CERRAR

La Capital - Logo

× El País El Mundo La Zona Cultura Tecnología Gastronomía Salud Interés General La Ciudad Deportes Arte y Espectáculos Policiales Cartelera Fotos de Familia Clasificados Fúnebres
Opinión 17 de febrero de 2016

Desayuno en América

Por Juan Pablo Neyret

“Soy un ganador, soy un pecador, / ¿querés mi autógrafo? / Soy un perdedor, qué chistoso, / me estoy riendo de vos / mientras no tengo nada mejor que hacer”.

No resulta difícil ni arbitrario aplicarle esta estrofa de la canción de Supertramp “Desayuno en América” al actual Club Atlético Boca Juniors (nunca de paso, clarísimo quede que soy bostero, sangro Azul y Oro y, como ya mencioné en otra ocasión, me la banco); en especial, a la peculiar relación de amor-odio entre el Presidente de la institución, Daniel Angelici, y el todavía hoy Director Técnico del plantel de fútbol, Rodolfo “Vasco” Arruabarrena así como otros actores —casi literalmente hablando— que han hecho de la Gloriosa una nueva versión de “Cabaret”. Digo, nueva en el mismo CABJ, tal como supo serlo hace no muchos años.

El título de estas líneas también se justifica en tanto, aunque no se sabe cuándo ni cómo empezó ni terminará todo esto, el habitual desayuno boquense de los lunes, con asistencia voluntaria, se volvió obligatorio (incluso media falta mediante) anteayer, lunes, una seguramente insomne noche después de la inapelable derrota de Boca ante Atlético Tucumán el domingo y en la mismísima Bombonera. En la desavenida pareja Angelici-Arruabarrena, éste le habría rogado al cortador del bacalao sentarse un partido más en el banco de suplentes y tener la oportunidad de, en caso de ganar, seguir al frente del plantel, una suerte (desgracia) de “por favor, querida, dame otra oportunidad, te juro que no va a volver a pasar”. (Aclárase que el “querida”, en femenino, no es una errata pero tampoco apunta a mofarse de la sexualidad de los protagonistas del culebrón. En mi caso particular, los considero lesbianos —sic— a ambos.)

Pero, como dice Julio Cortázar, “las cosas recaen”, y Boca recayó —léase en su más amplio sentido—, completando una seguidilla de siete partidos sin ganar, los últimos seis de ellos sin marcar un solo gol. La suerte se daba por echada (tanto como el Vasco), pero Angelici, en el desayuno de la mañana siguiente, le regaló otro voto de confianza al D.T., que hoy pondrá su úpite de nuevo (sin segundas lecturas en este caso, por favor) en el banco para jugarse una nueva inversión: que su destino lo determine el resultado ante San Martín de San Juan en la capital cuyana. A la sombra de lo ocurrido anteayer, tampoco es seguro que Angelici lo deje ir en esta parrala de “ni contigo ni sin ti”. Tal vez una terapia de pareja (se ruega evitar anagramas) ayude.

La razón de la sinrazón

Mientras tanto, las teorías conspirativas van creciendo, y no sin razón. Se dice que los futbolistas “van para atrás” con el propósito de librarse de Arruabarrena. Ello no parece descabellado cuando “El Mejor Jugador del Mundo”, en el partido contra Atlético Tucumán, después de una serie de rebotes encuentra la pelota a su merced frente a ese objeto de 7,32 m de largo y 2,44 de alto, comúnmente llamado “arco”, y erra el gol que ya todos los bosteros teníamos en la garganta. Si fuese un caso aislado vaya y pase, pero basta recordar la magra actuación de Boquita (¿por lo pequeño que se está volviendo el Club?) en el verano —con excepción de un intrascendente triunfo amistoso ante Emelec en Ecuador e inclusión de las dos derrotas en el Superclásico, aquí allá y en todas partes—, el patético inicio de este torneo de transición con un 0-0 ante Temperley, la estrepitosa derrota 0-4 ante San Lorenzo que dejó al equipo fuera de dos copas a falta de una (la Supercopa Argentina que estaba en juego en el “Mario Alberto Kempes” y por ende el ingreso a la Sudamericana) y la nueva caída ante los tucumanos.

“No sin razón” dije, pero a la vez el laberinto se enreda más cuando fueron el mismo equipo y el mismo Arruabarrena los que se alzaron en 2015 con el Torneo de los 30 y —escándalo mediante, pero el hecho es que se ganó— la Copa Argentina frente a Rosario Central. Era un Boca que venía demasiado ayuno de títulos para su prestigio histórico y se coronó con dos. ¿Por qué esos mismos futbolistas podrían estar, apenas unos meses después de las dos vueltas olímpicas, tratando de eyectar al técnico? Curiosidades del reino animal (o curiosidades del Reino, animal).

El hecho es que la única verdad es la realidad (frase hábilmente timada por Perón a Aristóteles) y hoy Arruabarrena estará sentado una vez más comandando el banco, aunque nunca se sabrá si el barco. Angelici, cual Hillary Clinton ante su marido en el caso Lewinsky (“te juro que nunca lo hice ni lo volveré a hacer”), le otorga otro changüí al Vasco. Claro que éste no se halla en la situación de antes, y no lo menciono por las derrotas sucesivamente condonadas, sino porque ahora sí parte de la dirigencia boquense está en su contra aun cuando esto implica desoír al Presidente y ya gira, cual barquillero de la Plaza Mitre, la rueda de nombres alternativos en la que una bostera se arroja en Ezeiza sobre Guillermo Barros Schelotto para adelantarle la bienvenida, Martín Palermo resuena como Loco y hasta se baraja a Marcelo Bielsa.

Vayamos concluyendo. La crónica de la muerte anunciada de un director técnico no es nada nuevo bajo el sol ni los reflectores, y Boca se autoconstituyó en el más cabal ejemplo cuando las estrellas del Cabaret terminaron forzando a renunciar nada menos que al Virrey, Carlos Bianchi. Tampoco es ajeno al recuerdo boquense el previo alejamiento de José Luis Falcioni tras haberle dado a la escuadra el Apertura 2011 con un invicto absoluto de 29 partidos, la valla menos vencida y 12 puntos de ventaja sobre el subcampeón.

Esta noche, pues, Arruabarrena calentará el banco de Boca Juniors (o el nombre que merezca este desmadre) frente a San Martín de San Juan en su enésimo vaivén de partir o permanecer, mientras muchos más soplidos que antes calentarán su nuca. Qué puede pasar si Boquita pierde y mañana hay otro “Desayuno en América” sólo lo sabe la extraña pareja que el técnico (des)compone con Angelici, a la vez, apadrinada por quien podría determinar el olivo desde Olivos. Eso sí, si A y A siguen desayunando, terminará siendo con alfajores marplatenses porque este zarandeado Vasco —y lo digo con un honroso guiño al filósofo Juan Travesaño— si no se va hoy, se va mañana.



Lo más visto hoy