Archive for the ‘Fotos’ Category

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Sunday, June 5th, 2011

“”Hotel Royal, en 1924 , inagurado en 1905 con 28 habitaciones, contando en la fecha de estas fotos con la ampliación del mismo en un total de 212 y 40 baños, pudiendo alojar a 450 personas aproximadamente,sus propietarios eran José H. Rubertis y Hno.según estadisticas,recibieron casi 2000 pasajeros esa temporada”. Lic Angel J Somma.

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Saturday, June 4th, 2011

“Hotel Royal, en 1924 , inagurado en 1905 con 28 habitaciones, contando en la fecha de estas fotos con la ampliación del mismo en un total de 212 y 40 baños, pudiendo alojar a 450 personas aproximadamente,sus propietarios eran José H. Rubertis y Hno.según estadisticas,recibieron casi 2000 pasajeros esa temporada”. Lic Angel J Somma.

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Saturday, June 4th, 2011

“Hotel Royal, en 1924 , inagurado en 1905 con 28 habitaciones, contando en la fecha de estas fotos con la ampliación del mismo en un total de 212 y 40 baños, pudiendo alojar a 450 personas aproximadamente,sus propietarios eran José H. Rubertis y Hno.según estadisticas,recibieron casi 2000 pasajeros esa temporada”. Lic Angel J Somma.

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Saturday, June 4th, 2011

“Hotel Royal, en 1924 , inagurado en 1905 con 28 habitaciones, contando en la fecha de estas fotos con la ampliación del mismo en un total de 212 y 40 baños, pudiendo alojar a 450 personas aproximadamente,sus propietarios eran José H. Rubertis y Hno.según estadisticas,recibieron casi 2000 pasajeros esa temporada”. Lic Angel J Somma.

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Saturday, June 4th, 2011

Comedor del hotel Scafidi de Cobo Corrientes. Año 1924. Envía el Lic. Angel J Somma.

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Saturday, June 4th, 2011

El estado Bristol, “Catedral” del boxeo marplatense durante más de 25 años. La fotografía fue suministrada por el periodista Raúl Ramirez. A continuación, transcribimos el artículo que escribió especialmente para el suplemento aniversario de LA CAPITAL editado el 25 de Mayo de 2011:

El Estadio Bristol y una noche histórica

Por Raúl Ramírez

Este espacio está destinado a recordar un hecho que quedó en el historial deportivo de la ciudad. Me estoy refiriendo al combate boxístico realizado en el Estadio Bristol el 25 de mayo de 1957, es decir que se están cumpliendo hoy 54 años. Fue el que protagonizaron esa noche el bragadense Andrés Antonio Selpa y el retador Ubaldo Francisco Sacco, oriundo de 25 de Mayo, aunque ambos eran considerados ya marplatenses por adopción. Selpa, doble campeón argentino y sudamericano de la categoría mediano, exponía sus dos coronas en ese lance.

Un poco de historia

Hablar de aquella pelea y no hacer al menos unas pocas referencias a la ciudad de esos tiempos y al escenario de la lucha, resulta poco menos que imposible. En aquella segunda mitad de la década del ’50, Mar del Plata se “acercaba al cielo” con la construcción de los primeros edificios de propiedad horizontal, que le dieron a varios sectores céntricos y a la avenida Colón una fisonomía atractiva, distinta, pero al mismo tiempo obligaron a que cayeran bajo la fuerza de la piqueta verdaderas reliquias arquitectónicas, que hasta hoy muchos marplatenses nativos lamentamos. Pero esa es otra historia. La de hoy es el boxeo y aquel inolvidable Selpa-Sacco de 1957.

El Bristol que ya no está

Ya no quedan en pie los actores principales del combate, tampoco el árbitro de la contienda y la mayoría de quienes como autoridades de la Federación Argentina de Box, llegaron al balneario para controlar el gran espectáculo que se había programado.

