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La Ciudad 17 de mayo de 2019

Despiden este sábado a “El hombre de los gatos” en Cabo Corrientes

El homenaje será este sábado por la tarde en las rocas del paseo costero donde vivía junto a sus gatos, aislado de la sociedad. Piden llevar flores blancas.

Gustavo Trigos (54) será despedido por todos los marplatenses este sábado a la tarde en las piedras de Cabo Corrientes, donde fue encontrado sin vida el domingo pasado y donde vivía con sus más de 20 gatos.

A través de un mensaje que comenzó a viralizarse por las redes sociales, los vecinos de la ciudad convocan “a todos los que conocieron a Gustavo” para despedirlo este sábado a las 15 “en su lugar, que será suyo por siempre”.

“Vamos a despedir un ser de luz, como lo merece. No le falles”, agrega el mensaje y solicita a todos aquellos que quieran asistir al homenaje del “ermitaño de Cabo Corrientes” que lleven flores blancas.

En los últimos días se pudo observar en el lugar donde fue encontrado sin vida, que fueron varios los que se acercaron a depositar flores en memoria de “El hombre de los gatos”. Allí había construido con lonas su casa entre las rocas, muy cerca del mar, junto a una gran cantidad de animales que se encargaba de criar.

flores

Al día siguiente de la despedida, el cuerpo de Trigos será sometido a la operación de autopsia para tener un informe definitivo de su muerte. Aunque, de acuerdo a las primeras conclusiones extraoficiales de los especialistas, habría fallecido por causas naturales.

El estado del cadáver, sin señales de violencia y con un considerable proceso de descomposición, obligó a los forenses de la Policía Científica a colocarlo a baja temperatura hasta el fin de semana para poder estudiarlo con mayor exactitud. La investigación del caso quedó a cargo del fiscal Alejandro Pellegrinelli y la principal hipótesis es que se trató de una muerte en la que no intervinieron terceras personas.

Amable, simpático y abierto a la conversación, siempre mantenía un manto de misterio sobre sus orígenes, aunque se supone que nació y se crió en Mar del Plata. En sus conversaciones -e incluso en su pasión por la crianza de gatos- se entrelazaban cuestiones místicas, numerología, el I Ching, teología y budismo.

Su evidente intención era vivir con estrictamente los necesario, fuera del marco de una sociedad de la que -según decía- se había retirado por sentirse aprisionado y agredido.

En la comunidad marplatense llegó a instalarse el mito de que “había perdido un hijo en el mar” y que eso explicaba su estilo de vida. No existe la más mínima probanza de que eso haya ocurrido, a lo que se suma que leyendas similares suelen tejerse en torno a personas que viven en situación de calle.