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Opinión 24 de febrero de 2020

Coronavirus: discutirle el vuelto al chino de tu barrio

Por Redacción Libre Expresión
www.libreexpresion.net

Hace apenas unas semanas un contingente de turistas chinos llegó con barbijos a la Argentina, concretamente a Ushuaia y nadie los controló. Se trataba de otro de los contingentes de ciudadanos asiáticos que desembarcan provenientes mayormente desde Buenos Aires, sumados a los que arriban en cruceros.

Desde ese momento las autoridades sanitarias del país intentan localizarlos y saber por qué lugares transitaron, dónde se alojaron y con quién han tenido contacto.

¿No era el arribo el momento para realizar los controles sanitarios necesarios para descartar que alguno de ellos estuviese contagiado de coronavirus?, ¿quién omitió medidas elementales para aventar el peligro de expansión de la epidemia?

Mientras por estos lares pareciera que aún no se ha tomado conciencia de la gravedad de la cuestión, que hizo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtiese en las últimas horas que el mundo “debe prepararse para una potencial pandemia” de coronavirus, en China se ha implementado un extenso y crudo operativo militar tendiente a evitar el mínimo riesgo de que la epidemia siga multiplicándose.

Fumigaciones compulsivas de cualquier persona que llegue al país, localidades enteras en cuarentena, construcción acelerada de hospitales -con apariencia y régimen carcelario- y la detención de 13.000 ciudadanos que se negaron a aceptar los controles y a los que se ha acusado de «terroristas».

Aparentemente el operativo está dando buenos resultados. El propio presidente de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, indicó que la misión de expertos en China determinó que la epidemia en el gigante asiático ya alcanzó su pico y su meseta entre el 23 de enero y el 2 de febrero, y desde entonces está en descenso.

Además el organismo considera que las medidas tomadas por China para tratar de contener la epidemia de COVID-19 “probablemente evitaron cientos de miles de casos” en el país, afirmó este lunes el emisario de la OMS, Bruce Aylward, médico canadiense que presentó las conclusiones de la misión de la organización sobre el terreno.

¿Quién dijo que cuándo está en riesgo la salud pública la firme presencia del estado es tan necesaria como la represión a quienes por acción u omisión la ponen en riesgo?, ¿se debe condenar al conjunto a una situación de semejante peligro por un grupo de díscolos que creen que la libertad no conlleva carga alguna de responsabilidad?

“Son probablemente las medidas de contención de enfermedades más ambiciosas, ágiles y agresivas de la historia”, indicó el médico, quien agregó: “No hay dudas de que la actitud de China ante la rápida propagación de este nuevo patógeno respiratorio ha cambiado el rumbo de lo que era, y sigue siendo, una epidemia que se expandía rápidamente y que era mortal”, agregaron desde la OMS.

Si dejamos de lado los títulos catastróficos -una triste costumbre que, como tantas otras, debería revisar el periodismo moderno- veremos que las declaraciones del titular del organismo internacional que rige la salud mundial permiten ser optimistas frente a lo que viene. Ese amesetamiento, con caída de los focos de contagio, que ya se detecta en China demuestra que la lucha emprendida por las autoridades de ese país está dando los resultados esperados.

Lo que el hombre recuerda -y con razón si tomamos el ejemplo de la irresponsabilidad argentina en el caso de Ushuaia- es que para evitar la pandemia deben extremarse en cada rincón de la tierra las medidas de control con la misma firmeza que en el gigante asiático.

Las condiciones del mundo moderno hacen que las facilidades para el contagio masivo sean cada vez mayores. Los expertos en salud pública creen que estamos en mayor riesgo que nunca de experimentar brotes a gran escala y pandemias globales como aquellas que hemos visto antes: el SARS, la gripe porcina, el ébola y el zika.

Más de 28.000 personas fueron infectadas durante la epidemia de ébola en 2014-2016, con más de 11.000 muertes.

A partir del 10 de marzo, 84 países han informado de la transmisión del zika. Esta enfermedad se descubrió en la década de 1940, pero tuvo su primer brote en 2007 en Micronesia y más recientemente comenzó a extenderse hacia finales de 2015.

Las nuevas reglas de convivencia mundial que favorecen la transmisión de enfermedades pueden definirse de la siguiente manera:

1. Crecimiento de las poblaciones y urbanización.

2. Invadir nuevos ambientes en búsqueda de tierras cultivables.

3. El cambio climático.

4. Los viajes globales que trasladan por el mundo a 1.500 millones de personas por año.

5. Los conflictos civiles que generan largos tiempos de inestabilidad y falta de control sanitario.

6. Menos médicos y enfermeras en las regiones del brote, generalmente de una pobreza extendida que hace que los profesionales emigren en busca de mejores oportunidades.

Por todo ello es fundamental imitar el ejemplo de los países que han puesto manos a la obra para prevenir y cuidar a sus ciudadanos. “Muchos aspectos de la vida moderna nos ponen en mayor riesgo, pero estamos más listos que antes”, destaca la Red Mundial de Alerta y Respuesta ante Brotes Epidémicos (GOARN, por sus siglas en inglés).

Los países con equipos nacionales de respuesta rápida, como Estados Unidos, Reino Unido y China, están listos para hacer frente a cualquier emergencia.

Así lo ha demostrado este último, aunque los modos puedan escandalizar a quienes parecen no tomar nota de la diferencia entre lo teórico y lo práctico. O entre la vida y la muerte.

Y si no nos cree…vaya y discútale el vuelto al chino de su barrio.

Después me cuenta…



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