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Interés general 17 de julio de 2018

Denunciaron discriminación en un colegio privado

Un alumno con movilidad reducida ve impedido su acceso al aula en el primer piso de un establecimiento escolar. Su acompañante terapéutico presentó varias denuncias.

Copia de la denuncia.

Un alumno de sexto grado de un colegio privado de la ciudad denunció “discriminación” por parte de la institución debido a que “no puede disfrutar del recreo con sus compañeros ni de la ceremonia del izamiento de la Bandera” debido a las “barreras arquitectónicas” existentes en el edificio escolar.

La denuncia, impulsada por el terapista ocupacional del alumno Emilio Storoni, fue presentada en la Dirección de Derechos Humanos de la Municipalidad local y previamente había hecho lo propio tanto en el Consejo Escolar de General Pueyrredon y en la Dirección de Educación Especial.

El chico de 11 años N padece parálisis cerebral y a razón de esa enfermedad tiene “movilidad reducida, por lo que debe moverse en silla de ruedas o con andador, pero los traslados son lentos”, explicó el terapista.

Por esa movilidad limitada es que le pidieron “al colegio San Roque que traslade el aula a la planta baja, porque está en el primer piso, ya que en el edificio no hay ascensor ni rampa ni sistema de elevación”.

Ante esta situación, cada mañana Storoni debe cargar a su alumno en brazos para que pueda llegar hasta el aula, ya que en la institución “se negaron a cualquier modificación para poder sortear esa barrera arquitectónica. Y con eso no están cumpliendo con ninguna reglamentación de accesibilidad dispuesta tanto por la ley nacional 24314 como por la ordenanza municipal 13007”, aseguró.

Ambas normas garantizan la accesibilidad a un edificio educacional a las personas con movilidad reducida.
“En el establecimiento -describió- no hay rampas y el acceso es a través de escalones, la primaria se cursa en el primer piso y solo se puede acceder por escalera”.

Sin respuestas

Ante la situación, el terapista, junto a la madre del alumno, expuso la problemática en la dirección de la institución pero no obtuvo respuesta positiva, ya que “nos dijeron que no tenían plata para las modificaciones, pero cuando los padres ofrecieron dinero para la construcción de la rampa se negaron”.

Si bien N concurre a la misma escuela desde primer grado, la situación ahora ya resulta “insostenible” y hasta genera “un retroceso en su tratamiento porque afecta a su autoestima, ya que se siente cargado como un objeto, y eso es discriminación”.

Además, el terapista detalló que “no puede compartir con sus compañeros, ya que en el acto de formación e izamiento de la Bandera no puede participar porque usamos ese tiempo para subir. Y lo mismo pasa con los recreos”.

A su entender, eso es “exclusión e injusticia” por lo que presentó las correspondientes denuncias -luego de expresar las quejas ante el colegio- tanto en el Consejo Escolar como ante la Dirección de Educación Especial pero corrió la misma suerte que con las autoridades del colegio.

A pesar de las dificultades, a N no lo cambian de colegio porque “la mayor integración de su tratamiento se da con los amigos del colegio y es muy difícil volver a generar ese vínculo”.

“Pareciera que desde el colegio -analizó Storoni- quisieran que N se vaya, por eso no hacen nada de lo que corresponde para evitar esta injusticia”.