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Deportes 18 de junio de 2018

Dar la vuelta a los mundiales para llegar al paraíso del fútbol

Los mexicanos llenan las plazas, ahora nos llenan de juego. Chicharito, en diálogo con LA CAPITAL, se le anima a la Copa. Y Layun deja sentado que las fiestas hay que hacerlas en la cancha.

por Vito Amalfitano
@vitomundial

Desde Moscú, Rusia

Los mexicanos son los que desbordan las plazas en todos los mundiales. Hoteleras, en los aviones, los trenes, los tickets. Son decenas de miles siempre. Un clásico en la historia moderna de la Copa del Mundo. En un país por cierto desigual, son igual millones los que tienen la capacidad de viajar, y miles y miles de ellos insisten cada cuatro años con el fútbol, sin importarles el resultado y ni siquiera si consiguen entradas.

Hay una chanza clásica ya entre periodistas y aficionados de mundiales. Cuando México se queda afuera, algo que irremediablemente siempre casi siempre pasó muy temprano hasta ahora, “se libera” un poco la sede. Empiezan a aparecer automáticamente las plazas en los aviones, los trenes, los hoteles, los estadios. Es parte de la jerga, en tono de broma, pero es bien real. En la práctica ocurre de esa manera.

La imagen se le apareció a este cronista en la propia salida del metro de Luzhniki, que nos depositó directamente en el máximo escenario del Mundial en Moscús. Un grupo de mexicanos, con los sombreros clásicos, y vestidos todos de verde, levantando una réplica de la Copa del Mundo para la foto. Fue inevitable el pensamiento “despectivo”, “sobrador”. “¨¿Cómo agarran con tanto fervor una Copa que siempre ven pasar tan de lejos?”. No se puede evitar la reflexión rápida. Uno no imagina a México entre los potenciales candidatos a ganar ningún Mundial. Y, sin embargo, son los que más aficionados tienen en cada Copa. Y están entre los más festivos.

Por ahí ahora, tras la actuación ante Alemania, habría que repensar esa idea. Lo siento en el retorno en el mismo subte, rumbo a Park Kultury, luego a Barrikadnaya, después a Skhodnenskaya, el largo camino de regreso a casa de todos los días. Mucho tiempo para pensar, mientras, claro, los mexicanos cantan dentro del vagón “Ay, ay, Ay / canta y no llores…/”

Máxime después de haber hablado con el famoso Javier Hernández a la salida del vestuario de México en la “zona mixta”. Chicharito se animó a decirnos: “Queremos estar en la final de la Copa del Mundo”. Venían de pintarle la cara al campeón, a la Alemania que gana siempre. ¿Cómo no ilusionarse así?

Hace exactamente dos años Javier Hernández Balcázar, Chicharito, sufrió, el desastre de Santa Clara. El escarnio de la derrota 7 a 0 ante Chile en la Copa América 2016, en el Levi’s Stadium de San Francisco.

Un futbolista que llegó a la gloria de consagrarse en dos de los clubes más importantes del mundo, Real Madrid y Manchester United, pero también un histórico de la selección mexicana que se metió, aquel día, hace dos años, en el barro del fondo del pozo tan profundo como el Bunker 42 que visitamos en Tagnaskaya, aquí en Moscú. Tanto como los 18 pisos, 66 metros de subsuelo, de este refugio de la segunda guerra mundial, convertido hoy en Museo de la guerra fría.

Desde ese fondo tan profundo, y de los continuos vaivenes extrafutbolísticos, con el episodio reciente en Dinamarca incluído, México se levantó a tal punto de construir, este domingo de gloria en Luzhniki, la victoria más importante de su historia. Y Chicharito también se redimió.

Los periodistas tuvimos que esperar más de una hora en la “zona mixta”. Adentro del vestuario se desató una fiesta que se burló de aquella que se viralizó hace dos semanas. Pero Chicharito, ahora jugador del West Ham, salió de allí impecable, como un lord inglés, de saco y corbata, y con la deferencia de atender a este cronista de Argentina, mano a mano, sin apuro y sin cassette.

Miguel Layun.

Miguel Layun festeja el triunfo ante Alemania.

