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El día que Kimberley le “salvó la ropa” a Francia

Sus camisetas lucieron en la Copa del Mundo 1978. El seleccionado galo se olvidó su indumentaria tradicional en Capital Federal y debió conseguir otra de urgencia, minutos antes del partido con Hungría. El club marplatense salió al rescate y vistió a los europeos. Los detalles de una historia insólita.

Por Juan Miguel Alvarez

– “¿Camiseta blanca?”, preguntó Henri Michel.

– “Sí, blanca”, respondió András Törocsik.

Este diálogo, en un inglés elemental, se dio a las 13.15 del 10 de junio de 1978 en el estadio de Mar del Plata, durante el precalentamiento de Francia-Hungría. Desde entonces, el partido más intrascendente del Mundial de Argentina se convirtió en uno de los más recordados, por una historia irrisoria. Y con un protagonista inesperado: el Club Atlético Kimberley.

Fue el quinto encuentro de los seis disputados en esta ciudad. Por el desarrollo del campeonato, el de menor importancia, ya que Francia y Hungría llegaron a la tercera fecha del Grupo 1 sin chances de clasificar, debido a las derrotas previas con Argentina e Italia. Eso se vio reflejado en la convocatoria: pagaron entrada apenas 23.127 espectadores, pese a que se realizó un sábado.

El seleccionado magiar esperó el choque hospedado en el Hotel N°1 de la Unidad Turística de Chapadmalal. Los galos llegaron a la ciudad desde Capital Federal el día previo, en un Fokker 128 TC53 de la Fuerza Aérea Argentina, y se instalaron en un hotel ubicado sobre la calle Tucumán, entre Almirante Brown y Falucho.

El entrenador francés Michel Hidalgo anunció con antelación que, debido al cansancio, cinco habituales titulares estarían en el banco de suplentes: Maxime Bossis, Henri Michel, Michel Platini, Bernard Lacombe y Didier Six. Y, con los cambios, provocó algo poco común en la Copa del Mundo: que los 22 convocados actúen en al menos un partido. Pero eso no sería lo más inusual de su segunda y última incursión por Mar del Plata.

 

Claude Papi jugó su único partido mundialista circunstancialmente con el número 10. Foto archivo LA CAPITAL.

Media hora antes del inicio, cuando los protagonistas hacían los movimientos precompetitivos con buzos, Henri Michel notó el color del cuello de Törocsik. “Francia juega de blanco”, afirmó el capitán del FC Nantes, a lo que recibió como respuesta un contundente “no, Hungría”.

Las delegaciones se dirigieron al vestuario de Armando Coelho para despejar las dudas. Allí, el árbitro brasileño le informó al seleccionado galo que debía usar su camiseta de color azul. El yugoslavo Mijailov Andreivich, miembro del comité ejecutivo de FIFA, lo avaló de acuerdo a la circular enviada a los equipos a principios de mayo.

En ese momento el dirigente de la Federación Francesa, Henri Patrelle, se percató de un error que le costó el puesto: tomó como referencia una nota de febrero y no leyó el texto que cambiaba las primeras instrucciones.

En condiciones normales, eso no era un problema mayor. Pero Francia se había olvidado su indumentaria tradicional en Capital Federal. En consecuencia, los galos le pidieron a los húngaros que cambien las suyas, pero estos habían dejado sus casacas rojas en Chapadmalal, a 30 kilómetros de distancia. Al menos, eso dijeron.

Años más tarde, Michel Hidalgo puso en duda la buena voluntad de sus rivales. El árbitro Coelho, en tanto, deslizó otra teoría: “La historia que se comentaba en los vestuarios aquel día era que Francia se había sentido agraviado por la derrota con Argentina y, en venganza, no tomó el uniforme de reserva”. Cualquiera sea el motivo del olvido, la situación puso a Kimberley en los ojos del mundo.

Kimberley, al rescate



Francia debía buscar otras camisetas, con el horario del partido ya muy cercano, el público impaciente en las tribunas y los canales de TV de todo el mundo modificando su programación. De no conseguirlas, el bochorno sería mayor, ya que el partido no se podría jugar y los puntos quedarían en poder de Hungría.

