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Policiales 16 de agosto de 2023

Declaró el mecánico: “Nunca quise matar a nadie”

Claudio Miraball (42) decidió dar su versión de los hechos sucedidos en la madrugada del 6 de agosto ante la Justicia y remarcó que en el último año y medio ya le habían robado unas 30 veces. Testimonio de un hombre hastiado por la inseguridad que quedó imputado por el homicidio agravado de Pablo Rubén Villalva (32).

El mecánico que provocó la muerte de un hombre al atropellarlo con su automóvil de manera intencional luego de que ingresara a robar en su taller mecánico del barrio Las Lilas declaró este miércoles ante la Justicia y dijo: “Nunca quise matar a nadie”.

Claudio Miraball (42) aceptó dar su versión de los hechos ante el fiscal Fernando Berlingeri -por licencia de Romina Díaz-, quien lo indagó como imputado del delito de “homicidio agravado”. “Soy incapaz de hacer algo así, me enteré de lo que había pasado recién al otro día por las noticias”, se defendió el detenido, que luego de la audiencia volvió a ser trasladado a la Alcaidía Penitenciaria Nº 44 de Batán, donde permanecerá alojado mientras continúa la investigación del crimen de Pablo Rubén Villalva (32).

Ante el hermetismo habitual de la Fiscalía N° 6, el abogado defensor de Miraball, Lautaro Resúa, contó a LA CAPITAL el testimonio del imputado, que duró cerca de una hora, y que se centró en el hastío del hombre ante los constantes robos que sufría en su taller mecánico, unos 30 en el último año y medio.

“Nunca me imaginé estar en una situación así, es muy difícil”, dijo Miraball ante el fiscal Berlingeri y resumió que, tras haber atropellado y matado a Villalva tiene “miedo”, tanto por lo que le pueda pasar a él en el penal, como por su familia, principalmente por su hija.

“Estoy mal, nos han robado herramientas, cosas de los clientes, ruedas, baterías, estéreos, nos han prendido fuego tachos adentro del taller. Hemos puesto rejas, cámaras para evitar robos. Había épocas que entraban una vez por semana. Nos hemos quedado durmiendo con mi hermano allí para cuidar las cosas, nos turnábamos”, declaró el imputado, para que el fiscal entendiera el calvario que era su vida por la inseguridad constante.

Miraball contó que el sábado 5 de agosto volvió de Vidal cerca de las 21 o 22. Llegó a su casa, comió y se acostó a dormir con su hija, hasta que a la madrugada lo despertó su celular: era la alarma del taller que se había activado. Como algo rutinario miró desde su teléfono las imágenes de las cámaras de seguridad y vio que había un hombre adentro que revolvía el taller, por lo que corrió hasta su auto y encaró para defender lo suyo.

Según recordó, tomó Reforma Universitaria hasta la avenida Champagnat y, mientras conducía volvió a ver las cámaras desde su celular: la imagen era evidente, alguien se tiraba por el techo hacia un palo de luz, desde donde se deslizó como si fuese un bombero con una mochila.

“Me acuerdo que lo vi. Yo circulaba por  Champagnat y antes de llegar a la calle del taller, que es Rawson, veo a un hombre cruzando los canteros de la avenida. Miré si había un patrullero, pero nada. Y de ahí recuerdo todo blanco, la mente se me puso en blanco”, expresó el hombre.

Lo siguiente que recuerda es el ruido del golpe de su auto a algo, a alguien, a Villalva en Mariano Acosta, entre Rawson y Alberti. Dijo que tiene una vaga imagen de haber llamado a alguien, pero sin saber a quién.

“Después ya estoy en el taller, adentro del taller, recuerdo que escuchaba voces que me hablaban y yo estaba mirando el techo roto. Lo único que en ese momento quería era ir a mi casa para estar con mi hija. Llegué, estuve con ella, estaba durmiendo, estuve un cachito con ella, mirándola, sabiendo que estaba bien. Me quedé en el sillón sentado con la mente en blanco, sin saber qué había pasado”, finalizó su relato Miraball.

Vale recordar que hasta este martes, cuando se entregó en la sede de la DDI, Miraball estaba oficialmente prófugo desde el miércoles 9 de agosto. Sin embargo, la policía lo buscaba desde el domingo anterior, ya que había sido identificado como el propietario del automóvil secuestrado menos de 24 horas después del crimen, ese mismo día. Según pudo saber LA CAPITAL, en todo ese lapso el mecánico estuvo escondido en Mar del Plata y en ningún momento abandonó la ciudad.

El caso

Villalva, que tenía frondosos antecedentes penales, fue atropellado minutos antes de las 3 de la mañana de ese domingo 6 de agosto. Por la noche, los investigadores allanaron una casa del barrio Bosque Grande y se incautaron del vehículo marca Renault Logan.

El abogado Lautaro Resúa se presentó ante la Justicia después de dicho operativo policial y pidió la eximición de prisión para Miraball, que le fue denegada. El miércoles 9 de agosto la fiscal Díaz solicitó una orden detención para el mecánico, que logró evadirse hasta este martes, cuando decidió entregarse junto a su abogado en la sede local de la DDI.

El viernes pasado, el letrado había adelantado que en estos días se le realizarían a su cliente peritajes psicológicos y psiquiátricos de parte para presentar ante la Justicia. Otro dato que puso averiguar este medio es que finalmente esas diligencias no se hicieron y que, posiblemente, se lleven a cabo la próxima semana.

Vale recordar que el caso se registró cuando Villalva caminaba por Mariano Acosta, entre Rawson y Alberti. En ese momento un vehículo marca Renault Logan se detuvo en la esquina y esperó que el hombre, que llevaba una bolsa, cruzara para atropellarlo. Como consecuencia del impacto, la víctima murió en el lugar, mientras que el conductor escapó con rumbo desconocido.

La secuencia del hecho quedó grabada en un video tomado por una cámara de seguridad privada que está colocada en la concesionaria de vehículos Fiat Giama. Mediante dicho registro fílmico los pesquisas pudieron reconstruir lo ocurrido.

Una serie de averiguaciones permitió determinar posteriormente que el automóvil era utilizado por un mecánico cuyo taller se encuentra a solo unas cuadras de allí, en Rawson al 6100. Minutos antes, la alarma de ese inmueble se había activado y Miraball tomó conocimiento de ello a través de la empresa que le suministra el servicio  de monitoreo.

La hipótesis principal de la fiscal Díaz elaborada en base a investigación de la comisaría decimosegunda establece que el mecánico se dirigió desde su casa de avenida Bosque Grande hasta el taller y tras observar imágenes tomadas por una cámara de seguridad buscó al ladrón que había ingresado por los techos. Una vez que lo ubicó, utilizó el automóvil para atropellarlo.



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