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La Ciudad 4 de mayo de 2023

Se reúne la junta médica del Vaticano para analizar la posible beatificación de Pironio

Será para abordar un posible milagro del exobispo de Mar del Plata, al que algunos medios lo describieron como el más distinguido de la historia.

El cardenal Eduardo Pironio, segundo obispo de Mar del Plata y creador de la Marcha de la Esperanza, será beatificado hoy en Luján.

Hace siete años se inició la denominada “fase romana” del proceso por el que el exobispo Eduardo Pironio puede convertirse en el segundo santo argentino, tras el “cura gaucho” José Gabriel Brochero, canonizado en 2017.

En febrero del año pasado, el papa Francisco autorizó la publicación del decreto que reconoce las “virtudes heroicas” de Pironio. De esta manera, pasó a ser “venerable” y quedó a un milagro de poder ser beatificado. La junta médica del Vaticano, que debe decidir sobre la beatificación de Pironio, tiene previsto reunirse hoy para analizar el caso de Juan Manuel Franco, un bebé que se recuperó tras haber tragado purpurina y quedar al borde de la muerte.

Pironio nació en Nueve de Julio el 3 de diciembre de 1920. Fue rector del Seminario Metropolitano de Buenos Aires, decano de la Facultad de Teología de la Universidad Católica Argentina y visitador apostólico de las universidades católicas del país. Se desempeñó como obispo auxiliar de La Plata y fue padre conciliar en las sesiones III y IV del Concilio Vaticano II.

Asimismo, fue secretario del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) con una importante participación en la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Medellín (1968).

Fue nombrado obispo de Mar del Plata el 27 abril de 1972 por el papa Pablo VI, cargo en el que estuvo tres años. En 1976 fue ungido como cardenal. Luego, Juan Pablo II lo designó como prefecto del Dicasterio para los Religiosos, especialmente comprometido en fomentar y apoyar la renovación conciliar de los religiosos.

A partir de 1984, como presidente del Consejo Pontificio para los Laicos, Pironio eligió tres prioridades: formación, comunión y participación. Se comprometió, en sintonía con el papa Wojtyla, en la promoción y el discernimiento de los nuevos Movimientos Eclesiales, pero su corazón estaba dirigido sobre todo a los jóvenes.

Su nombre está ligado a las Jornadas Mundiales de la Juventud y a los encuentros, de los que fue uno de los iniciadores.

Los últimos años de su vida estuvieron marcados por la enfermedad. Falleció el 5 de febrero de 1998. Algunos medios lo describieron como el obispo argentino más distinguido de la historia. Fue declarado Siervo de Dios el 23 de junio de 2006.