Una mujer de 76 años fue condenada a 4 años de prisión por vender cocaína en un kiosco del barrio José Hernández y deberá pagar una multa de 112.000 pesos.

En un juicio desarrollado en el Tribunal Oral en lo Criminal N°2, el juez Alexis Leonel Simaz resolvió condear a María Elba Junco por “tenencia de estupefacients con fines de comercialización” y absolvió a la hija de la imputada, por considerar que no se demostró que hubiese tenido participación en los hechos.

Junco fue encontrada culpable por vender cocaína en un kiosco pintado de azul que se destacaba en el barrio José Hernández, en Ayolas al 11500.

La investigación que motivo la detención de Junco comenzó casi en simultáneo por dos hechos diferentes.
Cerca del mediodía del 11 de julio de 2017 la policía interceptó a un taxi en un control rutinario en Ayolas y 220. En el interior del vehículo iba una pasajera, que había descendido momentos antes para ir al kiosco de azul y luego subir rápidamente.

Al requisar el taxi, los policías encontraron que la mujer tenía cuatro bolsitas de cocaína, por lo que le iniciaron una causa.

Al mes siguiente, el 15 de agosto, una denuncia anónima aseguraba que en el kiosco azul una mujer vendía cocaína, por lo que desde la Fiscalía de Estupefacientes iniciaron una investigación.

Por disposición de los fiscales Leandro Favaro y Daniela Ledesma, personal policial realizó tareas de investigación y vigilancia, en las que quedó filmado como en el kiosco azul había un “pasamos” constante de personas que iban y se llevaban “pequeños paquetes”.

Incluso quedó registrado como un hombre que compró cocaína fue hasta a una plaza cercana a consumirla.
De esta manera, con el material probatorio suficiente la Justicia de Garantías ordenó el allanamiento del lugar, lo que se realizó el 14 de septiembre de 2017.

En el allanamiento, la policía detuvo a Junco y a su hija, que se encontraba en el lugar para “lavar la ropa”.
En total se secuestraron 74,41 gramos de cocaína, distribuidos en un envoltorio de 28,75 gramos y el resto fraccionado en 182 envoltorios, de los cuales 60 tenía la principal sospechosa, 50 estaban esparcidos en el piso del patio trasero, 62 en un cajón en el living y 10 tenía la hija de Junco.

Para los investigadores, con la droga hallada y los elementos de estiramientos encontrados se podrían haber realizado 667 dosis.

Junco desde un primer momento aseguró que su hija no tenía relación con la venta de drogas y remarcó que todo el material estupefaciente lo detentaba ella. En esta versión, la mujer explicaba que la reacción de su hija al ver a la policía fue tomar la droga para tirarla, sin darse cuenta del peligro.

Los investigadores confirmaron que la hija no tenía relación la venta de estupefacientes, ya que en meses de vigilancia y filmaciones, no la habían visto en ningún tipo de tarea sospechosa.

Por otra parte, si bien en las filmaciones no se observa nitidez de rostro alguno, para los fiscales “la autoría de Junco resulta claramente demostrada, no solo porque en su domicilio se comercializaba, sino porque detentaba en una buena cantidad al momento del allanamiento”.

Finalmente, al tener en cuenta el monto de la pena, el juez Simaz tuvo en cuenta la avanzada edad de Junco, el buen concepto vecinal, su compleja historia vital y que se trata del primer delito que comete.

Por su parte, la defensa de Junco había solicitado la inconstitucionalidad de la multa de 112.000 pesos, por desproporcionada y exorbitante, pero el juez rechazó este planteo.