“Esto es muy positivo, pero a partir de mañana tendremos que enfocarnos en que este Mundial no se juega a un solo partido, queremos llegar muy lejos, queremos estar en la final de la Copa del Mundo”, lanzó, sin escudo. Aunque ante la repregunta de LA CAPITAL, sobre si habían escrito instante antes la página más grande de la historia del fútbol mexicano, Chicharito volvió por un instante a la prudencia: “Puede ser que sea así, pero de nada nos sirve ganarle a Alemania y después perder contra Corea y contra Suecia e irnos a nuestra casa. Tenemos que estar muy tranquilos, muy mesurados, tenemos que estar muy balanceados porque esto recién empieza”.

Le decimos que desde arriba se vio una exhibición. Nos contesta con una exclamación y con rostro de alegría: “¡Qué bueno!. Es bueno que le hayamos agradado a la gente. Nosotros también sabemos que hicimos un muy buen partido, con muchísimo esfuerzo, con muchísimo desgaste, tratando de jugarle ‘de tu a tu’ a Alemania, aunque con todo respeto. Y gracias a Dios se sumó todo a favor, que salga todo diez puntos, que estuviéramos enchufados y que ellos no tuvieran la mejor tarde”.

El “queremos estar en la final” resonó entre la mesura del resto del testimonio. “Desde el fondo del pozo / solo cabe ir mejorando”, canta Serrat. Chicharito salió del Bunker, México insurgente también, y ahora se atreve a todo. Hasta para que a nosotros ahora ya nos parezca verosímil esas fotos que los hinchas vestidos de verde con sus típicos sombreros y con la Copa del Mundo en alto. Desde este triunfo resonante ya no son convidados de piedra a la fiesta, se pueden sentir protagonistas…

Y hablando de fiestas, el volante de Sevilla Miguel Layun, no eludió, en el diálogo con LA CAPITAL, una respuesta sobre el episodio de Dinamarca y que causó gran revuelo en México hace un par de semanas, cuando a 8 futbolistas del plantel, el arquero Guillermo Ochoa y Jonathan y Giovani Dos Santos, Marco Fabián, Carlos Salcedo, Héctor Herrera, Raúl Jiménez y Jesús Gallardo se los vio en una fiesta con 30 mujeres, aunque en el día libre de la concentración.

“Cuánto más más hermético te mantengas y mientras más enfocado estes en lo que tengas que enfocarte es mucho mejor”, dijo Miguel Layun.

No eludió la pregunta en una parte de la charla que sostuvimos con él en la zona mixta del Luzhniki, poco después de la resonante victoria sobre los germanos. Ni se enojó. Por el contrario. Dejó un mensaje. “Enfocado en lo que tengas que enfocarte”, remarcó y marcó la cancha Layun, aunque está claro que todo lo que sucedió no hizo mella en el rendimiento del equipo.

Y siguió Layun con un concepto sobre la actuación y la resonancia del triunfo ante Alemania: “Yo creo que fue un partido que trabajamos muchísimo, que esperábamos con ansias todos los mexicanos y en especial nosotros; sabíamos que iba a ser un partido especial para poder levantar la cabeza y darnos una satisfacción a nivel interno después de todo lo que se dijo; y mucho mejor si podíamos darle esta alegría a la gente”.

También a Layun, compañero de Gabriel Mercado y Ever Banega en Sevilla, le pedimos un concepto sobre la Selección Argentina, tras el exiguo empate ante Islandia. “Siempre he dicho, y lo sostengo,-le contestó Layun a LA CAPITAL-, tener un jugador como Messi es tener ventaja; conozco perfectamente a Ever (Banega), a Gabriel (Mercado), y son jugadores de muchísima calidad; pero te puedo nombrar muchos más que están al mismo nivel, aunque naturalmente a ellos los conozco mejor y se lo que pueden dar”

“Argentina es una potencia, considero que el partido con Islandia al final no va a tener trascendencia en la trayectoria de Argentina en el Mundial, me parece que seguirán avanzando y van a pelear por el torneo”, auguró el volante de Sevilla.

México considera a Argentina. Y es natural. Pero tendremos que empezar a considerar a México. Viajaron tanto por los mundiales para llegar a esto. Valió la pena una cruzada tan larga y sufrida para avistar en un tramo del camino un paraíso futbolero del tamaño y la belleza de esta victoria ante Alemania. Aun sin importar lo que pase después…



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