Y tampoco está el Estadio Bristol, verdadera “Catedral” del boxeo marplatense a lo largo de más de un cuarto de siglo. Por eso, entiendo, el Bristol merece ser recordado por lo que significó y significa para la historia marplatense.

El boxeo en Mar del Plata, cuya práctica se remonta al comienzo de la década de los años ’20 del pasado siglo, tuvo un destino nómade. En aquellos tiempos deambuló por distintos escenarios. Hubo combates durante algunos años en el mismísimo Teatro Colón, el salón Garibaldi, el Teatro Odeón, la cancha de pelota El Trinquete, la plaza España, el Paseo General Paz, el balneario de Pierini y Giacaglia en playa La Perla… Hasta que allá por 1938, el recordado Juan Bautista Pathenay, poco antes de su encuentro sobre el ring con Justo Suarez, “El Torito de Mataderos”, decidió venir a radicarse en Mar del Plata. La bolsa que recibió por aquella noche triste en el Luna Park frente al “Torito”, Pathenay la había destinado para pasar su luna de miel en nuestra ciudad, lugar para el cual había gestionado su traslado como alto empleado del Correo. Por ese entonces las oficinas del Correo estaban en Santiago del Estero, entre San Martín y Av. Luro, al 1753 de la primera arteria.

Pathenay, que todavía no se había retirado de la práctica activa del boxeo, organizó y fue protagonista acá de sus últimas peleas. Comenzaba a gestarse el gran promotor boxístico. Fue así que puso sus ojos en el Garage Luro, ubicado entonces en dicha avenida al 2600. Pero el sueño de Pathenay era tener un gran estadio y así, con la colaboración de algunos empresarios locales, nació el Bristol.

Nace “la Catedral”

Su inauguración se produjo el 2 de febrero de 1946 con un festival a cargo de aficionados, en el que Juanito Acquafreda fue el primer ganador. Nuestro recordado pluma, zurdo, se impuso al cordobés José Nicolosi. Después el “Chato” Oscar Flores, mendocino que vivió en nuestra ciudad muchos años, le ganó a Ernesto Palavecino y Ricardo Calichio a José Delgado, en las principales peleas de esa noche. Días después se realizó la primera reunión de boxeo profesional en el nuevo reducto y el cordobés Atilio Caraune superó a Francisco Pagola en el combate de fondo. El estadio resultó chico. Un público numeroso concurrió, debiendo pagar nada más que 4 pesos por la entrada al ring side y un peso a la popular.

Desde aquel 2 de febrero del ’46 hasta su cierre el 1 de abril de 1972, pasarían por ese ring no sólo los mejores exponentes del boxeo local y argentino, sino figuras de primer nivel llegadas del extranjero, contratadas por el Luna Park, empresa ligada al Bristol desde el comienzo. Dos grandes campeones mundiales, Sandy Saddler (1951) y Archie Moore (1953) realizaron exhibiciones. En el recordado reducto ubicado en la manzana comprendida por la Av. Luro, España, 25 de Mayo y Jujuy, con entrada por las tres primeras arterias mencionadas, también se realizaron torneos de basquetbol, baby fútbol, carch-as-cas-can y hasta un torneo del mismo deporte protagonizado por mujeres y que ganó la bella correntina Itatí. No faltaron los muy festejados concursos de tango y de cantores, como aquel llamado “En busca de otro Gardel”, hasta se presentaron en 1952 los famosos basquetbolistas norteamericanos del mundialmente conocido Globe Trotters. No faltaron las reuniones de políticos en campañas electorales, tumultuosas asambleas gremiales y otros espectáculos. Allí también fueron velados los restos de dos deportistas marplatenses que apuntaban para ídolos: el púgil Raúl Santos Villaba y el automovilista Juan Oscar Fachini, caídos ambos en trágicos accidentes.

