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La Ciudad 4 de mayo de 2023

El milagro de Eduardo Pironio: un nene al borde de la muerte y una recuperación que asombró a la comunidad médica

Juan Manuel Franco tenía 15 meses cuando tragó purpurina y recibió un diagnóstico casi irreversible. Laura y Mariano, sus padres, le rezaron al exobispo de la ciudad y el niño se recuperó sin secuelas. "Que sea beatificado es de alguna manera devolver algo de lo que nos dio", coinciden.

Laura y Mariano, padres de Juan Manuel, el nene por el que Pironio podría ser beatificado.

El camino hacia la beatificación de Eduardo Pironio, el exobispo de la ciudad, tendrá un paso crucial este jueves, cuando la junta médica del Vaticano evalúe un milagro atribuido a su figura: una historia que se gestó hace más de 16 años y causó el asombro de la comunidad médica.

Juan Manuel Franco tenía 15 meses cuando el viernes 1 de diciembre de 2006 tragó y aspiró purpurina. “Lo primero que atiné fue hacerle upa y sacarle todo el polvo que tenía. Pero la iluminación me dijo que tenía que llevarlo a la clínica”, cuenta Laura, su mamá, en diálogo con LA CAPITAL.

La situación comenzó a empeorar a los pocos minutos: Juan Manuel no podía respirar. El médico Marcelo Sigismondi les dijo a Laura y Mariano, el papá de Juan Manuel, que no había antecedentes de supervivencia ante este tipo de intoxicación. Paradójicamente, esa misma mañana, el niño había tenido un chequeo médico en el que había dado todo bien.

“En estos cuadros, lo que aspirás va a los pulmones y eso genera una neumonía química. Por más que respires, el oxígeno no entra. Del 1 al 10, nuestro hijo estaba en 0,1, según nos decían”, relata Mariano. Los primeros análisis de sangre hallaron restos de cobre, zinc y plomo en el organismo de Juan Manuel.

Pironio 07

El niño fue trasladado de la Clínica 25 de Mayo al Hospital Materno Infantil. “Ustedes si saben rezar, recen”, les dijo el pediatra a los padres, un anticipo de lo que se venía. Juan Manuel fue ingresado a terapia intensiva y luego le indujeron el coma con asistencia respiratoria. “Sentíamos miedo, desesperación, no entendíamos qué pasaba. A la mañana estaba todo bárbaro y, de repente, se había arruinado”, cuenta Laura.

Pero la historia comenzó a cambiar. Laura y Mariano participaron el sábado de la Marcha de la Esperanza, que fue creada por Pironio y tiene entre sus paradas la parroquia del Materno Infantil. Allí se encontraron al padre Silvano de Sarro, sacerdote de la parroquia San Antonio de Padua, que, al enterarse de la situación, les entregó una estampa del exobispo de la ciudad entre 1972 y 1975.

Sentados en la sala de espera del hospital, a la mañana del día siguiente leyeron la biografía de Pironio. “Su historia me impactó”, revela Laura. La mamá del exobispo estuvo muy grave cuando tuvo al primer hijo. Los médicos le dijeron que no podía quedar más embarazada porque corría riesgo de vida.

Juan Manuel Franco, en su infancia ya recuperado.

Juan Manuel Franco, en su infancia ya recuperado y sin secuelas.

Ella, afligida, se fue a confesar con un obispo de La Plata, que le pidió que le rezara a la Virgen de Luján, y le dijo: “A veces los médicos se equivocan”. Finalmente, tuvo 22 hijos. Pironio fue el último.

“Era la frase que necesitábamos escuchar”, remarca Laura, emocionada. “Nos dio la fuerza que nos faltaba para ponernos de pie: empezamos a creer que Juan Manuel iba a volver a casa”, coincide Mariano. Acto seguido, leyeron la oración en la que le pidieron a Pironio que su hijo pudiera sanar.

En paralelo, un grupo de familiares llevó ese mismo día una muestra de sangre al Hospital de Niños de La Plata para analizar los metales que tenía Juan Manuel en la sangre. Y, en base a eso, determinar qué tratamiento necesitaría. A las pocas horas de haber recitado la oración, el panorama comenzó a mejorar.

El estudio en La Plata arrojó que el niño no tenía elementos tóxicos en sangre. El progreso fue día tras día: lo sacaron del coma, se despertó y comenzó a comer. “El 3 de diciembre es la fecha de cumpleaños de Pironio, el 5 es su ordenación. Ese lapso coincide con el progreso de Juan Manuel. Los médicos tenían anotado en la historia clínica el cuadro de nuestro hijo. Y en esos primeros días decía ‘grave’. El lunes 4 de diciembre, a las 11am, figuraba ‘leve mejoría’. En ese momento leímos la oración”, revelan Laura y Mariano. Juan Manuel recibió el alta el 13 de diciembre. Sin secuelas a nivel respiratorio, neurológico o hepático, a pesar de lo que se temía.

Pironio 04

Si bien siempre fueron creyentes, desde ese momento la familia participa todos los años de la Marcha de la Esperanza y suele visitar la Basílica de Luján, donde se encuentran los restos de Pironio. Incluso crearon una canción en homenaje al obispo que suele escucharse en las celebraciones católicas de la ciudad.

Hoy el “niño del milagro” es un adolescente que cursa el último año de la secundaria. Además, estudia para ser chelista, algo que tomó de sus progenitores, que son profesores de música.

“Para nosotros no es tan especial que Pironio sea beatificado porque a Juan Manuel ya lo tenemos, pero de alguna manera es devolver algo de lo que nos dio. Subirlo a los altares, que podamos rezarle todos. Y también como testimonio: sirve para gente que pasa momentos límite. La fe tiene una fuerza poderosa. Ese es el mensaje”, sostienen Laura y Mariano.

Pero no todo quedó ahí. La figura de Pironio volvió a cobrar relevancia años atrás, ante un pedido especial de Laura. “Cuando Juan Manuel tenía 5 años, en uno de los momentos que fuimos a Luján le pedimos a Pironio, ya que tuvo tantos hermanos, uno para nuestro hijo. Al tiempo me entero que estoy embarazada. A los 4 meses hago control y las imágenes me dan que tengo embarazo gemelar”, cuenta. ¿Cuándo fue la ecografía? Un 4 de mayo, el mismo día en que Pironio puede dar un paso clave para convertirse en santo.



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