Cultura

Cecilia Ce: “Mi trabajo es que las personas puedan vivir con libertad”

"Vinculear. Prácticas para el buen sexo", editado por Planeta, es una parte del todo de la sexóloga que en la actualidad cosecha un enorme número de fans gracias a su estilo de comunicación simple, divertido y directo. Hace teatro con "Beer and sex night", está en todas las redes sociales, da charlas y acaba de estrenar su podcast "Radio Tanga". Sus contenidos no son para hombres y mujeres, son para "personas con pene y personas con vulvagina".

Por Dante Galdona

Con un estilo descontracturado, desinhibido y gracioso, la licenciada Cecilia Ce ha revolucionado el paradigma de la sexología y la difusión de contenidos sobre la temática. “Vinculear. Prácticas para el buen sexo” viene luego del éxito de “Carnaval toda la vida” y “Sexo ATR” y ofrece a su público consejos para disfrutar de relaciones sexoafectivas seguras y placenteras. La gran cantidad de seguidores la lleva a nuevos formatos, como su espectáculo “Beer and sex night” y el reciente podcast lanzado en Spotify “Radio Tanga”, que ya cuenta con excelente repercusión. Previamente a la charla que dio el lunes en el ciclo Verano Planeta, Cecilia Ce dio una entrevista para LA CAPITAL (ver video de la entrevista).

-¿En qué momento empieza el acto sexual?

-Creo que es algo que cada persona te lo puede responder de manera diferente, también depende con qué apertura podemos entender lo que es el acto sexual más allá de lo genital y de la sexualidad. Creo que el sexo, desde mi punto de vista, tiene más que ver con una expresión personal emocional y vincular. Puede ir desde la mirada, desde que te vestiste, te preparás, lo pensás. Cuanto más amplio, creo que es más rico.

-Ha cambiado el paradigma, antes creíamos que el acto sexual era genital.

-Y la penetración, porque lo anterior es la previa. Por eso, creo que cuanto más lo expandimos, más rico es y menos nos frustramos. Si lo llevamos a lo genital y a la penetración, cuando no sucede como esperamos o creemos que tiene que suceder, nos frustramos, empiezan los problemas y los malos entendidos, así que hay que abrir.

-Algo que hablás en el libro es acerca del consentimiento. ¿Ha variado la forma de consentir? ¿Hay un poco más de responsabilidad afectiva?

-Hoy en día se empieza a hablar de consentimiento y hay ciertas cuestiones del concepto que nos ayudan a comprenderlo. Hay muchas frases que socialmente se instalaron y que en realidad son perjudiciales y que hoy entendemos que el consentimiento tiene que ser afirmativo.



-Expreso…

-Expreso verbalmente, que se dice desde lo no verbal, pero que desde lo verbal es desde donde necesitamos esa confirmación, que tenemos que pedirlo, que tenemos que preguntar, que tenemos que decirlo. Creo que hoy poder decir que sí sin ser juzgadas es toda una revolución. Y entender que el consentimiento es reversible, es específico para cada situación, que en cualquier momento de la situación se puede decir que no. Hoy se empieza a hablar de estas cuestiones que en otros momentos quizás se daban por sentadas o se creyeron erróneamente que eran de otra forma. Hay un montón de frases… de la insistencia, de cosas que se cuestionan, de estos enojos, de lo que es la coerción, de justamente poder descubrir el deseo genuino y que no sea porque si no lo hago, tengo un castigo; porque si no, mi pareja se enoja; porque si no, mi pareja está de mal humor… Todo eso que hoy podemos pasar a hablar y preguntarnos y permitirnos empieza a habilitarnos en la posibilidad de realmente consentir desde un deseo genuino.

-El consentimiento es antes y es durante también…

-Totalmente, y es específico. Que yo diga que sí a una cosa no significa que voy a decir que sí a todo y que porque dije que sí una vez, no significa que siempre va a ser así. Es específico a cada situación.

¿Qué actitudes heteronormativas ves que hoy en día son difíciles de abordar, modificar, hablar, de intentar llegar a un público que entienda que hay ciertas actitudes de esa heteronorma que hacen mal hoy en día? ¿Es muy difícil cambiar ese registro?

-Estamos hablando de que todavía hoy, si bien tenemos un país que es pionero en un montón de leyes, sigue siendo motivo de violencia la orientación sexual. O sea, yendo desde el extremo de que sigue siendo un motivo de violencia, crimen, muerte y golpizas a situaciones más leves, todavía falta la información para que la gente comprenda lo que es la diferencia entre la orientación sexual y la identidad de género. Desde ese abanico es todo lo que tenemos que ir trabajando. Y desde lo individual y desde lo que a mí me llega y desde mi lugar de trabajo, creo que hay un gran camino más allá de lo social y de todas las violencias y de las vergüenzas, creo que hay un camino personal también. Desde lo que yo trabajo, que tiene que ver con no sentir vergüenza con lo que uno es, más allá de la responsabilidad que todos tenemos. Desde mi aspecto de la clínica como sexóloga, el trabajo que yo hago de manera individual es que la persona pueda vivir con libertad. Esto suena como algo simple, pero realmente cuando uno trabaja el deseo en personas, por ejemplo, homosexuales, realmente hay una vergüenza internalizada que es producto de una violencia social, que esto es muy doloroso y que hay que acompañar a esas personas.

