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Arte y Espectáculos 27 de agosto de 2023

El Nirvana, de la prehistoria del rock local a la actualidad de su nueva música

Activos, ya editaron un disco con las canciones de los 70, planean homenajes a bandas inspiracionales y siguen componiendo un rock instrumental, sinfónico y progresivo. Por qué decidieron volver a juntarse.

Cepeda, Figliuolo, Rossini y Buono: la versión 2023 de El Nirvana.

En 1976 orillaban los 20 años. Influenciados por el budismo y el rock progresivo, crearon El Nirvana, un grupo mayormente instrumental, de avanzada para la época que dio vida a composiciones musicales que, hoy, a sus 67, los sorprende por la complejidad. Solo estuvieron activos dos años, tiempo suficiente para encaminar sus carreras como músicos de orquesta y para alimentar lo que ellos mismos llaman “la leyenda de El Nirvana”.

Pasaron más de cuatro décadas, llegó una pandemia, un apagón mundial que los obligó a mirar para adentro y para atrás. Y, tecnología mediante, se reencontraron aquellos tres pibes: Roque Figliuolo (batería), Rubén Cepeda (guitarra) y Daniel Buono (bajo eléctrico). Ya no tan pibes, pero igual de entusiastas con la música y los proyectos que devienen de ella. Entonces reeditaron El Nirvana, versión 2023, y le sumaron un nuevo integrante: Alejandro Rossini en flauta.

En los años 70, la agrupación también contó con el trabajo de Eduardo Sequi, Mauricio Bruni, Sergio Tuvorevsky, Gabriel López y Adrián Baldoni. Incluso el artista plástico Cristian Daalgard era el encargado de las visuales del conjunto.

El nuevo impulso del siglo XXI los llevó a editar un disco con el sello El Viajero Inmóvil, que contiene aquella primera música. El estímulo alcanzó para versionar la música de Astor Piazzolla a propósito del centenario de su nacimiento y para crear nuevas canciones, armar ensayos (algunos de ellos a distancia, por la cuarentena) y recitales. Hasta hicieron un homenaje a una de sus bandas inspiracionales: Jethro Tull.

“Siempre digo que somos la prehistoria del rock en Mar del Plata”, ubica Cepeda en una charla con LA CAPITAL. “Muchos piensan que el rock empezó en los 80 con los Festivales de la Juventud. Pero venía de antes y aún antes de nosotros había otros grupos, en los 60”.

Y sigue: “El 15 de octubre del 76 fue el primer concierto, así que habremos empezado después del verano”. Buono rememora: “Me acuerdo que estábamos en el Conservatorio, éramos los dos compañeros y me preguntó si me interesaba ingresar a un proyecto. En ese momento yo no estaba haciendo nada, había dejado un grupo anterior”.


Nirvana23


La ebullición musical era una constante en una ciudad que empezaba a sentir la brutalidad del gobierno dictatorial. “El 24 de marzo de 1976 éramos alumnos del Conservatorio. Justo se habían iniciado las clases ese año y a la semana siguiente vino el golpe (de Estado). Recuerdo que el rector del Conservatorio nos pidió que, para poder seguir cursando, nos cortáramos el pelo y afeitáramos la barba. Con Rubén teníamos los pelos por acá (señala los hombros) y unas barba tupidas”. Por supuesto, no se afeitaron ni se cortaron el cabello, pero siguieron con clases particulares de música y algunos emigraron a Bellas Artes de La Plata, para continuar su estudios.

– ¿Qué es lo que los motivó a volver?

– Cepeda: Cerrar, cerrar.

– Buono: Una cosa que nos quedó pendiente. Y tuvimos la suerte de que El Viajero Inmóvil nos editó el disco. Creo que duramos más en esta etapa que en aquella.

– Cepeda: El Nirvana nos abrió la puerta para hacer nuestras carreras de instrumentistas sinfónicos y ahora que nos estamos jubilando es justo que PAMI nos pague para hacer lo que queremos.

– ¿Cómo hicieron para que las canciones no envejezcan?

