En una emotiva jornada plagada de anécdotas y recuerdos, el sociólogo Abel Julio César Ayala, más conocido como “Cacho”, fue reconocido ayer con el título de “vecino destacado” por el Concejo Deliberante.

Del acto participaron dirigentes y concejales de distintos espacios políticos, autoridades de la Unión del Comercio la Industria y la Producción (UCIP), defensores del pueblo, referentes de la Universidad Nacional de Mar del Plata, Caece y Fasta, familiares y amigos.

“Declarar a alguien vecino destacado de la ciudad es importante porque es el reconocimiento que hace todo un pueblo expresado institucionalmente a través de nosotros. Es un orgullo haber sido vehículo de este reconocimiento que expresa también a toda la ciudad en todas sus vertientes y expresiones”, dijo el presidente del bloque de concejales del Frente Renovador, Lucas Fiorini, impulsor de la distinción, luego de que en un video destacaran la labor y los valores de Ayala desde personalidades políticas y amigos hasta sus hijas y nietas.

“También es un homenaje a la honestidad”, agregó Fiorini, y manifestó el “orgullo” de contar en su equipo con una de las hijas de Ayala, María Eva, “que hace honor a la honestidad, los compromisos, los valores y a la inteligencia” de su padre.

María Inés Pacenza (Universidad Nacional de Mar del Plata) subrayó la importancia del reconocimiento no solo por las cualidades de Ayala, sino además porque las puso en práctica “en una profesión muy vilipendiada y perseguida” como la sociología. “Tengo una doble emoción. Fuimos perseguidos por la dictadura, cerraron nuestra carrera, pero insistimos”, recordó.

Pacenza miró a Ayala y le dijo: “Sos un transgresor. Por tu insistencia en desarrollar tu profesión, una profesión en la que éramos catalogados de subversivos, una profesión que se decía que no servía para nada”.

A su entender, no fue un reconocimiento “a un profesional tradicional”, sino “a un profesional que luchó para imponer a la sociología como una herramienta que permite conocer y transformar la realidad”.

Pacenza memoró los primeros pasos de Ayala en la década del setenta: “Junto con quien fuera mi marido, Marcos Boldrini, empezaron a hacer los primeros trabajos de investigación. Mi marido trabajaba en la Secretaría de Planeamiento e hicieron la primera encuesta de empleo y desempleo. Por primera vez se conocieron datos de Mar del Plata. Fue un trabajo que marcó una época”. También le reconoció el hecho de haber contribuido a la apertura de la carrera de sociología en la universidad Caece.

“Quisiera darles un beso a todos. Quizá sea mucho para mí”, agradeció Ayala, y continuó con las anécdotas. Se remontó a la época en que una cámara de la ciudad lo declaró “persona no grata”. Contó que un día “de abril o mayo” de 1978, mientras desayunaba con su esposa, leyó un titular de un diario local que anunciaba la llegada de unos 200.000 visitantes a Mar del Plata durante el período en que la ciudad iba a ser subsede del Mundial. “Pero en la cancha entraban 41.000 personas y en la ciudad había entre 60 y 65.000 camas. ¿Dónde las iban a meter?”.

Ayala era director del Departamento de Estudios Económicos y Sociales de la UCIP. El presidente de la entidad, Norberto Pace, lo autorizó a hacer un relevamiento. Y el estudio reveló que no iban a llegar más de 7.000 turistas. “Por eso una cámara muy importante me declaró persona no grata y no solo eso: se desafiliaron de la institución”, contó. Pero dijo que la UCIP, que le había abierto las puertas en el 76 cuando lo expulsaron de la Universidad, igual lo “bancó”. “Me voy a morir con ese recuerdo”, agregó emocionado.