-Hablás de personas con pene y personas con vulvagina, no de hombres y mujeres.

-Porque entendemos que hoy el sexo biológico no es lo mismo que la identidad de género y eso es todo un desafío. Cuando uno habla de cuestiones físicas, si lo pone términos de hombre y mujer cuando sabemos que hay un hombre que puede tener una vulva, es más confuso. Entonces, prefiero hablar desde lo genital para que se entienda la anatomía y que después las personas que se identifican como quieran puedan tener la misma información.

-Además, evitás la cuestión binaria.

-Sí, totalmente. Es para evitar decir mujeres cis u hombres trans o personas de género fluido. En vez de decir todo eso, uno dice personas con pene y personas con vulva, va a lo anatómico.

-¿Cuál es la diferencia entre una persona cis y una heterosexual?

-Justamente, lo cis tiene que ver con la identidad de género. Yo soy una persona cis, o sea, identifico mi sexo biológico con mi identidad de género, coinciden. Eso es la identidad. La orientación sexual es hacia quién me siento atraído. Son categorías diferentes. Yo puedo tener cualquier identidad de género. Hay mucha confusión por pensar que las personas trans son personas gays y esto no es así, porque ahí se confunden los términos de lo que es el sexo biológico y la identidad de género. Porque la orientación sexual se piensa a partir de la identidad de género. Si yo me identifico como mujer o como hombre, si me gustan los hombres y me identifico como hombre, seré gay, un varón trans gay desde la identidad de género, la orientación sexual siempre es a partir de la identidad de género.

-¿Qué opinas del porno a la hora del sexo?

-(Risas). Depende de qué porno, como primera respuesta. No tiene que ver con lo que yo pienso, sino que tiene que ver con poder cuestionar ciertas distorsiones que el porno mainstream refleja sobre la sexualidad y que esto hace que las personas construyan falsas creencias. No en todos los casos, obviamente, pero sí tenemos que hacer una mirada crítica y entender que las personas consumen de forma masiva una industria pornográfica que muestra una forma muy limitada de la escena sexual y lo consumen pensando que es la realidad y que esto tiene una consecuencia en muchas personas, no en todas, pero en muchas personas tienen una consecuencia. Entonces, está bueno que eso se ponga en palabras porque a veces no llega la información adecuada más educativa, digamos, para que las personas puedan consumir el porno con cierto criterio. Vemos que realmente lo que sucede es que se toma a esos cuerpos como los cuerpos reales y esos tamaños como si fueran los tamaños reales, esas prácticas como las prácticas que las personas esperan o que deberían ser, que los penes lleguen erectos a la escena y no tienen ningún problema (risas) y no se bajan. Lo opuesto a este libro, básicamente. No hay contacto, no hay mirada, no hay seducción, no hay cuidado, no hay preservativo, no hay caricias. Creo que es más lo que no que lo que sí.

-Te referís al porno mainstream. ¿Hay una parte de la industria porno que ha tomado esto y ha tratado de hacer otro estilo?

-Hay otras propuestas que empiezan a tener cada vez más espacio, que son propuestas de otro estilo, de otra estética, de otra propuesta de lo que se entiende por el vínculo y por la escena sexual. Suelen ser plataformas pagas, lo cual ya eso nos muestra que tiene que ser pago, que desde el momento que no es pago algo raro hay. Así que hay un montón de cosas para cuestionar.

-Hablás también del poder de las “nudes” y las miradas. ¿El sexo y la tecnología han confluido? ¿Qué dejó la pandemia en ese sentido, cuando los encuentros físicos no podían darse?

-Cambiaron muchas cosas en un primer momento de la pandemia. Respondo por partes porque hay muchas preguntas en tu pregunta. En un primer momento, durante la pandemia y durante la primera etapa donde nadie pensaba que iba a durar tanto, creo que fue muy positivo, hubo muchas parejas que se acercaron a las consultas, que lo vieron como una oportunidad, que empezaron terapias, que empezaron a hablar de la sexualidad. Mucha gente empezó a consumir mucha más información, hubo cierta apertura y después empezaron a darse consecuencias más ansiógenas, mucha ansiedad ante los nuevos encuentros, esto sí se vio. Estar ante tanto aislamiento generó mucha ansiedad con el posible encuentro, esto de que las redes se volvieron un canal en sí mismo, porque no se volvieron un medio para, se volvió el fin. Te mando la foto, me excito en ese momento y no genero un vínculo más profundo o un medio para un encuentro más genuino. Eso sucede con la pandemia o sin la pandemia. Hay algo en las redes y en lo inmediato que es muy de descarga de la excitación, de mandarte la foto sin que quieras realmente conectar con la otra persona, esto sucede.