La caída de Pascual Pérez

En lo boxístico -al margen de Selpa-Sacco- destacaré sólo este hecho histórico: en el ring del Bristol, la noche del 10 al 11 de febrero de 1956, el entonces campeón mundial mosca Pascual Pérez fue a la lona por primera vez como monarca ecuménico, alcanzado por un potente golpe de un desconocido correntino, Antonio “Toscanito” Gómez. Pascualito se levantó “groggy”, prácticamente K.O. pero se repuso y ganó claramente por puntos en 10 rounds.

Unas semanas antes Pascual Pérez había defendido su cetro mundial en el Luna Park venciendo al filipino Leo Espinosa. La única foto de la caída fue tomada por el colega Oscar Gastiarena. Catorce años después, en ese cuadrilátero hacía su debut boxístico como aficionado el 10 de marzo de 1970, el gran “Uby” Sacco, primer campeón mundial surgido del boxeo marplatense.

El amplio solar que ocupó el Estadio Bristol había sido estacionamiento de tranvías. Hoy se transformó en depósito de vehículos secuestrados por infracciones a leyes u ordenanzas en este caso de la órbita municipal.

Quienes pasen por el lugar y no lo hayan conocido en sus tiempos de esplendor, deben saber que allí durante más de un cuarto de siglo, el Bristol se convirtió en el primer escenario boxístico del interior del país, superado sólo por el mítico Luna Park de Corrientes y Bouchard.

Aquel 25 de mayo de 1957

Y llegamos al punto central de esta nota: el gran combate que sostuvieron Andrés Selpa y Ubaldo F. Sacco, hace hoy 54 años. Seguramente esto le traerá recuerdos a muchos marplatenses o convecinos radicados en nuestra ciudad desde hace más de medio siglo, fueran o no seguidores del boxeo.

En lo personal, el relato de esa pelea fue el primero en mi “nueva condición” de hombre casado. Nos casamos con Susana Ceriani, mi esposa, el 4 de mayo y estando en plena luna de miel en La Cumbre, provincia de Córdoba, recibí el día 20 un telegrama. Nos inquietó recibirlo, pero enseguida comprendí que debíamos regresar a Mar del Plata. Decía solamente: “Transmitimos Selpa-Sacco. Saludos. Gaudini”. Gaudini no era otro que “Sportman”, hombre de LU6 Radio Atlántica y LA CAPITAL, con quien me inicié periodísticamente en “su” Hora del Deporte, en los estudios de LU6, allá por 1945.

Repercusión nacional

La pelea a 15 rounds fue la primera realizada en el interior del país, donde en el lance se ponían en juego dos títulos de campeón: argentino y sudamericano.

Mar del Plata, gracias al Bristol de Pathenay y al nutrido grupo de boxeadores de primer nivel marplatenses o residentes, era considerada la primera plaza boxística del interior del país. No fue extraño entonces que el prometedor y muy promocionado espectáculo atrajera a la gran mayoría de los seguidores del boxeo en nuestra ciudad, de localidades vecinas y de la Capital Federal.

Radios y diarios

El periodismo especializado de los principales medios capitalinos estuvo presente en la velada. Enviaron sus representantes los diarios La Nación, Crítica, Noticias Gráficas, Clarín, La Razón y la revista El Gráfico.

Las radioemisoras, para no ser menos, instalaron sus micrófonos al borde del ring. El “Maestro” Fioravanti relató para una radio porteña con comentarios de Damián Cané, emisión que fue retransmitida en el Luna Park. Washington Rivera lo hizo para una cadena del Uruguay y Mario Trucco y Raúl Ramírez, para LU9 Radio Mar del Plata y LU6 Radio Atlántica, respectivamente.

La pelea había despertado tanto interés que hasta firmas comerciales la promocionaban en LA CAPITAL, al tiempo que ofrecían sus artículos, en algunos casos con precios de oferta.

