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Opinión 15 de noviembre de 2025

Comodidad y riesgo de no tener oposición

Panorama político nacional de los últimos siete días

Por Jorge Raventos

 

El gobierno de Javier Milei parece dispuesto a sacar provecho rápido de su sorprendente victoria electoral de octubre. El anuncio de un amplio acuerdo comercial con Estados Unidos (que divulgó la Casa Blanca) atornilla más firmemente el soporte que la Casa Rosada ha encontrado en Washington. Sumado al claro respaldo ideológico y material que la administración Trump le ha ofrecido, ese convenio, cuyas cláusulas no son públicas aún (y en muchos casos no están escritas siquiera), insinúa una trascendencia mayor que su dimensión estrictamente comercial: allana el paisaje de obstáculos y alienta una corriente de inversión, que en primera instancia se notaría en campos donde el país cuenta con recursos naturales abundantes y con notables ventajas comparativas y, a un plazo más extendido, parece inscribirse en un gran programa de integración económica que Trump ya ensaya en América del Norte redefiniendo lo que fue el NAFTA (ahora T-MEC ,“Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá”) con rasgos generales similares a los que se han anunciado para el acuerdo con Argentina, y hasta con la atrevida sugerencia de que Canadá se convierta en un estado más de los Estados Unidos.

La caída del índice de riesgo país como consecuencia de esta alianza en desarrollo promete un pronto reingreso de Argentina al mercado de capitales y, de hecho, ya ha incentivado ese paso en el sector privado, donde se han registrado colocaciones de deuda por más de 3.000 millones de dólares.

Financiamiento más barato equivale a más posibilidades de inversión y, como consecuencia, un mejoramiento del empleo, que es una de las mayores preocupaciones actuales de la opinión pública.

Mientras celebra este notable cambio de perspectiva (conviene recordar que hace pocas semanas el país parecía al borde del default), Milei ha ejecutado importantes cambios en su gabinete –no los últimos- y su renovada estructura refleja, hacia adentro y hacia afuera, nuevas relaciones de fuerzas. Hacia el interior del poder libertario se confirma el aumento de la influencia de Karina Milei, que ha desequilibrado el antiguo “triángulo de hierro”. Ella aparece como alter ego del Presidente en un creciente número de decisiones operativas, define designaciones y ocupa con allegados puestos del dispositivo de la administración que tenían otros aspirantes (u otros ocupantes). Ese crecimiento ha contenido el ímpetu expansivo del joven Santiago Caputo, congelándolo casi exclusivamente en sus funciones de consejero estratégico (por ahora menos atendido).

Hacia afuera de la estructura íntima del poder (donde adquieren voz y participación en los debates de la mesa política Patricia Bullrich y Diego Santilli) el gobierno empieza a tejer aproximaciones con, en principio, algunos gobernadores (y, por carácter transitivo, con los legisladores que los siguen). Ya ha conseguido acuerdo con varios de ellos para que ayuden a la aprobación del presupuesto, algo que la Casa Rosada planifica para el mes de diciembre, y para que colaboren en las reformas que se discutirán en febrero, en sesiones extraordinarias. No se excluyen contraprestaciones.

Una de esas reformas es la llamada modernización laboral, para cuya aprobación el gobierno está dispuesto a moderar los proyectos más rigurosos que auspician ideólogos empresariales y, entre otros, el desregulador Federico Sturzenegger. Milei quiere evitar choques con la CGT –y esta acaba de promover un nuevo triunvirato de dirección que tampoco quiere una pelea, aunque necesite mostrarse áspero en las palabras.

En las conversaciones discretas que ambos sectores despliegan se admiten acuerdos sobre nuevas formas de indemnización por cancelación de contratos, se admite que los gremios sigan beneficiándose con los descuentos por planilla, y las organizaciones defienden los convenios para los trabajadores que ya están formalizados como derechos adquiridos pero aceptarían que haya nuevas reglas de juego que alienten el blanqueo del trabajo hoy en negro (reclaman, eso sí, que se apliquen con supervisión y encuadramiento sindical).

El Presidente parece tener claro que la voz de los gremios es importante para facilitar la cooperación de un número suficiente de gobernadores y sus bloques. También sabe que no es conveniente que la noticia de la aprobación de una ley modernizadora se tiña con situaciones de desorden callejero.

Diego Santilli, nueva estrella del firmamento mileísta ha sido encargado del reclutamiento de aliados. Él también sabe que no puede avanzar en el objetivo con las manos cerradas como un puño, sino más bien con las manos abiertas, dispuestas a ofrecer todo tipo de argumentos Su primera restricción se llama Luis Caputo, celoso del equilibrio fiscal.

Desde que concluyó la elección de medio término, un Milei se dedicó a capitalizar su triunfo, a cumplir compromisos ineludibles y a ordenar sus fuerzas- Después de avanzar en esas tareas, partió a Estados Unidos donde se apresta a regresar. Afronta sin exhibiciones de ira la crítica de los opositores más intransigentes, que le cuestionan sus frecuentes visitas a Trump y le imputan poco apego a la soberanía : “Los viajes a Washington sirven para algo, ¿no?”, replica con ironía y con corbata.

Tanto Trump como su secretario del Tesoro insistieron en que Milei ampliara su base de sustentación y abriera el diálogo convocando a otros actores políticos. El Presidente invitó a Mauricio Macri pero éste, decepcionado porque Milei no convoca al Pro a algo que tenga el aire de familia de un gobierno compartido, reunió la última semana a la mesa nacional de su partido y decidió que los legisladores del Pro no unificarán bloque con La Libertad Avanza. Prometió, sin embargo, apoyar el programa de reformas. En verdad, el Pro no tiene muchas alternativas: Milei ha conseguido hegemonizar abrumadoramente la oferta de derecha. Y además, carece, al día de hoy, de una oposición que pueda presentarse como alternativa.

Riesgo: al no contar con una oposición vigorosa y políticamente viable, probablemente los conflictos sociales tenderán a internalizarse. Pero aun eso demandaría tiempo de maduración. Por el momento el apellido Milei luce incontrastable.