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Cultura 20 de abril de 2021

Cuento: Malvinas

por Jorge Luis Manzini

Foto ilustrativa.

“¡Tras su manto de neblinas, no las hemos de olvidar!

 ‘¡Las Malvinas, argentinas!’ clama el viento y ruge el mar”…

De “La marcha de las Malvinas”,

de Carlos Obligado y José Tieri

 

 Día 08/04/1982:

-¡Dale, pibe, que vas a terminar perdiendo el vuelo!

Y la radio machacaba: “Se recuerda a todos los ciudadanos de la clase  1962 recientemente dados de baja, quedeben presentarse en la unidad militar en la que han prestado servicio, en la fecha y hora señalada en  la correspondiente cédula de llamada, quedando sometidos a la jurisdicción militar. Los que por cualquier motivo no  hayan recibido la cédula deberán presentarse igual, por el medio de transporte más rápido que dispongan.  La convocatoria incluye al personal civil de las fuerzas armadas de cualquier clase. Quienes no se presenten sin causa justificada serán considerados desertores”.

Había que darse prisa, llegar al cuartel, te llevaban al sur, a Comodoro, donde sería el entrenamiento.

Se iba para reforzar la avanzada argentina, esos heroicos soldados profesionales que con el Capitán Giachino al frente, habían arriesgado, y algunos, como él, ofrendado su vida, para rendir a la guarnición local sin producirles ninguna baja, y  tomar posesión de las Malvinas.

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Día 10/05/82:

“Se comunica a la población que finalmente se hundió el destructor HMS Sheffield, averiado seriamente por nuestros valerosos pilotos navales de combate el día 04 del corriente “.

Por la tele, con el fondo de “La marcha de las Malvinas”, la cámara enfoca sucesivamente grupos de 4  o 5 argentinos exultantes, agitando banderitas: en su casa; frente a un negocio de electrodomésticos que tiene todos los televisores sintonizados en el canal oficial; en el bar, mirando el aparato como cuando se inauguró la T.V. color, en el Mundial /78. Los autos pasan con cintas argentinas en las antenas, banderas cruzadas sobre el techo. Se arman coros de bocinazos ante las noticias que todos escuchan por las radios siempre encendidas: -¡Bravo! ¡Qué se creen estos putos ingleses! ¡Las Malvinas son argentinas!

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Día 24/05/82:

“Se comunica a la población que en la fecha se hundió  finalmente la fragata HMS Antelope, seriamente averiada en los últimos días por los ataques de  nuestros valerosos pilotos de la Fuerza Aérea Argentina. El 21 habían hundido también a la fragata HMS Ardent,  y  causado daños considerables a la fragata HMS Argonaut”.

La misma marcha, los mismos gritos, hurras, imprecaciones, de todos los argentinos decentes. Casi como jugar a la batalla naval por T.V. Igual que cuando en el mundial gritábamos, todos agarrados unos con otros, saltando, que ¡El que no salta es un holandés!…

Locutor de la tele teniendo como fondo  imágenes de las colas de gente que entrega cosas para “nuestros valientes soldados en Malvinas”.

Se ven viejos que lloran, que besan medallitas, aros, anillos de oro, antes de depositarlos. También entregan chocolate, medias gruesas, gorros, bufandas de lana -¡los tejí yo misma, señor…!-.

Por un decreto del gobierno se había abierto una cuenta especial en el Banco Nación, con el nombre “Fondo Patriótico Malvinas Argentinas” para canalizar los donativos en dinero, al cual debían engrosar los objetos de metales preciosos que serían fundidos y convertidos en lingotes a tal fin. Hubo también donaciones muy especiales de objetos de gran valor con los que se conformaron lotes que fueron subastados. Entre ellos se destacaban violines antiguos, esculturas y pinturas, un bandoneón de Astor Piazzolla… A lo largo y ancho del país y durante casi todo el conflicto se juntaron, por distintas iniciativas solidarias,  elementos diversos, desde ropa de abrigo hasta chocolate y otros comestibles, máquinas y elementos de afeitar, jabón, papel de carta y sobres, gasa, vendas, alcohol, que supuestamente eran enviados a las islas por las autoridades militares.

Día 25/05/82:

“Se comunica a la población que en la fecha,  nuestros valerosos pilotos de combate -¡nuestros halcones!-, en acciones conjuntas de la Fuerza Aérea y la Aviación Naval,  han hundido al destructor HMS Coventry y al transporte pesado AtlanticConveyor, y averiado tres fragatas misilísticas inglesas “.

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Día 14/06/82:

“Se comunica a la población que el general Luciano Benjamín Menéndez se rindió en Puerto Argentino (ex Puerto Stanley) ante el comandante inglés, general Jeremy Moore“.

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Día 02/04/2007:

Otra emisora, otro locutor que explica, opina, para otros argentinos:

La carne de cañón fueron los jóvenes de entre 18 y 20 años de edad, de las clases /61y /62, que estaban siendo dados de baja y fueron convocados nuevamente, y de la clase /63, recientemente  incorporada, que con dos meses de instrucción o menos, fueron enviados al frente.

En las islas, las posiciones argentinas defendidas por  estos adolescentes y bisoños soldados, pobremente pertrechados, eran ubicadas por el enemigo mediante  aviones espías, satélites,  y  miras infrarrojas. La inteligencia chilena y la norteamericana pasaban la información a los ingleses  que, mejor equipados, veteranos, de élite, con armas muchísimo más modernas y poderosas, mataban como a conejos a los que no morían de frío en las trincheras inundadas de agua helada, sin abrigo suficiente, sin calzado apropiado, mal alimentados.

La mayor parte de lo que se mandó se quedó en el camino. El destino de los cincuenta y cuatro millones de dólares que recaudó el Fondo Patriótico nunca quedó claro.

Muchos de los jefes y oficiales tuvieron una conducta vergonzosa, rastrera, cobarde, incluyendo actos inhumanos para con sus subordinados, como servidumbre, y estaqueamiento al aire libre, lo que, dadas las condiciones climáticas, derivó en muchos casos en lesiones por congelamiento.

Estas iniquidades se conocieron después.

Ahora queda el recuerdo,  el silencio, y el homenaje para nuestros héroes profesionales  de las fuerzas armadas y de seguridad y para  aquellos otros héroes, jóvenes conscriptos y civiles que hicieron lo mejor que pudieron, y ahora están enterrados en las islas, siendo forzoso destacar el ingente trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense para identificarlos. Enterrados en las islas o a medio enterrar en nuestra sociedad, que los trajo de vuelta subrepticiamente y nunca los reconoció como se merecen.

Así como copiamos todo de los “americanos”, los argentinos también tuvimos nuestro Vietnam”…

 * Versión ligeramente modificada de la publicada en la Revista del Hospital Privado de Comunidad de Mar del Plata con el Título “Hace 25 años” en 2007



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