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Policiales 28 de septiembre de 2020

Crimen en Las Canteras: “Él había salido a salvarme y lo mataron”

Matías Romero (23) fue víctima del salvaje robo que terminó en el asesinato de su vecino, Lucas Maniglia. "Se llevaron la vida de una persona que era casi perfecta, cuando llegó cambió todo el barrio", dijo sobre su vecino y amigo.

Matías Romero (23) tiene el rostro desfigurado por la paliza que recibió el domingo a la madrugada cuando cinco delincuentes lo sorprendieron al salir de su casa del barrio Las Canteras, los golpearon y lo robaron pero lo que más le duele, más que todas las piñas y patadas que recibió, es saber que su amigo y vecino, Lucas Maniglia fue asesinado al intentar ayudarlo. 

Más que shockeado por el robo, estoy lamentando la muerte de mi amigo, mi vecino, mi hermano“, dijo Romero en diálogo con LU6 y agregó: “Se llevaron la vida de una persona que era casi perfecta. Cuando llegó él cambió todo el barrio, ayudaba a todos, había logrado hacer una unión entre los vecinos”.

Romero, junto a su pareja y su hijo de 3 años, vive en una casa ubicada en Chacahuac al 6300, una zona rural de la periferia de la ciudad y en esta pandemia se dedicó a comprar y vender dólares para paliar la crisis y sospecha que los delincuentes sabían de esto, que alguien les había aportado esa información.

“Estaba en mi casa, mi pareja y el nene estaban en lo de mi suegro y yo me quedé porque habían cortado la luz. Cierro todo, pongo la alarma y subo al auto. Veo que otro auto estaciona. Pensé que era un pariente o un familiar, entonces se bajaron cuatro o cinco hombres, algunos se me metieron al auto y me empezaron a pegar, a ahorcar y a gritar: ´Desmayalo, desmayalo´”, relató Romero el horror que sufrió el domingo a la medianoche.

“Me pegaron con armas en la cabeza, en la cara, me taparon la boca para que no gritara y yo me resistí como pude, empecé a tocar bocinazos. Tuve que soltar la llave y me seguían pegando piñas”, continuó el joven y agregó: “Me bajaron del auto y me arrastraron hasta la casa, mientras me pegaban. Los delincuentes iban pasando y me pegaban patadas y piñas en todo el cuerpo”.

Romero estaba tirado en el piso de su casa mientras los delincuentes lo robaban y le pegaban. No llegó a verle la cara a ninguno, ya que estaban “encapuchados y con barbijos”. Cuando por fin dejaron de pegarle y se fueron escuchó que uno de los asaltantes gritó: “Viene alguien”. “Estuvieron como veinte segundos en los autos y escuché uno o dos tiros, después arrancaron y se fueron a toda velocidad”, dijo.

Romero había quedado tirado en el suelo de su casa, golpeado, cubierto de sangre y descalzo. Al escuchar los disparos, lo primero que pensó fue que habían tirado al aire para asustar a alguien. Salió de su casa, estaba lloviendo y no veía nada ya que al estar la luz cortada todo estaba oscuro. Hizo unos pasos y vio una luz en el piso, en la entrada de la casa de su vecino. Se acercó y vio que había un cuerpo en el suelo, en un charco. No lo pudo distinguir, porque tenía tanta sangre en los ojos que veía borroso, por lo que se aproximó todavía más y reconoció que era su vecino, Lucas Maniglia, que había caído boca bajo y estaba agonizando.

“Yo trataba de hablarle, pero todavía no podía entender nada de lo que pasaba. Pedí ayuda a los gritos. Las balas que habían tirado los delincuentes impactaron en mi vecino. Él había salido a ayudarme, a salvarme y lo mataron”, lamentó Romero entre lágrimas.

“Para mí se llevaron a un hermano, estoy destruido. Era una persona muy bueno que no tendría que haber terminado así”, concluyó Matías Romero.

Lucas Maniglia, de 48 años, falleció tas recibir un disparo en el abdomen, viví en Milán, Italia, y había venido a Argentina para visitar a su familia, pero por la pandemia había extendido su estadía en Mar del Plata.