CERRAR

La Capital - Logo

× El País El Mundo La Zona Cultura Tecnología Gastronomía Salud Interés General La Ciudad Deportes Arte y Espectáculos Policiales Cartelera Fotos de Familia Clasificados Fúnebres
Policiales 30 de noviembre de 2025

Caso Olivera: “Siento que Luciano por fin descansa en paz”

La madre del adolescente de 16 años celebró el veredicto en el caso de gatillo fácil ocurrido en Miramar en 2021. El abogado Gregorio Dalbón destacó la unanimidad del jurado y el mensaje “de pacificación social” que deja el juicio.

El veredicto llegó el viernes por la tarde y abrió, para la familia de Luciano Olivera, un capítulo que esperaron durante casi cuatro años. El jurado popular declaró culpable al policía bonaerense Maximiliano González por el asesinato del adolescente de 16 años ocurrido en Miramar, en diciembre de 2021, durante una persecución policial.

A 24 horas del veredicto, Judith Aristegui, la madre del adolescente, habló de alivio, justicia y una herida que, pese al fallo, sigue abierta: “Estamos empezando una etapa nueva; siento que Luciano está descansando en paz y que la lucha no fue en vano”, dijo.

Aristegui describió el veredicto como el cierre de un duelo atravesado por la búsqueda de justicia. “Logré lo que estoy buscando desde 2021, cuando me dieron perpetua a mí al matar a mi hijo y hoy la perpetua le empieza a pagar González”, expresó.

Recordó a su hijo como “un buen chico, un estudiante, un deportista que no merecía esto” y agradeció el trabajo de la fiscalía y de la investigación inicial: González fue declarado culpable, fue todo muy claro; agradezco a la fiscal Ana María Caro que llevó la investigación, al fiscal Fernando Berlingeri que estuvo en el juicio y a Gregorio Dalbón, que hizo más un trabajo por padre que por abogado”, afirmó.

También mencionó las tensiones que sintió ante el formato de juicio por jurados, del que no estuvo conforme desde un inicio por considerar que los jueces son quienes “están capacitados para impartir justicia”. “Igualmente estoy súper agradecida con todos los jurados”, remarcó.

Las horas de esperas hasta escuchar el veredicto fueron difícil para Judith, ya que se definía si González sería declarado culpable o no. “Entré en dudas, fue duro. Pero siempre confiada, toda la lucha fue para él”.

Durante el debate, Aristegui volvió a ver al policía que mató a su hijo. Estuvo frente a frente con él. “Nunca me pidió disculpas González, fue fuertísimo. En estos cuatro años nunca me acordé de él, y ahora me tocó verlo y confirmar que me lo mató él”, relató y agregó: “Caer en la realidad de que a mi hijo me lo mataron. Yo venía sufriendo y extrañándolo, no pensando que me lo habían matado. En el juicio fue confirmar eso”.

Finalmente, Judith dejó un mensaje de confianza en el sistema: “Crean en la Justicia, existe. Lo viví y lo comprobé”.

Olivera_005


“Me pegaste un tiro”

“Yo no estuve acá porque quería. Yo estuve acá porque la UBA me hizo abogado, haciendo servicio a la gente que no tiene dinero, como Judith, para ayudarla. Cuando me llama gente humilde que no me puede pagar, lo hago igual. A mí no me causa gracia defender a una mamá que perdió un hijo de 16 años”, expresó en diálogo con LA CAPITAL el abogado querellante Gregorio Dalbón, conocido también por ser representante de la expresidente Cristina Fernández de Kirchner.

Dalbón contó que la defensa intentó llevar la discusión al terreno político, por lo que él decidió no recusar a ningún jurado. “Les dije que esta cara representaba algo que ellos conocían, pero que no iba a descartar a ninguno, piensen como piensen políticamente, porque esto es un hecho criminal, no político. No me juzguen a mí como abogado, juzguen la prueba de los hechos”.

En su alegato de inicio del debate, el abogado dijo ante los jurados las cuatro últimas palabras que mencionó Luciano antes de morir: “Me pegaste un tiro”.

“El juicio fue mostrando que las pruebas acreditaban la teoría del caso de la acusación, tanto del fiscal como nuestra”, expresó.

Dalbón consideró que esto no fue solo una sentencia, si no un mensaje para toda la sociedad: “Podés ser de izquierda, de derecha, haber votado a quien sea para presidente, pero nunca dejás de ser un ser humano. El juicio por jurados nos hace olvidar un poco el odio que hay en la sociedad y nos pacifica”.

“Quiero decirlo con claridad: esta sentencia no es contra la Policía Bonaerense. Es contra quien la deshonró. Y al mismo tiempo es un mensaje de esperanza para miles de chicos que son estigmatizados todos los días por usar una visera, por llevar un buzo deportivo, por tener la piel marrón, por vivir en un barrio humilde. Para ellos también trabajamos”, remarcó el abogado querellante, quien llevó el caso junto a su colega Virginia Marta Casola.

Dalbón cerró su alegato con las mismas palabras, las que Luciano pronunció antes de morir:  “Me pegaste un tiro” y pidió a los jurados que con su decisión no le pegaran otro. 


Un caso de gatillo fácil

El 10 de diciembre de 2021, Luciano Olivera estaba en una plaza de Miramar jugando al fútbol con amigos. Un móvil policial se acercó tras un llamado por ruidos molestos, pero el adolescente ya se retiraba en moto. Según señaló en su momento la fiscal Ana Caro, “tenía serias dudas” de que el joven supiera que lo estaban siguiendo.

Tras varias cuadras y maniobras, otro patrullero cortó el paso. Las pericias sostuvieron que el policía González bajó del móvil, sacó su arma y disparó. Para la fiscalía, la distancia fue mayor a un metro—no a quemarropa—y el impacto se produjo cuando la moto ya pasaba frente al patrullero.

Los otros tres policías declararon que la moto “se le fue encima” al tirador, pero fueron acusados de falso testimonio y encubrimiento. Ese tramo será materia de otro debate.

“A Luciano Oliveira lo mataron a un metro de distancia. Era un chico de 16 años que volvía a su casa, que estudiaba, que jugaba al fútbol y que tenía toda la vida por delante. Maximiliano González tomó la decisión unilateral de desenfundar, apuntar y disparar contra un adolescente que no representaba ninguna amenaza. No respetó protocolos, no respetó la vida, ni honró la institución que debía representar. Y eso es lo que la sociedad —a través del jurado— decidió no tolerar nunca más”, consideró Dalbón.