Por Marcelo Solari / Desde Santiago de Chile

 
Muchas veces, por desconocimiento a exitismo exacerbado, se cree erróneamente que para que la participación de un atleta en una gran competencia sea considerada exitosa, sí o sí debe ganar una medalla. Está clarísimo que no es así, pero no es sencillo desterrar ese pensamiento. El propio Guido Buscaglia lo explicó de la mejor manera tras su séptimo puesto en la final de los 50 metros estilo libre, “su” prueba.

Estar en la final ya era un objetivo en sí mismo, pero también se había planteado otros. Y pudo cumplirlos, por eso su autovaloración y la forma de expresarla, es notable. Casi como un ejemplo a seguir.

El marplatense, representante del Club Atlético Once Unidos, había conseguido meterse entre los ocho que nadaron por las medallas en la prueba más explosiva de este deporte.

Por la mañana, con un registro de 22s58, había quedado noveno en la clasificación global. Sin embargo, delante suyo se ubicaron tres brasileños, y por reglamento, el cupo máximo por país es de dos nadadores, motivo que le otorgó ese merecido y buscado lugar.

En la final vespertina, mejoró notoriamente su tiempo, y con 22s37 consiguió el séptimo puesto. Bien cerca de su mejor registro (22s17), el cual también es récord argentino vigente. Entró todos los días a la moderna piscina del Centro Acuático y lo hizo muy bien, con regularidad y sosteniendo un nivel excelente. Pero mejor aún, es su análisis junto a la prensa marplatense que trabaja en Santiago.

“Los 50 metros son así. Un día te levantás bien otro día no, y de eso depende el resultado final. Ciertamente me sentía un poco cansado, pero al entrar al agua a la final estaba muy bien, motivado y con ganas. ¡Era una final en los Juegos Panamericanos!”, sostuvo.

– ¿Cuál es tu balance de los Juegos hasta acá?
– Estoy muy contento. El balance es súper positivo. Todas las veces que nadé en 100 metros lo hice por debajo de los 50 segundos, que era uno de los objetivos. Y la de esta final debe ser mi segunda o tercera mejor marca en los 50 metros, así que seguiremos.

– ¿Esta actuación representa un paso adelante en tu historial en los Juegos?
– Sí, si lo tenía pendiente de Lima 2019, cuando empaté el octavo lugar y me quedé afuera de la final de los 100 metros. Esta vez pude clasificar para esta final de 50 metros y eso es súper importante. Como dijo Maca (Ceballos), veníamos de un panamericano difícil los dos, y ella ganó medalla y yo pude entrar en la final. Para mí es un montón y me pone muy feliz.

– ¿Tu buena actitud contribuye a esos logros?
– Yo creo que sí. Estar contento, estar feliz, hace que todo sea un poco más fácil, mejor. Siempre tengo una frase en mi cabeza. Y es que cualquier cosa que hagamos con buen ánimo, es más fácil, y cuando hacemos las cosas sin ganas, es todo más difícil. Entonces intento mostrar eso. Cuando me tocó entrar para la final, miré a la cámara y sonreí, porque para mí estar en los Panamericanos es algo único, con lo que siempre soñé, y es para disfrutarlo.

– ¿De alguna manera les complicó el descanso la escasa diferencia de tiempo entre el turno de la mañana y el de la tarde?
– Sí, eso no estuvo bueno. Pero era igual para todos, y algunos chicos hicieron sus mejores marcas a la tarde, luego de haber competido a la mañana. Pero es evidente que con el viaje de casi 60 minutos desde y hacia la Villa Panamericana, se hacía muy difícil poder descansar a la hora de la siesta.

– ¿Con quiénes compartís este gran momento?
– Con mi familia, mis amigos, el club Once Unidos y sus autoridades, que siempre me bancan, con el Emder y con mucha gente que hace posible que yo pueda estar acá.