LA CAPITAL del 25

Durante varias semanas previas, LA CAPITAL venía promocionando el “choque” Selpa-Sacco y justamente el 25 de mayo, el día que el diario cumplía 52 años, titulaba en la página deportiva: “Selpa y Sacco combaten esta noche en la pelea del año. Histórica jornada en el boxeo marplatense, ya que se disputa aquí por primera vez un título sudamericano”. Y en otros titulares se leía: “Alfonso Araujo, el N° 1, será árbitro de la pelea”. “Selpa, que expone las dos coronas y Sacco, retador, son marplatenses por adopción”.

Se informaba que Araujo había arribado el viernes por la tarde, en tanto los jurados y demás integrantes de la Federación Argentina de Box, había partido “en un micro especial desde Buenos Aires, para estar a las 11 del sábado 25 en Mar del Plata y realizar el pesaje de los boxeadores en el Piso de Deportes”.

Decía además LA CAPITAL, que entre el público asistente al esperado combate habría “numerosas figuras de la política, el cine, la radio y la televisión, así como boxeadores de primer nivel”. Recuerdo que entre los viajeros más importantes se contó al entonces campeón mundial mosca Pascual Pérez, junto a su manager Lázaro Koci. También presenció el combate el ex campeón argentino Jacinto Invierno, por entonces residente en nuestra ciudad.

Recaudación, bolsas…

La noche del 25 de mayo de 1957 quedó en la historia del boxeo lugareño y prácticamente de la ciudad toda, porque aún aquellos que no seguían de cerca el boxeo, se interesaron en esta oportunidad. Para la estadística quedaron estos números: entradas vendidas 3.525. Varios centenares más se distribuyeron como invitación por parte de la empresa promotora. La recaudación alcanzó a 201.785 pesos -suma muy importante por entonces- y los boxeadores Selpa, campeón y Sacco, retador, recibieron 60.000 y 40.000 pesos de “bolsa”, respectivamente.

La pelea y la espera de Sacco

El combate no alcanzó ribetes espectaculares, pero igualmente mantuvo latente la atención de los espectadores. Ubaldo Sacco, que pesó 71,500 kg fue el primero en ascender al ring. Selpa, con 71,700, esperó más de 10 minutos para subir, especulando con que ello “pondría nervioso” a su rival. Sacco fue recibido con una ovación en tanto el “Cacique” Selpa sufrió una prolongada rechifla.

De inmediato, el árbitro N° 1 por entonces en el boxeo argentino, Alfonso Araujo, llamó a los contendientes al centro del ring, mientras la terna de jurados ocupó su ubicación al borde del cuadrilátero. Antes del combate se escuchó el Himno Nacional Argentino.

Luego del tañido inicial de la campana, el campeón intentó asumir la iniciativa, pero Sacco hizo prevalecer su mejor línea boxística, dejándolo fuera de distancia, utilizando la izquierda a manera de contención.

Pasaban los rounds y Selpa no cejaba en su empeñosa y amenazante búsqueda del rival, en tanto Sacco acumulaba ventaja en las tarjetas producto de sus conocimientos técnicos. Pero estaba latente siempre la mayor fuerza de Selpa, tanto para dar como para recibir golpes.

Hasta promediar la décima tercera vuelta, el retador llevó la mejor parte, pero en las dos últimas Selpa apuró el trámite e hizo valer su reconocida potencia. En el décimo cuarto asalto arreció el asedio del bragadense y a decrecer el trabajo y resistencia de Sacco, que sintió algunos impactos. En la vuelta final se produjo un vuelco espectacular. El retador llevaba ventaja en las tarjetas, pero sus fuerzas no daban más. Sufrió dos caídas por 4 segundos y una tercera, alcanzado por golpes abiertos de su oponente. La tercera caída sería la última. Sacco se puso de pie dificultosamente y sin armar la guardia. El juez Alfonso Araujo, como correspondía, llevó la cuenta a 10 y quedó decretado el K.O.

