por Paola Galano
@paolagalano

Libros de cine en papel y digitales, más revistas, películas, programas de mano y afiches, entre otros elementos, integran la Biblioteca de Cine Dynamo, que nació de la mano de un cineclub y que funciona, desde la semana pasada, en el Espacio Cultural Bronzini, en Rivadavia 3422. Ideada por los integrantes del Cineclub Dynamo, la biblioteca busca recuperar la discusión sobre cine en una ciudad que tiene una relación cercana con el Séptimo Arte.

“Cineclub Dynamo nació en Mar del Plata hace casi quince años, el 25 de mayo de 2004. Se proyectó una copia en 16 mm de Nosferatu de Murnau cedida por el Instituto Goethe. Para esa época yo vivía en Buenos Aires y el cineclub continuó y creció allá, con muchos estudiantes de las carreras de cine, también estudiantes de otras carreras artísticas y vecinos de San Telmo”, contó Carlos Müller, realizador cinematográfico, egresado de la Enerc y uno de los responsables de esta flamante biblioteca.

Cabe señalar que el espacio permanecerá abierta los miércoles, jueves y viernes de 9 a 13 y los sábados de 17 a 21. Los sábados a las 21 serán las funciones del cineclub. Y la apertura de la biblioteca estuvo acompañada por una muestra de afiches de cine soviético.

“Seguirán existiendo”

Consultado sobre el fin de los cineclubes, que fueron verdaderas instituciones culturales en otras décadas, Müller indicó que si bien no abundan, los cineclubes “aún existen y creo que seguirán existiendo”.

“No hay muchos cineclubes en comparación con los años 70 y 80, está claro, pero entre algunos que cierran y otros que abren me da la sensación de que se mantiene un número parejo en los últimos años. Lo que sí hay es grupos con distintas inquietudes que proyectan películas y en los que el cine es subsidiario de algo más. En esos casos se desdibuja un poco la figura del programador”, observó.

Por eso bregó que este cineclub, que tiene prevista la proyección de diversas películas, el cine sea la dimensión más importante. “Lo característico del cineclub es que predomina la perspectiva cinematográfica por sobre la histórica, política, psicológica, etc. Gente interesada en el cine que habla de cine. Aunque claro que toda película tiene su contexto histórico y político, que suele ser mencionado en la presentación de la película en los casos que lo amerita”, señaló a LA CAPITAL.

A su vez, Müller contó que intentará “armar un archivo de imágenes históricas de Mar del Plata”.

“Vamos a recopilar material en formatos fílmicos y digitalizarlo, ese es el primer paso. Vamos a ofrecer a vecinos e instituciones de la ciudad que tengan películas con imágenes de Mar del Plata en formatos fílmicos -familiares o de cualquier tipo- la posibilidad de digitalizar ese material y agregarlo a un acervo de imágenes sistematizado. La intención es armar una memoria visual de una ciudad geográficamente privilegiada que cambió y sigue cambiando rápidamente su paisaje urbano y su fisonomía. Hay una Mar del Plata que ya no existe más que está fragmentada en muchas películas”, agregó.

“Ya funciona como lugar de lectura”

– ¿Qué sentido tiene un cineclub en tiempos de Netflix, Flow y Youtube y de la revolución en los hábitos de consumo de espectadores y espectadoras?

– En momentos en los que la atención y la comunicación están tan fragmentadas el cineclub es un lugar de encuentro que ofrece la posibilidad de ver una película de corrido y de participar de un debate o hacer un comentario después de la proyección. En el público del Cineclub Dynamo hay mucha gente joven, estudiantes principalmente. Pero también hay personas adultas y mayores que encuentran un espacio para expresarse y escuchar algo sobre la película que van a ver.

– ¿Qué libros contiene la biblioteca?

– La Biblioteca de Cine Dynamo es específica de cine, ese es el límite. No es de pintura, de fotografía ni de teatro. Contempla todos los aspectos del cine. Teoría, análisis, historia, crítica, directores, géneros, movimientos, cine argentino, el respaldo jurídico del cine, manuales de cámara y proyección, etc. Hay también catálogos de los festivales de Mar del Plata y una sección dedicada a Mar del Plata, con algunos libros, programas de mano y gacetillas de cineclubes locales desde la década del 60. Hay revistas, películas en formato 16 mm, programas de mano, afiches y diapositivas, además de libros en papel y digitales.

– ¿Se podrán consultar en el mismo espacio, habrá préstamos a domicilio?

– Abrimos el miércoles 8 de mayo, hace muy poco y estamos clasificando los libros. El lugar es muy agradable y esperamos que se acerquen estudiantes, periodistas, investigadores y público en general. La biblioteca ya funciona como lugar de lectura y consulta pero aún no prestamos libros porque no tenemos un sistema de préstamos. Es un emprendimiento autogestionado gracias al apoyo de la Biblioteca de la Enerc que nos donó libros y revistas, gracias el Espacio Cultural Bronzini que pone generosamente el espacio y a los libros que aportamos Lucio Ferrante y yo. Entre nosotros dos nos repartimos las horas de bibliotecario, la clasificación y todas las tareas, que son nuevas para nosotros. Lo importante es que la biblioteca ya está funcionando.

– Mar del Plata tiene una historia rara con el cine, alberga a un festival importantísimo desde 1954, pero la actividad cinematográfica (ciclos de cine, rodajes, espacios para ver cine independiente) se sostiene por puras voluntades personales y con mucho esfuerzo. En este sentido, ¿por qué abrir una biblioteca de cine en Mar del Plata?

– En los últimos años creció mucho en Mar del Plata el interés por estudiar cine y aparecieron ofertas académicas para canalizar ese interés. Nos gustaría que la Biblioteca de Cine Dynamo se transforme en un lugar de estudio y en una referencia en muchos temas académicos relacionados al cine. También estamos pensando en dictar cursos y otro tipo de actividades para poder mantener el espacio, ya que no contamos con ningún presupuesto.

– ¿Por qué la sala de lectura se llama Rolf Rüst?

– Rolf Rüst era un amigo que trabajaba en la Cinemateca del Instituto Goethe y siempre apoyó mucho al cineclub. Se interesaba por las funciones y los eventos culturales que organizaba desde el cineclub. Un día me dijo, medio en serio medio en broma, que le ponga su nombre a alguna sala del cineclub. Luego me fui de viaje y al regresar me enteré que había fallecido. Este año hablé con su familia y les conté que quería usar su nombre para la sala de lectura y lo tomaron con alegría.