El año del fútbol marplatense, con mejores indicios afuera que adentro
Opinión sobre lo que dejó la temporada 2022 de primera división en la que se consagró campeón Kimberley.
El festejo de Kimberley en el "Josè Marìa Minella", la ùltima imagen de 2022. Varios van por el título del Dragón.
El torneo marplatense de primera división culminó hace poco más de un mes. Pocos recuerdan ya alguna expresión futbolística. Ni siquiera la de Kimberley, el equipo campeón, descolorido hasta en el momento de la consagración.
Desgraciadamente, de algún tiempo a esta parte, año a año en las canchas marplatenses se ve un cachito menos de fútbol. La tendencia se ratificó una vez más. Con un agravante. No sólo se juega cada vez peor; como si fuera poco, a los equipos que sacaron un poco la cabeza por encima de la medianía les pesó una enormidad asumir su condición de favoritos en los tramos finales del torneo.
Ni siquiera Kimberley convivió bien con ella. Todo le costó mucho y en la propia definición lo atenazaron los nervios y no pudo darle el golpe de nocaut a un Nación que perdió tres jugadores por expulsiones y con muy pocas reservas físicas. Tuvo más miedo a que se le escape un partido increíble que convicción por ir a definirlo. De todas formas, aunque sea a los tumbos, los de Noto pasaron todos los escollos y lograron el objetivo.
Mucho peor le fue a Deportivo Norte, Atlético Mar del Plata o Círculo Deportivo, eliminados en cuartos de final, incapaces de hacer pesar su favoritismo ante rivales que intentaron -y lograron- llegar a los penales desde el primer minuto. Los “aurinegros”, por caso, habían sido el equipo más regular del año y muchos los veían en la definición del torneo. Otra vez será.
A la hora de la verdad, en consecuencia, todo se igualó hacia abajo. Oficio y carácter valieron más que caudal técnico. Y equipos como Nación o San José, a los que casi nadie tenía en los cálculos, terminaron arribando a los tramos decisivos.
No hubo grandes figuras. Kimberley proyectó un par de defensores muy interesantes como Agustín Vázquez y Tomás Loscalzo, quienes dieron la talla hasta en cruces del Regional Amateur. El velocísimo Marco Miori, con piques y goles, dio que hablar en Deportivo Norte.
Círculo Deportivo proyectó dos chicos que sorprendieron agradablemente: Branco Ripoll y Santiago Filippini. Atlético Mar del Plata también mostró algunos jóvenes interesantes (Tomás Nicolo, Rodrigo Aranda y Justo Fernández, entre otros), pero el mejor fue un jugador afianzado en el torneo como Elías Medina. Nicolás Jara hizo buenas cosas para Banfield y en los play-offs fue sensación Jonathan Tulis, el diminuto y “penalero” arquero de San José, que se “cargó” a General Urquiza y Deportivo Norte. Nada del otro mundo.
Por un lado, pobreza futbolística. Por otro, sin embargo, se percibió una recuperación en el poder de convocatoria del torneo.
Lo de la final fue asombroso. Hubo que remontarse a aquellos tiempos en los que Alvarado usaba ese escenario para ejercer su localía para recordar mejores marcos en la cancha de Nación que el del partido de ida. Los hinchas “azules”, literalmente, explotaron la cancha y provocaron que Kimberley días más tarde decidiera ir a jugar al desquite al José María Minella.
Todo hubiera quedado demasiado chico, demasiado incómodo, en el “José Alberto Valle”. Y, si bien los aficionados se desparramaron con comodidad en la extensa geografía del Mundialista, la respuesta de público fue tan o más importante que en el primer partido.
Las definiciones, obvio, siempre concitan el mayor interés. Pero ya durante la serie regular y los play-offs se vieron las canchas un poco más pobladas de espectadores. Con juveniles hinchadas haciéndose sentir. Ya sea porque la pandemia cambió algunos hábitos, porque la difusión del torneo por redes sociales atrajo a los más jóvenes, porque los clubes supieron trabajar la idea del sentido de pertenencia o por el motivo que fuera, pudo palparse una leve recuperación en ese sentido. Esa fue la mejor noticia del año.
Claro que, para retener a los jóvenes que se arriman al fútbol de primera de la Liga, habría que ofrecerles algo mejor adentro de la cancha. De lo contrario, este fenómeno interesante será recordado dentro de poco como un mero espejismo.