Selpa había podido en los últimos seis minutos liquidar un pleito que Sacco parecía tener ganado hasta el antepenúltimo round.

LA CAPITAL del 26

El domingo 26 de mayo LA CAPITAL tituló: “Andrés Selpa impuso anoche su vitalidad y retuvo ambos títulos. En espectacular acción definió el combate por K.O. en el 15° y último round. Un diluvio de “punchs” en los tres postreros asaltos desorientaron al “challenger” al cual le faltó final”.

Y así fue. Selpa noqueó a Sacco en el último round. Fue la noche del 25 de mayo de 1957, una noche que como el Bristol quedó en la historia del deporte de Mar del Plata. Por eso lo evocamos hoy.

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Friday, June 3rd, 2011

Por los años 30, la pileta Pierini y Giaccaglia de La Perla era vaciada para la instalación del ring donde se practicaba box. Foto suministrada por el periodista Raúl Ramirez. Publicada en el suplemento aniversario de LA CAPITAL editado el 25 de mayo de 2011.

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Friday, June 3rd, 2011

Con abundante despliegue de fotos y datos, la revista Fray Mocho publicaba en 1913 una guía turística para el “veraneante baratieri”, demostrando que Mar del Plata no sólo era un balneario de aristócratas. En la foto 5120 podemos leer un excelente artículo escrito por nuestra amiga Virginia Echarren quien, además, nos suministró estas imágenes.-

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Friday, June 3rd, 2011

En marzo de 1913 la revista Fray Mocho publicó un interesante artículo sobre “El Veraneo Económico” en Mar del Plata, ofreciendo una óptica distinta sobre el turismo de la época. A partir de esa publicación, nuestra amiga Virginia Echarren escribió una excelente nota que apareció publicada en el suplemento que el diario LA CAPITAL editó el 25 de mayo pasado con imágenes de Fotos de Familia. A continuación, el texto de Virginia:

Pecheras de papel

Por Virginia Echarren – licenciada en Turismo

www.enletrademoldemdp.blogspot.com

“Todo no debe concretarse a reflejar la vida de la gente caté. Dejen a las de liberty y ocúpense de las de percal. Luego conviene destruir la leyenda de que en Mar del Plata sólo pueden veranear los que tienen mucho dinero. Háganlo por argentinismo… A Mar del Plata la mayoría la ve a través de las crónicas sociales de los diarios. Que la de Muaré dio un té en el Golf y que el chico de Gomez banqueteó a sus relaciones en Playa Chica o en lo de Pató…Y de ahí, resulta que muchos, muchísimos, creen que los changadores de la estación de Mar del Plata andan enguantados, que los cocheros visten de smoking, que en cada esquina se baila un cotillón (…) Lo que resulta carito en Mar del Plata es el almidón. Cincuenta centavos por lavar y planchar una modesta camisa con puños mosqueteros. Aquí resultan las pecheras y los puños de papel. Tenemos otra cosa mas barata, el afile ciudadano y su cultivo no cuesta nada. ¿Quiere ud que yo le proporciones los datos para escribir la Guía del perfecto veraneante baratieri?” (“El veraneo económico”, Fray Mocho 1913.)

