Waldemar Romero (22) sabía que la policía lo buscaba por el asesinato de Carlos Arias (37). La brutal pelea ocurridda en el barrio Fray Luis Beltrán a fines del año pasado había sido vista por demasiados testigos. Por eso decidió escaparse lo más lejos posible: eligió esconderse en la casa de un tío en “El Impenetrable” chaqueño, una zona a la que, sino se conocen sus secretos, sólo se puede llegar con camionetas 4×4.

Romero creyó estar seguro a casi 1500 kilómetros de distancia de Mar del Plata, pero cometió una error clave que le permitió a los investigadores encontrarlo: las sucesivas llamadas a una mujer que sería su novia hicieron que la Policía siguiera su rastro. Al final, el sábado fue detenido y este martes llegará a la ciudad para declarar ante el fiscal de la causa Alejandro Pellegrinelli.

“El análisis de las comunicaciones telefónicas fueron determinantes para ubicarlo”, le reveló un investigador a LA CAPITAL.

El caso ocurrió el 11 de diciembre del año pasado en calle Los Manzanos al 2900 cuando las sucesivas peleas entre vecinos del barrio Fray Luis Beltrán esta vez se resolvieron, a golpes, tiros y muerte. Ese día Romero bajó de un auto y junto a su grupo de amigos se enfrentó con sus habituales rivales.  La brutal batalla tuvo dos heridos graves: Carlos Arias sufrió varios balazos en su cuerpo mientras que Luis Carraro fue golpeado en la cabeza con una piedra. Arias quedó internado en el Hospital Interzonal de Agudos hasta que el 22 de diciembre murió por la gravedad de las heridas sufridas.

En base a los testimonios de los testigos que vieron el enfrentamiento, el fiscal Pellegrinelli y los investigadores de la Dirección Departamental de Investigaciones (DDI) identificaron a Romero como el autor de los disparos que terminaron matando a Arias. Con la prueba recolectada, la Justicia de Garantías ordenó la detención del acusado.

Los investigadores comenzaron a buscarlo y el 30 de diciembre allanaron las casas ubicadas en Los Manzanos al 2900 y Vuelta de Obligado al 6100. Pero Romero no apareció. En realidad, creen que ya no estaba en la ciudad.

La Policía intervino los teléfonos de sus familiares y ahí apareció la pista clave para encontrarlo. Romero solía comunicarse con una mujer. “Nunca le decía donde estaba, ni dame señales pero la sola llamada era un aporte importante para la causa”, confió una fuente consultada por LA CAPITAL.

Los especialistas de la DDI analizaron antenas de telefonía celular y entrecruzaron datos cada vez que Romero llamada la mujer y así pudieron descubrir su escondite: había escapado a Chaco.

Policías viajaron a esa provincia y en conjunto con investigadores de Juan José Castelli y la comisaría local pudieron descubrir que el prófugo estaba oculto en la casa de un tío en una zona rural llamada paraje “La Peligrosa”, ubicado dentro del bosque “El Impenetrable”. “El lugar era totalmente inhóspito. Sólo se podía entrar en camioneta 4×4”, reveló un investigador.

El 28 de enero a la noche, la Policía llegó a la precaria vivienda y detuvo a Romero. A partir de ese momento comenzaron los trámites para realizar la extradición interprovincial. Se estima que el acusado de “homicidio agravado por el uso de arma de fuego” llegará este martes a la ciudad y será alojado en la unidad 44 del penal de Batán. Luego será trasladado a Tribunales para declarar ante el fiscal de la causa.