“La pandemia potenció cambios que por ahí hubiésemos visto en cincuenta años, pero los vimos en dos años. Catalizó procesos”.

-La pandemia validó prácticas que por ahí no eran tan asumibles.

-La pandemia potenció cambios que por ahí hubiésemos visto en cincuenta años, pero los vimos en dos años. Catalizó procesos.

-Es común a veces escuchar a personas que dicen que cierto consumo de sustancias mejoran sus prácticas sexuales. ¿Estás de acuerdo con eso?

-Lo cierto es que respecto del consumo de alcohol y sustancias, tiene que ver con la dosis. Lo cierto es que al ser un tema tan tabú y, además, ilegal es difícil poder brindar la información adecuada, o sea, se junta el tabú de la droga y el del sexo. Es un tema muy complejo y sucede que cuesta por ahí que llegue la información sobre las consecuencias de ciertas dosis en consumos crónicos. Sabemos, desde la sexología, que el consumo de alcohol o marihuana -esto es un tema complejo de decir porque genera mucha resistencia-, el consumo crónico de sustancias como cocaína, funciona como inhibidor de la respuesta sexual. Cuando a veces las personas reconocen que consumen una dosis leve en pocas situaciones, lo que le sucede es que le genera menos inhibición mental, menos ansiedad, a veces los ayuda en cierto sentido. A veces te tomás algo y te sentís más tranquilo y podés disfrutar más la situación porque no estás con la cabeza, pero son situaciones muy diferentes. Obviamente, es el caso a caso, hay que ver la droga y la dosis.

-¿Y las drogas legales no prescriptas, sildenafil por ejemplo?

-Eso es otra cosa, el sildenafil es la pastilla más vendida de la historia de los laboratorios.

-¿No es un poco peligroso el consumo tan masivo sin prescripción médica?

-En cuanto al consumo del sildenafil o tadalafilo, hay dos cosas importantes para decir. El riesgo es la interacción medicamentosa, ese es el riesgo, no la medicación en sí, y el otro riesgo es que lo consuman para compensar otros consumos. Esto que decimos: “me pasé de alcohol, me pasé de droga, tengo la respuesta sexual inhibida, tomo una pastilla para que aflore”, ahí empezamos a hacer un lío químico tremendo. Y el otro riesgo es que las personas lo consuman por una cuestión más de seguridad y de que necesitan generar una respuesta para cumplir ciertos mandatos y que, en realidad, son personas jóvenes que no necesitan, o porque están pasados de estrés o porque creen que tendrían que tener mayor erección de la que tienen. Y se genera mucha dependencia, cuando vos pensás que lo que hace tu cuerpo lo hace por una pastilla y no comprendés lo que está sucediendo, te genera mucha dependencia y no es algo que te lo resuelve, no te ayuda. Esto las personas más jóvenes lo están consumiendo un montón, sobre todo para compensar lo que se pegan el fin de semana.

“Si bien tenemos un país que es pionero en un montón de leyes, sigue siendo motivo de violencia la orientación sexual”.

-Es común en las charlas sociales, con grupos de amigos, familia, que hablar de sexo siempre decanta en risa. ¿No estamos preparados todavía para hablar de sexo en serio fuera de un ámbito sexual con nuestra pareja?

-Y a veces tampoco con la pareja. La risa te descontractura. Mi show es muy humorístico porque te ayuda a tener más apertura. Para mí, siempre es importante cuando hacemos humor con la sexualidad que no sea un humor ofensivo, sino que tiene que ver con un humor de lo que nos pasa a todos con el sexo, que nos pasa a todos por ciertos mandatos sociales y cosas culturales que tenemos instalados y ahí uno se relaja y lo comparte y lo puede desdramatizar. Ahí es muy sanador el humor. Lo que no tiene que ver con reírme de lo que le pasa a otra persona y esas cuestiones que son feas.



-¿Y estamos lejos de hablar en serio en ámbitos sociales de eso, hablar sin reír, sin terminar en reír?

-Es que uno puede hablar en serio con humor. Lo que sí a veces pasa es que está la burla, una cosa es el humor, donde yo puedo hablar súper en serio de algo con humor y otra cosa es la burla, el repetir chistes -que no son chistes- que tienen que ver con estigmatizar, con reforzar falsas creencias, todo eso es cierto que no construye.

