El bebé cuyos restos aparecieron en la boca de un perro nació con vida, respiró con normalidad y se cree que fue abandonado en algún sector del barrio Ameghino.

De acuerdo al informe preliminar de la autopsia efectuada por personal del Cuerpo Médico Forense de la Policía Científica el deceso del recién nacido tuvo como causa un paro cardio respiratorio por un cuadro de hipotermia.

De esta manera asoman dos escenarios jurídicos que deberá responder la fiscal Andrea Gómez una vez que tenga todos los peritajes y estudios concluidos: el homicidio agravado por el vínculo o el abandono de persona seguido de muerte.

En la comunicación de la Policía Científica también se destaca que la muerte del bebé -cuyo sexo se desconoce- se produjo en un lapso no mayor a las 24 horas del hallazgo, que fue en la mañana de este viernes en una vivienda de Carrillo al 1100. Por otra parte, aseguran los especialistas que se trata de un neonato nacido a término, que respiró normalmente.

El aspecto más impactante es el vinculado a la depredación que sufrió el cuerpo. “No contaba con extremidades tanto inferiores como superiores supuestamente desgarradas por acción animal”, dice el reporte.

El caso se conoció cuando una vecina del barrio Ameghino se comunicó con el 911 para avisar que uno de sus perros había regresado a la casa con los restos de un bebé en su boca. Los policías y peritos recuperaron el cuerpo, que además tenía trozos de placenta.

Lo temerario de la situación es que la vivienda a la cual regresó el perro se ubica a 500 metros, aproximadamente, del descampado donde el último 10 de julio fue hallado el cráneo de Iara Nardelli, la adolescente de 16 años de Miramar institucionalizada en Aldeas Infantiles y que la Justicia aún no determinó si su deceso se trató de un suicidio, un crimen o si fue atacada y desmembrada por perros.