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La Ciudad 17 de diciembre de 2018

“El gobierno ha generado desilusión en el núcleo duro de sus votantes”

El encuestador y analista político Gustavo Córdoba aseguró que hay un escenario de incertidumbre y repolarización para el año que viene. Dijo que no hay un tercer espacio, y opinó que Cristina va a ser candidata. Cree que es un error adelantar las elecciones en Buenos Aires.

Por Hernán Kloosterman

A falta de ocho meses para las elecciones primarias, la posibilidad de que al sillón presidencial se lo disputen Mauricio Macri y Cristina Fernández de Kirchner es cada vez más alta. Los encuestadores y analistas políticos coinciden en que, salvo un imprevisto, la polarización cobrará mayor fuerza en 2019. Uno de ellos es Gustavo Córdoba, responsable de la consultora Córdoba y Asociados que lleva más de 20 años en el mercado, quien aseguró ante LA CAPITAL que el escenario actual es de “incertidumbre y repolarización”.

El analista aseguró que el porcentaje de aceptación al gobierno no supera el 30% y que si la economía no repunta, no descarta “una segunda vuelta entre dos peronistas”.

Además, destacó que la situación de Cristina depende “de que no tenga rivales en la provincia”. “En la medida que dentro del peronismo nadie se atreva a desafiarle el poder territorial, va a ser candidata y con altas chances de pasar a segunda vuelta”, opinó.

¿Cómo ve el escenario actual?

-Si tuviese que definir el escenario en dos palabras diría que hay incertidumbre y repolarización. Incertidumbre porque Argentina viene en un proceso desde 2015 donde fue cuestionada fuertemente la política. Macri gana la elección con un sentimiento de modernización. Su llegada como dirigente empresarial ilusionó a mucha gente que creyó que iba a darle a la política más eficiencia y modernidad. Y con lo que ha producido hasta acá el gobierno, en el núcleo duro de sus votantes, ha generado una desilusión. Entonces, a la polarización del 2015 debemos agregarle esta otra generada por el gobierno.

¿Y qué rumbo pueden tomar esos votantes?

-Cambiemos arrancó como una marca prestigiosa en el 2015 y hoy está igualada al resto de las marcas políticas. Ya no tiene un perfil diferente. Cambiemos logró identificar un votante en 2015 y 2017 que participó electoralmente cuando antes no se sentía inclinado a votar. Lo nuevo de la incorporación de Cambiemos a la escena política es que segmentos de votantes de clase alta decidieron incorporarse electoralmente de manera positiva. Creo que la gran duda para el año que viene es si ese lote de votantes va a seguir acompañando al gobierno o va a volver a su posición original de neutral.

¿Se vislumbra un tercer espacio, más allá del macrismo y el kirchnerismo?

-Es ficción. Hay un error de lectura. Hoy no hay un tercer espacio. Los esfuerzos que están haciendo, en lugar de acrecentar ese espacio, lo que han logrado es una repolarización. Una serie de errores estratégicos en las campañas de Massa, Urtubey y Pichetto, lo que ha logrado es un aumento en los porcentajes de Cristina y Macri. Hay un error de lectura. Una parte importante de la sociedad está visualizando a Macri con una mala praxis política y económica. Hay una situación de voto castigo que ha identificado a Cristina, no como la dirigente para darle un voto premio, sino para efectuar el voto castigo a Macri. Hasta que no surja un tercer jugador que le discuta ese rol a Cristina, es muy difícil que veamos un cambio en las tendencias electorales.

¿Cómo están los últimos números?

-De acuerdo a nuestros números, vemos una leve ventaja de Cristina, pero son ventajas inestables. En el caso de Macri, creo que depende de una coherencia entre los tiempos electorales y económicos. En el caso de Cristina, depende mucho de que ella no tenga rivales en la provincia de Buenos Aires. En la medida que dentro del peronismo nadie se atreva a desafiarle el poder territorial, va a ser candidata y con altas chances de pasar a segunda vuelta.
Otro escenario es si la economía no responde a los planes del gobierno. En ese contexto, los umbrales mínimos del gobierno pueden seguir cayendo. Si ese votante de clase alta que decidió incluirse en 2015, decide no hacerlo, es probable que veamos una intención de voto a Macri que puede llegar al 20%. En ese escenario, yo no descartaría una segunda vuelta con dos candidatos peronistas.
Aquel que enfrente a Cristina, es el que tiene grandes chances de coronarse en segunda vuelta. Macri y Cristina no sólo son los dirigentes que más votos reciben, sino que son los que más rechazo tienen, prácticamente con la misma intensidad. Si los pisos de apoyo al gobierno siguen cayendo, hoy nadie garantiza que el gobierno salga segundo.

¿Dentro del peronismo no kirchnerista, ve algún candidato con posibilidades?

-El único nombre significativo que se ha incorporado al lote de presidenciables es Urtubey. El resto son los mismos.
En Urtubey hay un potencial que puede ser interesante en términos de segunda vuelta: es el único dirigente peronista que puede quitarle voto de clase alta a Macri. Y eso, en una segunda vuelta puede ser determinante.

¿Y ve chances de que ese peronismo termine alienado con kirchnerismo?

-Posiblemente lo vea a Massa más cercano al kirchnerismo. A Urtubey lo veo más cercano a la Liga de gobernadores que sigue siendo un eje de poder real en la Argentina. También está por definirse el adelantamiento de las elecciones en la provincia de Buenos Aires. Eso va a impactar de manera directa. Ahí el gobierno comete un error. Le quieren hacer un daño a Cristina sacándole poder de movilización territorial. Pero la que tiene los votos en el conurbano es Cristina, no son los intendentes.

¿Qué incidencia puede tener la causa de los cuadernos a la hora de votar?

-En el momento en que surgió el tema generó un gran impacto. La brecha actuó de una manera lógica: una mitad creyó y la otra no. Es un proceso que está plagado de dificultades. Creo que electoralmente sobre la base del núcleo duro del kirchnerismo no va a tener ningún impacto y sobre la base del macrismo, los va a consolidar en un voto anti Cristina. Pero no le va agregar nada a lo que ya la grieta venía traccionando.