-¿Dildo o consolador?

-Dildo. Consolador ya no se dice más. ¿Consuelo de qué? Creo que falta una palabra en español que venga a instalarse ahí, porque dildo… A mí me gusta la palabra, pero bueno…

-¿Te animás a tirar una posible?

-(Risas) La tengo que pensar, la tengo que pensar, pero habría que buscar una.

-En tu consultorio, contame ese caso en que vos dijiste “por eso hago esto, esto me llenó el alma, realmente ayudé acá, les cambié la vida a esta gente”. Ya sé que hay muchos pero tiene que haber uno que sea “ese” caso.

-Ahora atiendo virtual. Entonces, abro la computadora y a los tres minutos la persona está llorando porque realmente la sexualidad es algo re profundo, trabaja cosas muy profundas en la historia de la persona. A veces es muy fuerte cómo simplemente dando información, simplemente con la información, una persona se alivia. Y me pasa no solo con la consulta, me pasa a veces con cosas que digo públicamente que después recibo mensajes. Por ejemplo, hay ciertos temas puntuales cuando hablo de lo que tiene que ver con trauma a nivel sexual, hay ciertas cosas de información que realmente alivian y ayudan. La persona, cuando lo escucha, comprende algo que le pasó en su cuerpo y hay una respuesta. Cuando uno comprende que una de las respuestas ante una amenaza muy grande es la parálisis y personas que fueron abusadas se quedaron en parálisis y eso tiene que ver con una respuesta de defensa, cuando la persona entiende que en realidad se estaba defendiendo, les cambia la percepción de lo que hicieron. Hay cosas que tienen que ver con la información de entender cómo funciona nuestro cerebro y nuestro cuerpo y puede ayudar un montón. Y siempre cuando esas cosas tienen que ver con traumas, encuentro un feedback re positivo.

-¿Y cuál es la parte menos satisfactoria de tu trabajo?

-¿Menos satisfactoria? Los haters (risas).

-¿Tenés muchos?

-No tengo tantos pero es suficiente para que no me guste.

-¿Un consejo para el sexo en adultos mayores?

-Igual, la gente grande suele tener más sexo del que pensamos, es una creencia falsa. Además, la pasan mejor que los jóvenes que estamos todos estresados, ansiosos… Ahí hay algo del mito del sexo en la juventud que está bueno cuestionarlo. Sí creo que con el paso de la edad es importante tener información adecuada sobre lo que nos pasa en el cuerpo, entender que la sexualidad forma parte de la salud física y mental también y que los hábitos de salud son importantes para la vida sexual. Tener información sobre los cambios, sobre problemas que pueden aparecer que son lógicos, como la falta de lubricación, los cambios en la erección, que eso con información adecuada y profesionales que acompañen todo es solucionable, charlable, y eso baja también la ansiedad y permite que uno no se haga más la cabeza.

-¿Y en personas que se están iniciando sexualmente? ¿El consentimiento sería uno de los principales consejos?

-El consentimiento, el cuidado… Creo que uno de los grandes desafíos que tenemos es poder generar intimidad. Las nuevas formas de “vinculearnos” (muestra el libro y ríe) hacen que hoy los encuentros sean más temprano que antes, entonces a veces llegamos a la cama con alguien con quien todavía no nos sentimos cómodos, no hay confianza y, sin embargo, pensamos que nuestro cuerpo va a estar súper sexy. No sé, la idea que uno se hace de rendir y todas estas cosas que tenemos instaladas de cómo tienen que responder los cuerpos cuando en realidad necesitás confianza, necesitás tiempo, necesitás intimidad y a veces no sabemos cómo generarla, no tenemos esa comodidad. Cuestan más las emociones, el contacto que si por ahí hacés un mimo, ya te tildan de que te estás enganchando, que flasheás. Cosas que son humanas, de contacto.

-¿Hay miedo hoy en día a sentir?

-A sentir, a sentir, sí. Estamos un poco más individualistas, más automáticos, más de la acción, de la acumulación. Son cambios sociales que se ven.

-Venís también con tu show “Beer and sex night”.

-El show es un espectáculo que venimos haciendo desde hace más de cuatro años y ya estamos llegando a su cierre, así que hacemos función de despedida acá en Mar del Plata. Es un unipersonal con mucho humor, muy informativo, es puramente informativo, pero desde un lugar divertido, interactivo. Tiene una pantalla, pasan un montón de cosas para que sea un plan de sábado a la noche o de lunes en este caso. Es el lunes 30 de enero en el Roxy a las 21, es un buen plan para ir con tu pareja o con tus amigos y amigas, para pasarla bien, para aprender de otra manera porque la experiencia es otra forma de aprender y de incorporar. En febrero lo hacemos en Córdoba.

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