un matrimonio roto, un reencuentro luego de décadas de silencio, un flechazo inesperado de los que te cambian la vida en un instante… Este conjunto de relatos sumerge de lleno en la belleza de enamorarse, en la desesperación que atormenta cuando algo sale mal y en las dudas que aquejan al decidir hasta dónde arriesgarnos.

— Perfil polifacético

Andrea Yungblut, conocida en el mundo editorial como Andrea Milano, vive en Olavarría. Estudió idiomas y se desempeñó como traductora y docente de lenguas extranjeras. Voraz lectora y apasionada de las letras desde muy pequeña, empezó publicando relatos en algunos medios gráficos de su ciudad, hasta que en 2007 editó su primera novela. Es autora de Pasado imperfecto (2007), Corazón impostor (2010), Lazos de silencio (2012), Susurros desde el más allá (2013), La reina de la noche (2014), Mala semilla (2014), Embrujo gitano (2016) y En brazos de mi enemigo (2018). También publicó obras bajo otros seudónimos: como Sienna Anderson, Nomeolvides (2008), Escondido en tu mirada (2011) y La sombra oscura de la duda (2013), y como Lena Svensson, la saga de Greta Lindberg, compuesta por La redención y la muerte (2011), El cazador y la presa (2012), El ángel y el infierno (2013) La araña y la mariposa (2015) y El azar y la venganza (2016). Ha participado, además, de la antología Ay, amor (P&J, 2015).

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