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Cultura 19 de junio de 2022

Crear con locura: “El peligro de estar cuerda” de Rosa Montero

El último libro de Rosa Montero propone investigar las relaciones de los artistas con la locura. Entre el ensayo y la ficción, contiene definiciones de escritura, conmovedoras anécdotas de autores, zonas autobiográficas y datos científicos que confirman esta relación y que terminan en hondas reflexiones sobre la literatura.

Por Rocío Ibarlucía

 

Escritura y locura suelen entretejerse en la historia de la literatura. No son pocos los escritores que han tenido vidas sufridas a causa de infancias traumáticas, padres violentos o ausentes, adicciones al alcohol y las drogas, en un constante vaivén entre el éxtasis creativo y la depresión cuando no se escribe, que ha llevado muchas veces a confundir la realidad con la ficción y, en ocasiones, al suicidio. Estos episodios resultan ser tópicos en las biografías de numerosos artistas.

El último libro de la reconocida escritora y periodista española Rosa Montero, titulado “El peligro de estar cuerda”, propone indagar los vínculos que unen la creatividad y la locura. Años investigando sobre el tema, acopiando lecturas, que van desde teorías psicológicas, psiquiátricas y neurológicas hasta novelas, cuentos, autobiografías, cartas, diarios, entrevistas, fotografías, la autora logra demostrar, con amplitud, que la locura ha atravesado a la figura del escritor a lo largo de los siglos. Todas las fuentes que dan sustento a las ideas se pueden consultar al final del libro, buena estrategia de Montero para hacer una lectura más amena, que fluye entre el registro ensayístico y el anecdótico, sin perder la poesía de su pluma literaria en páginas a veces conmovedoras, a veces estremecedoras.

 

Elpeligrodeestarcuerda

Portada del libro “El peligro de estar cuerda” (Seix Barral, 2022) de Rosa Montero.

El tema nace de una preocupación vital de la propia Rosa Montero, quien desde pequeña se ha sentido rara, como nos confiesa en la primera oración del libro: “Siempre he sabido que algo no funcionaba bien dentro de mi cabeza”. Con este contundente inicio, que nos adentra en su intimidad, revela que continuamente ha tenido –y sigue teniendo– ideas extravagantes, que muchas veces redundan en textos y muchas otras quedan en el plano de su imaginación. Sin embargo, estudiando sobre el tema, como psicóloga, escritora y periodista, se dio cuenta de que ser raro no es tan raro; al contrario, las rarezas abundan. Y ocurren muy a menudo entre artistas, especialmente, entre escritores.

Como una investigadora detectivesca, Montero busca las huellas de la locura en otros escritores. Y lo comprueba con numerosos ejemplos desde las primeras páginas hasta las últimas: Kafka masticaba 32 veces la comida y hacía gimnasia desnudo con la ventana abierta, Agatha Christie solo escribía en la bañera, Kipling no podía escribir sin tinta muy negra, Sócrates llevaba siempre la misma ropa, Freud tenía miedo a los trenes, Hitchcock a los huevos, sin hablar de Dalí, el rey de las extravagancias.

En la serie de artistas con trastornos psíquicos que configura el libro, hay capítulos exquisitos –poéticamente narrados y desgarradores– en los que recupera las experiencias de escritoras, cuyas vidas trágicas las ha llevado a escribir sobre la locura en diversos textos, como Virginia Woolf, Emily Dickinson, Sylvia Plath, Alejandra Pizarnik, Carmen Laforet, Doris Lessing, por nombrar algunas de las más relevantes.

 

Emily Dickinson.

Emily Dickinson.

 

Sobre Emily Dickinson y su relación con la locura ya se ha escrito mucho. Artista ermitaña, recluida en la casa familiar durante sus últimos veinte años, vivió para escribir poemas y cartas, que reelaboraba una y otra vez, en cada superficie de papel que encontraba, mediante una letra que se torcía cada vez más por sus enfermedades. Pero Montero quiere entender los motivos por los cuales se aisló del mundo para escribir. Y recoge los indicios que confirman que Emily sufrió abusos desde niña por parte de su padre y su hermano Austin. En este apartado, analiza fragmentos demoledores de sus poemas del incesto, así como sus cartas y su famoso daguerrotipo en los que puede verse su tristeza y los tormentos mentales que la llevaron a aislarse de la sociedad puritana a la que pertenecía.

Como Virginia Woolf, también víctima de abusos sexuales por sus dos hermanastros, que sufrió crisis mentales desde adolescente e intentos de suicidios, por lo cual fue hospitalizada varias veces. Son conmovedores los textos en los que Woolf describe esa irrupción de la negrura, ese estado en el que todo queda en suspenso, que Rosa Montero pone a dialogar con su propia experiencia, en tanto desde los 17 años hasta los 30 tuvo ataques de pánico, episodios que son descriptos en el libro con sutileza y que remiten a esos momentos de suspensión de la realidad.

 

Virginia Woolf.

Virginia Woolf.

“El peligro de estar cuerda”, además, ofrece variadas reflexiones en torno de la escritura, dadas por la propia autora pero también por los escritores que ella va citando, seleccionados con agudeza por su mirada poética y periodística, que logra hilvanar con destreza al punto de conmover. Incluso cuando parece no tener organicidad, te advierte que guardes ese concepto que será clave más adelante. A partir de estas llamadas al lector, logra conversarnos, al oído, en un tono de intimidad, construyendo una atmósfera de cercanía entre quien escribe y quien lee.

El objetivo del libro también consiste en entender porqué se escribe lo que se escribe y porqué quienes sufren trastornos psíquicos eligen la literatura. Y despliega hipótesis: para dejarse habitar por otros, para descubrir lo que significa ser uno mismo, para escapar de la realidad, de la rutina, del miedo, para evitar los ataques de pánico, para volar de sí, de la enfermedad, de la vejez, de la muerte, todas motivaciones que encuentra en las definiciones de otros escritores y en sus propias experiencias literarias. La escritura le ha salvado la vida a ella, como también a otros artistas, en tanto le ha dado esos paréntesis a la locura, esos pequeños momentos de eternidad.

El lector podrá encontrar, a su vez, capítulos de misterio, en especial cuando cuenta episodios de su vida en los que ha sido acosada por una doble, esto es, una mujer que durante años le robó su identidad al hacerse pasar por ella. La locura ha acechado su vida desde dentro y desde fuera, en este caso, por un otro yo, experiencia que, además de otorgarle un condimento atractivo a la lectura, le permite elaborar reflexiones sobre la literatura y la enajenación, sobre la vida y la muerte.

“El peligro de estar cuerda” es un libro imperdible de una escritora que ya viene entretejiendo desde temprana edad obras conmovedoras, de ficción y no ficción, para bailarle a la muerte, a la locura, que confirman, como dice Montero a partir de Pessoa, que la literatura es la prueba de que la vida no basta. Escribir, para Montero, es como danzar arrastrada por una música que te va llevando hacia las palabras, a suspenderte en el aire, a ser parte de un todo, palpitando a un mismo ritmo. El pulso de su escritura embriaga a los lectores, quienes somos arrastrados hacia esa vibración, gracias a que el texto nos invita a bucear en su intimidad para que formemos parte de esa danza, al unísono con la autora y con los escritores que ella recupera, sin miedo a perder, por momentos, la cordura.



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