El 28 de marzo de 1913, a poco más de dos meses de la inauguración de la Rambla Francesa, la Revista Fray Mocho publica “El veraneo económico” la última nota de clausura de la temporada. Es una crónica que refleja la vida de playa del huésped de una casa de pensión, morada del perfecto “veraneante baratieri”. De este modo, aparece ante nosotros un viajero poco destacado en la belle époque, etapa en que los placeres del ocio parecen reservados a la alta burguesía porteña. Como antecedente remoto de los que cuidan el bolsillo, el veraneo económico comienza en el tren nocturno, donde hasta es posible conseguir una cama en un camarote de 2 a 8 plazas y un desayuno que le permite arribar a Estación Norte con la cara lavada y bien dispuesto. Una fila de placeros esperan a los pasajeros cerca del andén y pronto se llega a una casa de pensión u hotel de segunda categoria. Estos abundan, aunque son imperceptibles para las crónicas sociales. Se distribuyen por el centro de la ciudad mimetizadas entre las casas de los residentes permanentes, a unas pocas cuadras de la Bristol, en la playa La Perla o Saint James, o incluso cerca de la misma Estación. A precios reducidos, el hotel familiar ofrece “comodidad, esmero y confianza” en una buena pieza aseada, amueblada y confortable, el desayuno con pan y manteca, y opíparas comidas que no dejan de lado el clásico pucherete, el novedoso plato de pescado o el “menú a la genovesa”. La diversión está en la Rambla y la casa de pensión organiza también, “de ojito” para el cliente, los traslados en coche – ida y vuelta, mañana y tarde- a un ritmo que permite disfrutar de un chapuzón en el mar o de los baños de agua dulce. El presupuesto alcanza para acceder a los balnearios que le brindan la ropa de playa y un sillón de mimbre para entregarse al “atorro”. También, antes de “estofado”, el vermouth bajo un toldo de la Bristol, si se está dispuesto a gastar 0.10 centavos de propina para el mozo. Los epectáculo gratuitos- el guiñol o simplemente ver a la gente pasar- , recorrer las explanadas en canastitas, tomar el copetín en Cabo Corrientes, llegar hasta el golf en colectivo y los ya tradicionales programas “de infantería”, cuyos pasos retumabarán en todos los tiempos, completan el itinerario del veraneo económico.

El “veraneante baratieri”

Esta fuente, abre una fisura en el común relato de los “fastuosos veraneos marplatenses de la época” con una elite recluída en hoteles lujosos o en sus villas particulares extendidas en la loma frente al mar. Una presencia contundente, tanto en el espacio como en las crónicas sociales, que origina una de las leyendas urbanas más sólidos de la historia marplatense: la “villa de los porteños aristocráticos”, de gusto exquisito y refinado que nos va a legar el patrimonio más valioso. La presencia del “veraneante baratieri”, que generalmente se presenta en durante la década del 20, está poco destacada durante la belle époque y sin embargo, representa ya, a la ascendente clase media que aspira a hacerse visible socialmente y que encuentra en Mar del Plata el escenario moderno que le permtirá cristalizar sus sueños. Una ciudad que cuenta con población permanente en continuo crecimiento, con alta proporción de inmigrantes que, motivados por su propia búsqueda de progreso, está dispuesta a ofrecer servicios que los incluyan en la economía local. Pero además, Mar del Plata ofrece a este viajero, una condición que satisface su necesidad de visibilidad: la existencia de un espacio público “educador” – la vida de hotel, las ramblas, los balnearios, las explanadas, los parques, los paseos por la loma – que facilita el encuentro social entre pares, la imitación de las “buenas” costumbres, el refinamiento en el vestir, la educación del goce estético, el encuentro entre géneros y la fascinación por un mundo al que aspira llegar.

Así visto, en la moderna Mar del Plata, la ceremonia del veraneo se completa con la presencia del “veraneante baratieri”, para conformar, en contrapunto con la alta burguesía, el mundo de lo público. Un encuentrro ciudadano en el que, como en una gran sala teatral – donde existe el palco, la platea o el gallinero- cada uno tiene su silla en la arena o una baldosa diferente para pisar en la larga rambla. Todos participan del ritual. La burguesía ordena el paso, imponiendo costumbres y fijando líneas de un control social mas o menos sutil: derechos de admisión a clubes, reglamento de baños, presencia pública de agentes de seguridad, etc. El veraneante baratieri por su parte, encontrará sus propias estrategias de participación: las pecheras de papel – porque el almidón es caro- y el afile ciudadano, que no cuesta nada y promete mucho.

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Friday, June 3rd, 2011

Familia Parigini. Año 1935. Playa Chica. Enviada por Carlos Stella.