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Policiales 23 de junio de 2020

Caso Lario: esperan un georradar para analizar el fondo del pozo

La posibilidad de hallar en el fondo de un pozo los restos de Fernando Lario sigue firme. Tras las primeras tareas de hace 10 días se resolvió aguardar la llegada de tecnología para monitorear la tierra y organizar así la siguiente etapa.

No hay olvido ni distracción. La investigación para determinar si el cuerpo del arquitecto Fernando Lario se encuentra en el fondo de un pozo molinero cercano a Batán aguarda la llegada de tecnología de última generación para analizar la tierra y orientar de la mejor forma posible las excavaciones.

La fiscal Andrea Gómez, que revitalizó la causa desde que se hizo cargo de ella a fines del año pasado, hizo los pedidos de un georradar portátil, a diferencia del que ya se utilizó años atrás en esta misma causa que es de “barrido”. La estrategia es agotar primero los recursos científicos para establecer si hay actividad biológica humana en el sustrato térreo a más de 18 metros de profundidad.

Una vez obtenida una conclusión técnica –depende del dispositivo aportado por Gendarmería Nacional– se llevará a cabo la excavación con maquinaria local, tanto del Municipio como de Vialidad, además de una grúa readaptada de Obras Sanitarias.

Hace dos semanas la fiscal Gómez coordinó una inspección inicial a un pozo molinero del paraje Valle Hermoso, ubicado en proximidades del Aeroclub Mar del Plata, en el kilómetro 9,5 de la ruta 88. Allí se llegó luego de la declaración de un hombre de 72 años que señaló el lugar como el que “alguien” le había dicho que allí estaba el cuerpo de Lario. Ese origen ambiguo del dato cobró fuerza al asociarse con otros indicios aportados por el testigo, además de algunos de sus relaciones.

De acuerdo a la línea que se investiga, Lario podría haber sido interceptado el 7 de julio de 2012 a la salida de la Facultad de Arquitectura a donde había concurrido por un acto eleccionario. La hipótesis analiza un contexto de robo o una intimidación de parte de personas que ya conocía Lario por su  trabajo en obras.

El pozo presenta una boca de 1,20 metros y a 18,30 metros de profundidad, donde se angosta hasta los 80 centímetros, personal del cuerpo de rescatistas de Riesgos Especiales halló unos “sólidos”. Resultaron ser chapas de una heladera. Dada la peligrosidad del trabajo a esa profundidad no se pudieron recuperar más objetos o restos.

Ante esta situación (surgida luego de dos bajadas) se convocó a una mesa de trabajo, de la que participó también la familia Lario, y se llegó al acuerdo de coordinar las tareas para un abordaje que, indefectiblemente, incluirá excavaciones.

Entre las distintas solicitudes de la fiscalía resalta el pedido de colaboración al Equipo Argentino de Antropología Forense.