MIRAMAR (Corresponsal).- El colapso que presenta el predio de relleno sanitario situado en el barrio Santa Irene de Miramar, obliga a las autoridades municipales buscar alternativas para disminuir los efectos nocivos sobre el ambiente.

En ese sentido, además, se busca regularizar la precariedad e informalidad de los recicladores y que tengan un espacio donde desarrollar su importante actividad de forma adecuada para “ganarse la vida” a diario.

Por tal motivo, se acaba de dar a conocer la concreción de un denominado “punto limpio” en uno de los viejos galpones del ferrocarril de la ciudad, situados en inmediaciones de la terminal de ómnibus. Para eso, el intendente municipal, Germán Di Cesare, suscribió junto a la titular del grupo asociativo, Ana Jara, el comodato que les permitirá utilizar ese espacio.

Tras el reacondicionamiento de las instalaciones, se espera que el 17 de mayo sean inauguradas oficialmente y de esta manera los vecinos estarán habilitados para depositar los residuos como papel, cartón, metales, plásticos, aluminio y latas, los que serán separados y acopiados para su posterior comercialización.

Otra de las cuestiones que se dio a conocer es que la comuna preverá a los trabajadores de la indumentaria indicada y personal especializado realizará periódicas inspecciones sanitarias para controlar la seguridad del sitio.

“Esto lógicamente mejorará la calidad del recurso obtenido ya que al no estar con los residuos orgánicos  se mejora su clasificación e incrementa valor de mercado. En lo inmediato se estarán realizando diferentes tareas para mejorar la estética del galpón”, indicó a LA CAPITAL, el secretario de Producción, Empleo y Desarrollo Local del municipio, Sebastián Ianantuony.

“También desde nuestra área los asistiremos desde la parte comercial y buscaremos programas ya que en el reciclaje siempre tiene un punto crítico en la venta. Por eso la idea es sacarle el máximo provecho y revalorizar el recurso”, amplió el funcionario.

Relleno sanitario

A fines de 2008 comenzó la construcción del relleno sanitario  en Santa Irene a través de una técnica doble, primeramente natural, mediante una base de tosca o arcilla y luego la capa artificial con una membrana de policloruro de vinilo (pvc) que cuenta con unos 800 micrones de espesor.

Previo a la impermeabilización en las diferentes celdas, se colocaron unos tubos que permiten la captación de los mencionados desperdicios acuosos. De acuerdo a una pendiente existente, se acumulan y mediante un sistema de bombeo son reinyectados en el relleno.

Si bien este sistema actúa como un paliativo contra la contaminación del medioambiente y otorga mejores resultados que arrojar los desperdicios a cielo abierto, no deja de ser una accionar limitado que tiene sus deficiencias y por lo tanto no brinda soluciones concretas a futuro.

Para que el proceso de reciclado se cumpla deberán sumarse los diversos actores involucrados, en este caso, los propios trabajadores, el municipio y especialmente el eslabón principal de esta cadena que son los vecinos. Su compromiso por la separación primaria en los domicilios y posterior depósito en el “punto limpio” será vital para el éxito o fracaso de este proyecto.