Cultura

Cuento: La Cieguita

Las preguntas de una hermanita de 9 años y las conclusiones a las que llega.

Por Eduardo Nachman (*)

 

Después de las primeras marchas en las cuales participo en mi adolescencia, vuelvo a casa excitado, cansado, y ante la mirada escrutadora de mi mamá, revisando roturas y manchas en mi ropa, y preguntando si había estudiado, y cuándo lo iba a hacer, que ya era momento de cenar, y todas las preguntas en forma de indicaciones que supongo naturales en una madre.

Mi hermanita tiene 9 años. Me pregunta siempre qué son las manifestaciones, por qué ella no puede ir, qué hacemos.

A veces repito lo que cantamos.

Cuando molesta, empiezo a cantar canciones que no me sé enteras y la engaño diciendo que se cantaban en las calles marplatenses.

La marcha peronista y La Internacional empiezan a ser las excusas para que las escriba y las practique, así me deja tranquilo.

Por la esquina de casa pasan no más de 50 personas de la Juventud Peronista en marcha hacia el centro.

Me pregunta quién era la cieguita.

Mi cara le responde ignorantemente.

Vuelve a preguntarme por qué quedó ciega.

¿Por qué sería botonera?

Le corrijo: botonera no, le aclaro: Montonera.

¿Por qué los montoneros no quieren a los ciegos?

Ahora el que pregunta soy yo.

A ver ¿Por qué pensás eso?

Y Vivi, con su vocecita suave me canta: “Cieguita, si viera, sería botonera”.

 

 

 (*) Este relato es parte del libro “La jirafa es una vaca larga” (Editorial Frutillas), en el que Nachman recopiló frases de alumnas y alumnos durante cuarenta años de trabajo como maestro en las aulas. 

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