– Cepeda: Desde mi punto de vista, una cosa importante: cuando volvimos a tocar estos temas, me causó mucha sorpresa lo loco que estábamos en esa época, porque tocamos cosas ya muy difíciles y elaboradas. Ahora mismo, con toda la experiencia que tenemos, el conocimiento y los estudios realizados me resulta de gran dificultad. Siendo jóvenes estudiantes del Conservatorio, ya en esa etapa tocábamos estas dificultades.

– Buono: A las reversiones que tocamos de los temas viejos siempre le vamos cambiando alguna cosa, aggiornando, entonces eso hace que uno lo toque con interés. Es como una forma atemporal, digamos.

– Cepeda: La ventaja que tenemos ahora es poder cerrar un poquito mejor los arreglos, que a veces en aquella época nos dispersábamos más en la improvisación, en la zapada rockera y ahora ya le damos mejor formato. Y lo otro importante es que ahora contamos con más calidad de sonido e instrumentos. En esa época tocábamos con lo que nos habíamos podido comprar, que eran instrumentos bastante baratos. Ahora nos damos al gusto de tocar con instrumentos que realmente suenan y entonces cada cosa que hacemos también nos sorprende, antes para hacerla sonar así nos costaba muchísimo.

– Alejandro, sos la reciente incorporación. ¿Cómo se dio esta amalgama?

– Rossini: Me incorporé hace dos años más o menos. A Rubén lo conozco por la actividad que tenemos en la Orquesta (Sinfónica Municipal) y la Banda (Sinfónica Municipal). Pero lo conocí cuando yo era apenas un adolescente, un niño prácticamente. Yo tocaba el teclado, uno de mis primeros instrumentos, y la flauta dulce. Rubén era amigo de mi papá, apareció con un proyecto de hacer música beat y ahí lo conocí. Fue mi primera experiencia musical. Después, hace dos años Rubén me dijo que necesitaban un flautista y yo he tocado desde muy joven este tipo de música. A mí el rock sinfónico siempre me gustó.

– Te sentiste cómodo desde el vamos.

– Rossini: Lo bueno de ellos es que tienen mucha experiencia musical y me encantó porque me dejaron ser un poco libre dentro de lo que están haciendo, me puedo expresar y por lo que he visto la cosa funcionó, porque también a veces es difícil incorporarse cuando tres músicos están muy afiatados y ya tienen un sonido… Ha pasado con grandes músicos.

– ¿Había público? ¿Formaron uno nuevo?

– Cepeda: Están todos jubilados (risas). En principio va mucha gente que estuvo alguna vez en algún concierto. Muchos amigos, la familia que nos apoya siempre, y muchos chicos jóvenes que descubren el proyecto y les gusta.

– Buono: Y después había gente que a veces escuchó hablar de nosotros, pero que no tenía idea, nunca nos había escuchado en vivo y apareció. A muchos les llegó “la leyenda de El Nirvana”.

– ¿Por qué leyenda?

– Buono: Porque éramos un grupo de los años 76, 77 más o menos que fue cuando más recitales dimos. La gente nos comentaba (en las redes sociales) eso, pero muchos no habían nacido, eran muy jóvenes o niños para ese momento. Les llegaba el comentario de parientes o amigos que habían existido grupos de rock en la década del 70, entre ellos, nosotros.

– ¿Qué viene ahora?

– Cepeda: Va a salir un nuevo CD por este mismo sello, que va a contener todos los trabajos hechos en pandemia, más algunas nuevas composiciones y algunas otras que todavía no tocamos, que tocábamos antes y que vamos a reciclar. Después hicimos el homenaje con Jethro Tull, la idea es hacer ese tipo de trabajo con grupos como Emerson Lake and Palmer, Yes…

– Buono: Se cumplen cincuenta años de 1973, un año que fue muy creativo para el rock progresivo internacional, porque bandas que nosotros admiramos editaron discos que fueron icónicos. Yes, Jethro Tull, “El lado oscuro de la luna” de Pink Floyd. Para mí, cada disco fue muy sorprendente y me cambió toda la forma de pensar la música y la forma de tocar. Yo pasé de ser un muchacho que aprendía y sacaba los temas de oído con la música de Creedence, que era muy básica, es hermosa y todavía me sigue emocionando, pero muy básicos todos los temas de John Fogerty. Los sacamos con tres o cuatro acordes y todo lo otro que apareció, como Jethto Tull, era para estudiar, no era tan fácil.