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Opinión 26 de mayo de 2020

Aunque no se pueda creer también hay grieta durante la crisis por la pandemia

por Gerardo Gómez Muñoz

Los momentos iniciales daban lugar a alguna preocupación por el rostro tenso de Horacio Rodríguez Larreta en el comienzo de la conferencia de prensa del sábado junto al gobernador Alex Kicillof y el presidente Alberto Fernández. Pese a ello, sumado al nerviosismo que se advertía en las trabajosas explicaciones del jefe de Estado, se llegaba al fin de las exposiciones sin contradicciones. Previamente se sabía que las restricciones de la cuarentena no sólo no se reducirían sino que, en ciertos casos, volverían a su rigurosidad inicial y en otros, se ampliarían sus exigencias.

El jefe del Gobierno de la Ciudad fue amplio reconociendo, casi en libreto trabajado, las consecuencias desfavorables surgidas.Y asumía que la nueva etapa era poco menos que una cuestión de vida o muerte para habitantes de sus “barrios populares”. El rebautismo neoliberal-populista de las viejas e infamantes “villas miseria”, que ningún gobierno ni militar ni civil ni peronista ni radical ni del reciente “neoliberalismo” derrotado supo erradicar en aras del mínimo derecho a la vida digna del prójimo.

El intercambio de preguntas y respuestas dio pie a algunos periodistas mal acostumbrados a preguntar en busca de la respuesta que pretenden lo que provocó el evidente malestar de Fernández y de Kicillof. El primero cruzó de entrada a la conocida periodista- garrochista del salto de partido a partido para evitar que se repita la interrogación sobre supuestas verdades sobreentendidas.

Y allí al gobernador le brillaron los ojos como al tiburón que olfateó sangre y por dentro se habrá dicho -porque no se oyó- “si quieren guerra la tendrán”. Y empezó, nadie lo contradijo ni le hacía falta, fácil como es para ir al frente y a la primera de cambio se zarpó.

Montenegro gestiona

Desde el mismo domingo los diarios, sobre todo aquellos que esperan como postre postergado el enfrentamiento, tuvieron la mesa servida. Inclusive, con las declaraciones -a falta de Lilita Carrió que desde los pañuelos celestes prefirió la vida- de una encendida Patricia Bullrich que no tira balas precisas sino piedrazos de tribuna brava.

Hubo duras contestaciones de Cristian Ritondo, Mario Negri, Jorge Macri y hasta del marplatense Maxi Abad, el radical más cercano a María Eugenia Vidal, la víctima propiciatoria del exagerado e inoportuno figther de La Plata.
De paso, las apariciones, excepto la de Bullrich convencida de que es la jefa del PRO, indican cómo se viene y cómo se pondrá la interna del frente macrista. Tal vez la ausencia en la ocasión del boyante Miguel Pichetto marca la falta de brújula del rionegrino que soñó con el estrellato al lado de Mauricio y se está perdiendo para siempre.
Cómo pega mencionar a Guillermo Montenegro en este panorama no es tan difícil deducir. Tiene que ver con lo único que, como a buen gobernante, le debe interesar: la suerte de su gente. Los marplatenses que aguardan soluciones para el diario vivir que no sabe de enfrentadas circunstancias de la política ciega que no mira para adelante.

Es que pese a su cercanía incontrastable con Vidal y Macri, el de Vicente López, es de vida o muerte que ni Alberto le pierda confianza ni Axel lo considere un puchinball de ocasión porque en medio esta el interés de su comuna. Y no apareció en ningún lugar ni en los diarios del domingo. Claro, estaba gestionando en Mar del Plata rumiando bronca porque se caían sus conversaciones del más alto nivel, en favor de los marplatenses. En su entorno había en cambio sonrisas por la salida provisoria del engorro que para la ciudad significaba la paralización de la recogida de la basura por el conflicto de los recicladores del predio. La mortificante, y algo más, para miles de familias vinculadas a la tarea gastronómica desde el laburo y desde la explotación comercial del rubro tan existencial para Mar del Plata. Hubo trabajo interminable en el gobierno en conversaciones con los más diversos interesados. Las que llegaron dos veces o más al propio presidente Fernández, al gobernador y al jefe de Gabinete de este. Correcciones y más correcciones para adecuar los protocolos a los requisitos de las normas de la cuarentena y otras vinculadas a la interacción de los tres poderes administrativos que vienen trabajando en unidad.

El mismo domingo Montenegro y Fernández volvían a esos temas que con Kicillof estaban de hecho superados con la aceptación de los benditos protocolos. La gente vinculada al “Guille” sostenía “sotto voce” que las escaramuzas verbales del sábado y las periodísticas del domingo no involucraban a Mar del Plata. El propio intendente , el domingo, con el correr de las horas sonreía, cada más sereno, pero sin dejar escapar secretos.

Sus secretos puntualizaban que algo tan central en estos momentos -el aspecto sanitario- marcha sin inconvenientes, la seguridad también y en lo salarial confía que no se llegará al descuento. Apenas admiten que podrían, a lo mejor, caer algunas horas horas extras.

Ayer ya se sabía que la aprobación de Kicillof a los retoques del protocolo para que vuelvan a abrirse las puertas del comercio había logrado también el visto buenos presidencial. Desde ese momento comenzaron las reuniones de urgencia con los comerciantes para que hoy estuvieran listos para trabajar.

La vocación política y el deber

El viento aullaba, lloviznaba, el olor al locro criollo se colaba entre los azotes del viento mientras un marplatense iba en busca de qué por la ruta desierta…quién era? un loco, un desocupado, un enamorado de la ciudad? Estación de servicio a la salida de la ciudad, tanque que se llena y conductor que baja a abonar…nada menos que el capo radical y jefe del bloque de diputados de la Alianza de Cambiemos, Maxi Abad, que iba rumbo a Rauch y no a la Fiesta del Ave de Raza que ya desapareció. Iba a un encuentro de la Quinta Sección Electoral que sería presidido por el diputado nacional y jefe del bloque Mario Negri. Sarna con gusto no pica diría un viejo paisano… Y sí, “es mi vocación desde estudiante, la militancia por mis ideales políticos, la política me dio satisfacciones desde mi dedicación y mi respuesta desde donde sea y pueda a quienes creen en mí”. Y pasó a inquisidor “y vos siempre periodista: ¿cuántos años en la tarea?”…Y casi y sin casi 60 años..”¿Y no vas entender lo que es la vocación? ¿Cuántas veces dejaste a la familia, una fiesta o una celebración familiar? No hiciste algo que excedía al horario o al pago porque la noticia te ponía en ese trance?..”

La anécdota vaya en sencillo reconocimiento a los que trabajan en favor de la gente como hoy los enfermeros, los camilleros, los médicos, los guardianes, los policías, los militares y todos los que desafían a un virus feroz y todos los días al requerimiento del otro por su vocación, por su oficio por su obligación más allá de su posibilidad de elegir y de esperar otro asista y salve al prójimo.