Boca, club ubicado a pocos metros del estadio, estaba cerrado. Entonces, Mario del Rosso, vicepresidente de la Liga Marplatense de Fútbol, ofreció una solución: jugar con las casacas de Kimberley. Le hizo el pedido con urgencia a Luis Nicolai, presidente de la Comisión de Fútbol del club albiverde. Finalmente, el directivo Carlos “Pocho” Cubero (tío de Fabián Cubero, el jugador de Vélez) y el utilero Agustín Vallejo salieron desde el estadio rumbo a la sede de Independencia 3030 en un Ford Falcon que el primero usaba habitualmente como taxi. Como era sábado, el escaso tránsito ayudó para hacer los 5 kilómetros (entre ida y vuelta) con mayor celeridad.

Sin las llaves del “guardarropa” en mano, Vallejo tuvo que romper un candado para acceder a la indumentaria. Y pudo tomar el juego con bastones blancos y verdes, con números negros y sin escudo, que finalmente utilizó Francia.

Un número en la espalda, otro en el pantalón

Pero hay otro detalle interesante dentro de esta curiosa historia. Aquí los números iban del 1 al 16 y como los arqueros usaban el 1 y 12, había solo catorce juegos para prestar (del 2 al 11 y del 13 al 16).

Con 22 convocados, Francia tenía 19 futbolistas disponibles (sin contar los tres arqueros, que obviamente tenían otra indumentaria). Así, solo lucieron la verde y blanca los diez jugadores de campo titulares y los dos que ingresaron luego: uno de ellos Platini, con la 15.

Entre los once de salida, Hidalgo incluyó a Dominique Rocheteau y Olivier Rouyer, quienes estaban inscriptos con el 18 y 20 en la lista de FIFA. Kimberley no tenía numeración tan alta, por lo que con permiso del árbitro -que se guió por los números de los pantalones azules franceses- utilizaron la 7 y 11, respectivamente.

Dominique Rocheteau, número 18 de Francia en la lista de FIFA, jugó con la 7 de Kimberley.

El destino le hizo un guiño a Claude Papi, quien jugó ese día su único partido en un Mundial. Debía hacerlo con la camiseta 12, pero ante esta situación se puso la 10, que tenía mucho más que ver con su estilo de juego. En tanto, el segundo ingresado desde el banco, Didier Six, tenía el número 19 en los cortos pero el 6 en la espalda.

Inusual demora

La inédita situación provocó la demora del inicio por 40 minutos. El partido arrancó 14.25 ante un público que pasó de la impaciencia (con el golpeteo de manos y los silbidos) al asombro por la vestimenta y los aplausos de aprobación por el juego.

El partido que menos gente convocó en Mar del Plata fue el más atractivo, con dos equipos que se brindaron al espectáculo sin nada que perder.

Todos los goles se anotaron en el primer tiempo. Christian López y Marc Berdoll adelantaron a Francia, Sandor Zombori marcó el descuento y Dominique Rocheteau -el 18 que jugó con la 7- puso el 3 a 1 definitivo. Para el segundo tiempo apareció en cancha Michel Platini y también una bandera blanca y verde en la tribuna, con simpatizantes que alentaron sin parar a Kimberley. O a Francia. Esa tarde fue lo mismo.

Trésor, con la 8 de Kimberley, gana en lo alto. El defensor era entonces uno de los jugadores más reconocidos en el mundo. Foto archivo LA CAPITAL.

Un episodio similar, 23 años después

Una historia similar, con protagonistas en común, ocurrió durante el Mundial Sub 20 del año 2001 en Mar del Plata. El seleccionado juvenil de Francia volvió a tener problemas con su indumentaria y quien aportó la solución fue nuevamente Carlos “Pocho” Cubero, el mismo que en 1978 llevó en su auto las camisetas de Kimberley al estadio para que los galos puedan jugar ante Hungría.

Un día antes del debut del Mundial Sub 20 contra Irán, Francia abrió las cajas de FIFA y comprobó que las camisetas no tenían los números ni nombres marcados. El propio Cubero, ahora trabajando en la organización, envió las camisetas a lo de su amigo Hugo Santiago, quien un domingo se debió encargar de toda la marcación en su planta del Parque Industrial de Mar del Plata.

Esa vez Francia no necesitó jugar con la albiverde de Kimberley. Pero sí de la gestión de Cubero, su “salvador”.

@jmalvarezmdq

* Para conocer la historia sobre el misterioso destino de las camisetas de Kimberley que utilizó Francia en el Mundial 1978 ingresar en la siguiente nota: El misterioso destino de las camisetas que usó Francia en el Mundial ’78

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